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El carácter que puede vivir en campo abierto 

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Hay quienes lucen como niños en su andar, requieren constante supervisión y la diafonía de una voz paterna que les fortaleza con aprobación, al tiempo que corrige con restricciones. Todo esto, no para doblegar impetuosas operaciones, al contrario, para formar con gracia la firmeza y el apresto que solo un corazón maduro puede tener, siendo dependiente a lo sumo del cielo.

Los tiempos se juntan, revuelven y hasta se repiten muchas veces, no hay quien los detenga, revestidos de bríos y amnésicos tantas veces. No se miden para remitir pesares o repetir reproches, traen todo tipo de recuerdos y se visten de gala con lutos ajenos. Levantan estructuras de cárceles y secuestran años con silencios sollozantes, hasta que los ojos se iluminan y un nuevo vuelo se reactiva.

Vivir con la cadena corta es tan necesario para algunos y agobiante para otros, empero resulta totalmente necesario según las temporadas que se tengan a la mano. Habrán momentos de revanchas entre el corazón y los discursos personales, en la psiquis de cada ser. Decidir no amilanarse por causa de la restricción, sino gozarse de ella, es lo más correcto, ya que donde la hay es por causa del propósito que abunda, en la línea de lo eterno, y se sustenta sobre el firme riel del amor.

Entre barreras de membranas, se sustenta la vida biológica de las células y los organismos, cuánto más, no se sustentará la vida del espíritu entre barreras semipermeables del amor, que preserva, filtra selectivamente, retiene lo esencial, y restituye el equilibrio perdido excretando lo que hace daño. Una vida sin límites se condena a sí misma a pronto óbito.

Si se desarrolla un carácter noble, flexible adaptable en el marco vital, y listo para ofrecerse voluntariamente cómo cordero, uno, que se encuentra sometido ante la mirada y los designios eternos. Probablemente, se estará en condiciones de vivir en campo abierto, ya que el oído atenderá a la voz oportuna del que guía con familiaridad y celeridad. Los pasos no serán desviados, por el contrario, se mantendrán firmes y rebosantes en gracia como quien danza al andar.

Dado esto, es factible imaginar dos formar de vivir, una con la cadena corta por poseer ausencia de carácter e impetuosidad desmedida; o forjando el carácter y temple que permite habitar en campo abierto. Todo con la total libertad en áreas dominadas como corderos y restringidos, a voluntad, por la directriz del que guía.

@alelinssey20

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