Apóyanos

Diálogo: ¿entre quiénes y para qué?

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email
Venezuela- Alemania

Foto: Yuri Cortez / AFP

Pasó el día 5. Ocurrió lo que tenía que ocurrir. Ahora es cuestión de entender bien cuáles son las opciones realistas para conseguir los objetivos que nos proponemos aquellos que aspiramos al restablecimiento de alguna dosis de normalidad institucional, pero teniendo también presente que una determinante mayoría tiene como primera prioridad asegurar los “tres golpes diarios” o al menos dos, si se pudiera.

Maduro y secuaces, desafiando toda decencia y pisoteando cualquier residuo de legalidad, consiguieron instalar su parapeto de Asamblea Nacional. En las Naciones Unidas hay 193 países de los cuales varios importantes no reconocen a la dictadura usurpadora (Estados Unidos, Canadá, Brasil, etc.). Otros igualmente importantes sí la reconocen (China, Rusia, India, México, Argentina, etc.). Unos (menos de sesenta) siguen reconociendo a Guaidó con algunos de los atributos legales y protocolares de su interinato mientras simultáneamente aceptan en su territorio  la representación de Miraflores. Paralelamente otros (Unión Europea) han redactado cautelosos comunicados en los que no se deja totalmente claro si el reconocimiento a Guaidó es como jefe interino del Estado, ”primus inter pares” o tan solo como uno de los “actores” del complejo mundo de la oposición venezolana cuya diversidad incluye desde quienes han estado jugándose la vida y la libertad desde el suelo patrio, los miles  que –como el suscrito-  desempeñamos algún papel desde el exilio, los que parecen haber tirado la toalla al declarar finalizado su período legislativo y hasta aquellos que desde la flamante e ilegítima AN se presentan como la  “oposición” que resulta aceptable para los amos del poder.

Un análisis realista como el que reclamamos al principio de estas líneas nos revela que –al menos al día de hoy– la causa democrática está bastante menos bien que ayer. Pero… hay una anécdota histórica acaecida el 14 de septiembre de 1923 en el estadio Polo Grounds de la ciudad de Nueva York, cuando el legendario campeón mundial de box Jack Dempsey puso en juego su título de peso pesado frente al argentino Luis Ángel Firpo, quien hacia el final del primer round logró acorralarlo contra las cuerdas para luego sacarlo del ring con certero golpe. El campeón cayó aparatosamente encima de los pupitres de la prensa, pero pronto se levantó, se reincorporó y regresó al ring para dejar a Firpo knock-out en el segundo asalto. ¿Pudiera tal cosa repetirse en esta menguada hora?

El caso de Dempsey con Firpo era de uno contra uno. El nuestro presenta a uno de los actores del duelo (la oposición) como un ente amorfo, supeditado a tensiones y agendas que poco contribuyen para generar sinergias que puedan llevar al éxito. La tentación inicial es la de tirar la toalla y esperar que el proceso natural de putrefacción derrumbe la estructura del mal.  Quienes en alguna forma creemos tener un papel que desempeñar –en nuestro caso como académicos y formadores de opinión– no podemos permitirnos tal actitud de cara a la patria, nuestros hijos y nuestros nietos que mañana nos lo reclamarían. El rol del líder implica llevar en alto la antorcha de los valores para alumbrar y esclarecer el camino de los liderados que para ello deben depositar su confianza en él.

Este columnista le pregunta a usted, lector: ¿tiene confianza y fe en alguna de las figuras que se disputan el liderazgo de la oposición? Nuestra respuesta es rotundamente negativa, aun cuando todavía rescatamos la imagen de Juan Guaidó como hombre recto, bien intencionado y valiente que ha comprometido la tranquilidad de su familia en un esfuerzo que hoy más que nunca precisa apoyo y no más desunión.

Vendrán días difíciles, especialmente a medida que se vaya develando la estrategia que seguirá la administración Biden. El posible “diálogo” o negociación que vaya a producirse requerirá grandeza de visión y flexibilidad para entender que mientras no estemos en posición de imponer condiciones se precisará colocarse el trapo en la nariz y aprender de las otras transiciones exitosas que han ocurrido recientemente (Chile, España, El Salvador, etc.) en las cuales se fue consiguiendo lo posible mientras se negociaba la búsqueda de lo mejor. Será necesario desalojar de las expectativas aquello de que “todas las opciones están sobre la mesa” y rescatar la noción de que la mejor opción es la que nosotros podamos tejer contando –además, pero solo además- con la solidaridad externa .

[email protected]

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional