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El cosmoestadismo y las ZEDE

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La descripción de la episteme presenta, pues, varias características esenciales: abre un campo inagotable y jamás puede ser cerrada; no tiene como fin reconstituir el sistema de postulados, al que obedecen todos los conocimientos de una época, sino recorrer un campo indefinido de relaciones

Michel Foucault – La arqueología del saber

I La política ante los cambios históricos, epistemológicos y tecnológicos

Uno de los grandes problemas de la historia para América Latina ha sido el mantenerse estático ante los debates socio-históricos, los cuales, en muchas ocasiones pretenden limitar los aspectos políticos y económicos entre el marxismo y el capitalismo. Por ejemplo, el madurismo ha sido la mayor perversión política del siglo XXI en América Latina, intentando imponer una especie de confucionismo asiático, con una simbiosis de sistemas, uno autoritario en lo político, y otro convertido en lo más liberal en lo económico, creyendo que esa forma sería la más conveniente para una nación como Venezuela, y cuyo resultado ha sido lo peor de las catástrofes sociales generadas en el continente: miseria, hambre, pobreza, migración y violaciones de derechos humanos.

¿Y por qué ocurre un fracaso de esta magnitud en términos políticos y económicos? Si analizamos los contextos entre la aplicabilidad de los modelos por continentes, y se intenta deconstruir una epistemología, sólo basada en uno de los dos aspectos señalados, forzando a la otra, el resultado será como una operación matemática de resta, es decir, 1 – 1, lo que sería igual a 0; pero sí, por el contrario, se ajustan ambos términos, la operación sería igual a la sumatoria de 1 + 1, cuyo resultado nos daría 2, y por ende, estaríamos como señala Foucault (1970) en un campo que asocia los estadios de las indefinidas relaciones, y por supuesto, el crecimiento estaría hacia un conducción de aspectos relevantes hacia el resto de las ciencias sociales y naturales no en términos positivistas, sino positivos en beneficio del desarrollo de la humanidad.

O sea, después que vemos enormes fracasos como el madurismo en Venezuela – y por ahora, solo nos limitaremos en el espacio de América Latina – es evidente, que cuando se intenta imponer una doctrina, hablando del socialismo, es porque sus ejecutantes políticos ignoran por completo el nivel del estadio histórico y socio-tecnológico de la humanidad. Verbigracia; antes de que Smith o Marx aparecieran con sus respectivas tesis, la historia apenas continuaba definiendo los términos de colonialismo, esclavismo y feudalismo como sistemas económicos imperantes, entre aquella transición histórica iniciada en la edad media hasta la edad moderna, para que después comenzaran los debates entre el capitalismo y el marxismo -derivado en socialismo-  dentro de las estructuras políticas que en el caso de Latinoamérica estuvieron sujetas por etapas de independencia que fueron muy sangrientas en unas naciones, y en otras con menos derramamiento de sangre, y por ende, más orientadas por negociaciones, pero con una amplia influencia política y militar, donde, las nomenclaturas sociales y económicas de la época fueron el eje de tales luchas.

Por ello, la política del siglo XXI que no comprenda que los procesos no son impuestos, sino que éstos nacen de las necesidades sociales, que a su vez, generan los cambios económicos, y que ambos están originados por la creación histórica, epistemológica y tecnológica de los seres humanos, pues, se termina en enormes fracasos que derivan en la destrucción de naciones enteras, y de allí, que América Latina, aún no haya encontrado una clara consecución de lo que hemos denominado el BCD del progreso: bienestar, crecimiento y desarrollo. Es decir, la política arcaica de los Estados y gobiernos de América Latina, entronizada por supuestos(as) “líderes(as)” quienes, desde posiciones de poder en vez de éstos facilitar a sus ciudadanos y pueblos la amplitud de las potencialidades cognitivas para el ejercicio y la evolución del progreso; simplemente, aquellos reducidos en sus limitaciones pensativas, consideran que son las visiones que emanan del poder, los estadios que deben dirigir y concretar lo que serían “políticas de Estado”.

En tal contexto, en América Latina han surgido las Zonas de Empleos y Desarrollo Económico (ZEDE) en varios países de la región, y en donde Centroamérica con El Salvador, Costa Rica y Honduras con sendas inversiones están marcando espacios diferentes por cambiar las realidades de pobreza, desempleo y migración, como principales problemas sociales que se han convertido en lastre para el continente, entre otras variables por ignorar o desconocer, precisamente los componentes de la política ante los cambios históricos, epistemológicos y tecnológicos.

II ¿Cuál es la visión política y económica que debería emerger en América Latina?

América Latina si bien ha extendido y realizado aperturas con nuevos socios de Asia, fundamente con China, la realidad no puede quedar implícita por algunos países de la región en ser desconocida o ignorada por los aspectos ideológicos; porque allí no habría posicionamiento político, y menos económico, creyendo que el segundo consolida el primero, como una manera de forzar de manera discreta sus intereses de hegemonía, siendo el madurismo quizás la principal referencia de este oxímoron.

Al revisar los índices de Capital Economics por parte de Shearing (2023), los cuales sugieren distintas alianzas geopolíticas entre Oriente y Occidente, y aunque existen múltiples variables post-pandemia que han afectado los mercados, Estado Unidos continúa manteniendo una enorme diferencia sobre China en la orientación de los capitales, aunque cuantitativamente la potencia asiática se haya expandido a un mayor número de naciones a escala global. Desde esta perspectiva, encontramos que tales datos interpretados por Wolf (2023), señalan entre otras variables:

El bloque chino representa la mitad de la superficie terrestre (fuera de la Antártida), en comparación con el 35% del bloque estadounidense. También alberga a una proporción ligeramente mayor de la población mundial (46%, en comparación con el 43%). Pero, sigue generando solo el 27% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, casi todo en la propia China, frente al 67% del bloque estadounidense. Esto se debe, fundamentalmente, a que la mayoría de países de altos ingresos del mundo, se encuentra en este bloque. (párr. 7)

Si comprendemos que los procesos económicos y sociales son generados por las necesidades de los ciudadanos y empresas, y no por las orientaciones de las cúpulas de los Estados y gobiernos, la lógica ante esta realidad económica para América Latina debería estar conforme por estadísticas y por la naturaleza de esos hechos, para ver como la toma de decisiones tendrían éxitos hacia el futuro, y es allí, que si bien la mayoría de naciones tienen relaciones y tratados de conveniencia económica con ambos bloques, sólo aquellos que reconozcan cifras semejantes, pues, obtendrán mayores acciones de carácter positivo hacia sus naciones; máxime por la cercanía del continente hacia quien representa el primer bloque económico del planeta; siendo esa otra causa, por la cual un régimen como el madurista ha fracasado en sus políticas de expansión económica, aunque la mayoría de sus orientaciones económicas hayan sido liberales en sus tiempos recientes; básicamente porque las decisiones políticas que deberían estar soportadas con los espacios de facilitar los procesos de llegada de capitales sobre quienes representan el principal bloque de inversiones.

Verbigracia; no se trata que los países de América Latina orienten o tomen sus decisiones en función de un solo bloque, sino que ambos sean considerados, inicialmente con la representación de cada uno de ellos en ese plano geoeconómico, y luego validando las estructuras de los capitales invertidos en aquellos espacios y nomenclaturas que sean afines con las necesidades de cada país, y que por ende, sean ajustados con los bloques de investigación y producción de bienes y servicios, conforme con las potencialidades, y también debilidades de las naciones; pero nunca condicionar las decisiones políticas en relación con la economía, sobre variables ideológicas, porque se evidencia, que los resultados serán negativos hacia los factores sociales. Allí está una, entre otras, decisiones que ha hecho del madurismo y de naciones con visiones políticas similares, de las causas y consecuencias de sus estruendosos fracasos en la región.

En este plano, América Latina si desea evolucionar sus condiciones de vida para la mayoría de sus pueblos, no puede obviar las cifras reales y absolutas de la economía, máxime cuando el fenómeno de la globalidad es el que marca los prototipos de otro esquema de relevancia contemporánea a través de la biotecnología.

III El cosmoestadismo y las ZEDE: Otro nivel de economía superior

Y ante un mundo cuyos puntos cardinales de la humanidad se centran en el conocimiento, educación, ciencia e investigación (CECI), donde resultan las principales fortalezas para generar sólidas economías y desarrollos sociales; son tales procesos los que nos conducen hacia la biotecnología como eje fundamental del porvenir en todos los esquemas productivos de la sociedad, entendida ésta no como un conjunto de ciudadanos realizando múltiples quehaceres, sino como una constante reciprocidad de obligaciones y derechos entre todos sus miembros, que son los que garantizan que cada generación cognitiva que ha sido debidamente concretada en acciones humanas, a su vez, se convierta en una innovadora forma del progreso contemporáneo.

El siglo XXI ha venido a transformar cualquier forma de conocimiento. Atrás están quedando las operaciones con grandes cantidades de papel moneda, porque ahora el efectivo está en el dinero digital y los cripto-activos. Los mapas ahora son satelitales. Realizar una consulta sobre un documento o libro, ya no es necesario acudir a una biblioteca porque la encontramos en los archivos informáticos. Las ponencias o conferencias se hacen globales, sin importar la ubicación geográfica de los expositores; y hasta la medicina ha encontrado en los equipos de última generación, mecanismos para realizar cualquier diagnóstico sin estar in situ ante un paciente en cualquier centro hospitalario. Cualquier cantidad de videos en un área determinada solo basta observarlos desde una aplicación. Los resultados de elecciones se pueden verificar y auditar en tiempo real; y todo esto ocurre con la auténtica democratización que ha tenido la humanidad: la tecnología.

De esta manera, tenemos que El capital (1867) fue un componente de crítica sobre los principios económicos de ese entonces por parte de Karl Marx y cuya teoría comenzó a escribirse hace más de 150 años, casi un siglo después de La riqueza de las naciones (1776) con autoría de Adam Smith, y cuando ninguno, quizás imaginó el nivel de desarrollo tecnológico que habría en los términos humanos con la post-revolución industrial, ambas teorías en este tiempo se han convertido en marcos referenciales; pero, el pretender sentar las bases geoeconómicas y geopolíticas, desde estas posiciones, no sólo resultaría contradictorio, sino que vendría incluso a desconocer los avances epistémicos del ser humano, durante más de dos siglos.

Así, desde una concepción de debate entre lo que se ha llamado capitalismo para unos y socialismo para otros, y desde el establecimiento de la biotecnología como factor esencial de lo que será el siglo XXI; es evidente que avanzamos hacia una nueva etapa económica, la cual hemos denominado cosmoestadismo, la cual necesariamente debe estar al servicio de la humanidad, pero nunca de las transnacionales globales de la informática; es decir, la tecnología nos ha permitido avanzar en todos los campos de ese nuevo conocimiento, pero apenas se diseña la configuración de los avances biotecnológicos.

Si el cosmoestadismo se articula en la dimensionalidad de las llamadas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico en permitir que el desarrollo de los pueblos sean en función de los equilibrios ambientales y facilitando los espacios para la creatividad, donde el pensamiento de la inteligencia humana, y no de la “inteligencia artificial” – para nosotros respuesta tecnológica – sea el corazón de toda acción humana, se habrá dado un salto cualitativo fundamental hacia sistemas cada vez más descentralizados, y en donde los Estados o gobiernos, sólo cumplan con sus roles esenciales de educación, salud y servicios públicos; porque el cosmoestadismo tendrá los mecanismos de autorregulación desde la propia biotecnología para favorecer la conciencia ciudadana; y es allí, donde está la principal lucha, para evitar que esa nueva forma superior económica, pero también ciudadana, no sea una simple “inteligencia artificial”; porque las emociones son parte de los seres y humanos; y lo más importante, que el cosmoestadismo no sea un ejercicio que pudiera llegar hasta el poder de neodictadores, o hacia el control absoluto de los dueños de las grandes multinacionales de la comunicación digital.

Si las ZEDE, y desde América Latina encuentran los procesos adecuados para que el cosmoestadismo se convierta en un canal de trabajo mutuo, cada vez habrá más inversiones en un contexto financiero de permanentes iniciativas; y es algo por lo cual, aún tenemos que diseñar el cómo serán tales espacios hacia el porvenir. Por lo pronto, las ZEDE son las primeras creaciones que apuntan hacia la diversidad de inversiones, pensamientos y desarrollo en función de que tengamos una humanidad al servicio de la vida. Ese es el cosmoestadismo que necesita el planeta.

@vivassantanaj_

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Referencias

Foucault , M. (1970). La arqueología del saber. Buenos Aires. Siglo Veintiuno Editores.

Shearing, N. (27 de noviembre de 2023). Seven themes for 2024. Capital Economics. Recuperado el 27 de mayo de 2024. https://www.capitaleconomics.com/blog/seven-themes-2024

Wolf, M. (30 de noviembre de 2023).  DF conexión a China. EE UU conserva la ventaja económica de su rivalidad con China. DF Diario Financiero. Recuperado el 27 de mayo de 2024. https://www.df.cl/opinion/columnistas/df-conexion-a-china-eeuu-conserva-la-ventaja-economica-en-su-rivalidad


El autor es doctor en Educación. El ensayo corresponde estrictamente a la visión del investigador, y no necesariamente con posiciones de las organizaciones mencionadas

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