El desequilibrio conceptual de la política ya tiene su mayor exponente, nada más y nada menos que el candidato del oficialismo, el señor Nicolás Maduro. Hemos visto en los últimos días todo tipo de eventos donde se evidencian manifestaciones, poco emotivas y cautivantes,  de descontrol y fracaso  absoluto de las estrategias de pre campaña que diseñaron los oficialistas y que han terminado favoreciendo a la oferta opositora hoy acorazada por el sentimiento, la fe y la esperanza del pueblo venezolano.

Existen millones de venezolanos de la tercera edad jubilados y pensionados que están siendo bombardeados con ofertas engañosas para amarrarles su voto y doblegar su voluntad de cambio. Promesas de bienestar nunca cumplidas en revolución en materia alimentaria, salud y recreación, ajuste e incremento circunstancial electoral de la pensión y la creación de un ministerio que se encargue de este sector desatendido  por décadas por el estado y vulnerado en todos sus derechos constitucionales pone a consideración de la empobrecida y humillada población el alto grado de crueldad y miseria con que el régimen actúa.

Los índices desproporcionados de deserción escolar, deterioro del sistema educativo, muy baja calidad de lo que aún queda en pie, con docentes sin ningún tipo de incentivos, beneficio o al menos un salario aceptable,  señalan el camino socialista  tomado hace años y el interés que el candidato Maduro tiene por el progreso del país. Observar recientemente un docente en medios oficiales acompañado de la vice presidente de la república manifestar estar complacido por haberse convertido en Chichero, evidentemente por haber abandonado su profesión que hoy se ejerce en modo esclavismo. El gremio magisterial está siendo sometido, forzado, presionado chantajeado y obligado a alinearse  en medio de una debacle sin precedentes, con la estructura fantasiosa, difusa y dispersa del 1 x 10 y ahora multiplicado por 7 para suplir deserciones en toda la estructura oficialista que aceptaron públicamente que están reconfigurando sin resultados positivos y grandes  dificultades en el cumplimiento de metas mínimas, antes inaceptables.

Escuchar al líder de la revolución y candidato del PSUV decretar a las moto piruetas como deporte nacional, muestra el alto grado de locura, insensatez e irresponsabilidad en tamaña decisión efectista, de consecuencias impredecibles, cuando los hospitales públicos de todo el país están colapsados en sus espacios físicos y disponibilidad financiera para atender accidentes de motorizados. Ya es un gran problema de salud pública que se escapa de la capacidad para atender esta creciente demanda considerada incontrolable.

Observar al Sr. Maduro para algunos presidente de la república , con más de 60 años de edad entre pecho y espalda, tirarse encima a sus guardaespaldas buscando notoriedad, tratando de generar la sensación de la emoción que sienten sus minimizados seguidores al verlo, que desean tocarlo, abrazarlo, aclamarlo, cargarlo y ovacionarlo es algo ridículo, deprimente y absurdo, cuando tiene un rechazo de casi 90 % del país, que vive en condiciones de pobreza por el fracaso del modelo socialista del cual es el su máximo exponente y principal responsable de sus  resultados.

Declarar que sectores de oposición que buscan atentar contra él le obligan a no anunciar sus actividades con antelación y le toca aparecer sorpresivamente en sus actividades, atendiendo una necesaria prevención por su seguridad es algo inaudito cuando estamos a semanas de lograr su salida por la vía constitucional democrática y electoral.

Esto por nombrar algunas de sus parodias siempre con poco público que sorprenden todos los días a quienes andan en la calle buscando medio para completar un real,  que permita la subsistencia de sus familias.

Los venezolanos sabemos a qué nos enfrentamos. La ostentación, desenfreno y frenesí  en la  precampaña electoral se hace presente en el sector oficial, en todo el andamiaje electoral diseñado por ellos y sus cientos de asesores, que nos han conducido a escenarios llenos de ilegalidad,  corrupción, perversión, irregularidad y ventajismo.

Sin embargo estos escenarios que revisten características desventajosas han surtido un efecto negativo para sus impulsores. El propio candidato oficial de la revolución le ha tocado superar las barreras de lo imaginable e  inimaginable, ya la vista de todos, se  extralimita en su desempeño como candidato presidencial convirtiéndose en un showman poco original,  que muestra sus costuras y la de sus aliados frente a las cámaras sin pudor ni recato alguno.

Maduro ya no hace campaña para él. Asombrosamente  en sus abusivos y tediosos programas televisivos diarios en medios del estado y redes sociales,  sorprendió al país cuando salió con los pendones de sus candidatos opositores complacientes y tarifados como Luis Eduardo  Martínez de Acción Democrática , Daniel  Ceballos de Voluntad Popular y Antonio Ecarri de Lápiz, dedicándoles un tiempo importante vendiendo sus imágenes y organizaciones, degradadas y cuestionadas , tratándoles de patarucos , usurpadores y flojos y se le olvido aquel refrán que dice “ de tal palo, tal astilla” que se emplea para referirse a las personas que imitan o adquieren algunas características o cualidades de sus padres o del entorno donde proceden.

Otro beneficiado de la promoción forzada del candidato del PSUV es José Brito de Primero Justicia, un toro que pareciera castrado por su voluminosa figura, que muestra la buena vida que lleva, con poca embestida, sin casta, que solo brama cuando hay mana. Desde hace años está cómodo bajo la sombra de la revolución decadente pero complaciente con sus incondicionales.

Con esta realidad contundentemente va quedando demostrado lo que hemos afirmado muchos ocupados de la política. Maduro logró construir una oposición a su medida  que terminaron no dando la talla y hoy le toca al propulsor de la judicialización, secuestro,  eliminación y creación de los partidos vigentes y execrados del sistema, tener que arrear a quienes pensó que con una buena inversión podía sacarles un buen provecho, para construir su distante e imposible reelección o permanencia en el poder.

Hoy existe un espectro partidista que casi en su totalidad domina el oficialismo, también un gran número de organizaciones que el CNE no ha permitido su renovación o actualización y más de 200 solicitudes de nuevos partidos nacionales y regionales represadas durante años, que no han sido tramitadas por el secuestrado, controlado, inoperante y sesgado ente rector que solo atiende a los intereses del partido de gobierno y sus apéndices. Para este proceso electoral inédito, arbitrario y viciado solo los nuevos  partidos que prometieron hacer causa común con el régimen imperante tuvieron la oportunidad  de ser aprobados sin cumplir mayores requisitos que ser amigos, y socios agraciados del régimen en el objetivo de darle continuidad al sistema socialista. Situación similar se le atribuye su  origen oscuro  a muchos partidos  que hoy son postulantes con candidatos propios que dividen a la unidad nacional hoy mayoría en el país, que representa Edmundo González apuntalado por María Corina Machado.

El candidato Maduro tiene ahora demasiado trabajo y asuntos que atender. Debe ocuparse de su campaña y sobrellevar un tiempo más su cúmulo de mentiras, falsas promesas y manipulaciones además de las de sus socios y  aliados, que descaradamente  trabajan por  un solo objetivo, evidentemente ya acordado y negociado. Le toca dormir con un ojo abierto y otro cerrado, escuchando incesantemente el trinar de la derrota.

Estamos claros que aún le quedan  muchos recursos que le brinda el control de las devastadas y desmembradas instituciones, a los cuales puede apelar, para intentar frenar a la fórmula opositora, con la  gran e insuperable dificultad que el pueblo venezolano lo quiere fuera de Miraflores  y no tendrá una base de sustento por haber llevado  su revolución heredada a ser una detestable minoría. La única manera que el señor Maduro no pierda el 28 de julio las elecciones presidenciales, es que las suspenda, porque manipular los resultados le será imposible ante un pueblo decidido, unido y organizado, dispuesto a defender sus votos y el resultado que se espera, que no es otro que el triunfo de Edmundo González, como nuevo presidente de Venezuela.

Lo dice María Corina Machado, quien lidera esta gesta libertaria: «Vamos a ganar y vamos a cobrar»

No tengan duda de eso. Venezuela será libre.


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