Venezuela no es el centro del mundo ni pretendemos que así sea. Pero si de algo debe servir el drama venezolano es para mostrarle a quienes no lo han vivido directamente, el poder destructivo del comunismo. Si de algo fuimos víctimas los venezolanos fue de nuestra propia soberbia, esa que nos llevaba a repetir sin cesar que aquí no, que Venezuela “no era Cuba” y que lo nuestro era diferente porque “no éramos una isla”. Hoy la realidad es más que gráfica, hasta balseros tenemos.
Hay quienes en Latinoamérica dudan sobre la capacidad moral de los venezolanos para darle consejos a otros países. Quizás tengan razón, que el chavismo haya permanecido más de veinte años en el poder es responsabilidad de todos y cada uno de los venezolanos, los que le votaron y los que no. Algo no hicimos bien como pueblo antes y durante esta etapa tan trágica de nuestra historia para que el resentimiento y el odio se hicieran un proyecto político y ganara elecciones. Pero que nos hayamos equivocado no nos prohíbe contar lo que hemos vivido y no se trata de creernos con superioridad moral, se trata de dar testimonio. Si la región prefiere no escucharlo, no podemos hacer más que esperar que el tiempo y el peso de los hechos hagan su trabajo.
Allí tenemos a Argentina, a las puertas de regresar al poder al kirchnerismo, quienes volverán no solo a vengarse sino con pretensiones de no irse jamás, al menos por las buenas. El kirchnerismo ya probó el sabor de abandonar el poder y no querrán comer otra vez de ese plato. El comunismo es así, llegan para destruir y destruyen para llegar, si no que lo diga Ecuador. El caso ecuatoriano es más que preocupante, porque hay quienes subestiman que esto se trata de un movimiento transnacional que en los últimos años ha perdido fuerza y que ha emprendido una ofensiva para regresar, utilizando todos los medios a su alcance.
Si ustedes quieren ver lo que significa descaro e hipocresía solo tienen que escuchar lo que decía el siempre ególatra y pretencioso Rafael Correa cuando se desarrollaban las protestas pacíficas en Venezuela y lo que manifiesta hoy de los actos vandálicos en Ecuador. Hasta adelanto de elecciones anda pidiendo, lo mismo que pedía la oposición venezolana en un tiempo y por lo cual fue calificada de “golpista” por Correa y sus compinches. Pero es normal en ellos, esta gente no sabe de vergüenza y su mejor trabajo siempre ha sido mentir. La región debe aprender no de nosotros, sino de la historia. Los hechos se producen para estudiarlos, no para ignorarlos; si no lo hacemos, no saldremos de este círculo vicioso de ruina y destrucción que nos ha perseguido por generaciones.
@BrianFincheltub