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May 10, 2025


De nuevo frente al barranco

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Los venezolanos estamos de nuevo frente a una encrucijada. Ante un barranco que llena la opinión pública. ¡Y cómo! Un nuevo tema impuesto por el régimen de manera unilateral vuelve a marcar la agenda del debate y abre las aguas de la oposición en dos toletes contrapuestos y con las armas empuñadas para un duelo a muerte con padrinos. 

Como si fuera alguno de los torneos de lucha libre en el viejo Palacio de los Deportes de la avenida San Martín en Caracas, este nuevo match es sin límite de caídas, sin límite de tiempo, sin número de asaltos. Hasta que alguno de los combatientes tire la toalla. Y eso no va a ocurrir. La lucha es a muerte entre ambos bandos.

Ya fue superado el tema electoral de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio; frente al del Esequibo también hay dos posiciones en la oposición, igual sobre la juramentación de Edmundo González Urrutia, las posturas del sí y del no tienen los guantes calzados, así como con el asunto este de las deportaciones, las migraciones y el Tren de Aragua. No hacemos muchos esfuerzos para conciliar las diferencias y, en tanto eso suceda, los rojos se mantendrán en confianza de permanencia en el poder. Nuevamente estamos montados en el ring: en esta esquina quienes alientan el voto el próximo 25 de mayo ante la convocatoria hecha por el régimen para las elecciones de gobernadores, de los consejos legislativos regionales y de parlamentarios a la Asamblea Nacional; y en esta otra a quienes les levantan eufóricamente la acusación de traición al liderazgo de EGU y de MCM para quienes asistan a ese proceso electoral convocado por iniciativa y libertad de maniobra del régimen. Realmente la palabra que se está usando es la de normalizadores. La acusación péndula entre la traición y la normalización que a los fines de la fractura interna en la oposición es lo mismo. 

Así estamos en la acera opuesta al régimen. Guindados de los cabellos. Enfrentados de nuevo como parte de la sutil e imperceptible estrategia roja. Subidos al cuadrilátero, intercambiando inútilmente sudores en lo secundario y marginal de los asuntos políticos; mientras lo importante que ya fue expresado en la voluntad popular y soberana el pasado 28 de julio con el triunfo electoral de EGU se diluye implacable en el tiempo. El régimen sabe lo que hace ante estas situaciones y ha tenido resultados positivos ante eventos similares. Los episodios del 11A, del cual se van a cumplir 23 años, de la plaza Altamira, de la Asamblea Nacional de 2015 y del gobierno interino sufrieron la erosión de la indiferencia y la supuesta inapetencia del régimen ante el bocado político y dejaron que las potencialidades del éxito opositor en esas ocasiones se cocinaran en la salsa del desprestigio, de la impopularidad, del deslustre y de la inacción hasta que se convirtieron en lastres políticos corroídos por el tiempo y la inercia, como ahora. Algo así pareciera estar ocurriendo con EGU y su presidencia, después de 8 meses de haberse cerrado las mesas electorales, de haberse publicado las actas, de conocerse públicamente los resultados y del golpe de Estado de la FAN encabezado por el general Vladimir Padrino López y luego materializado con la usurpación de Nicolás Maduro a partir del 10E.

El punto es que el régimen sigue marcando la agenda política del país, trazando el rumbo de la opinión y desde la oposición mansamente lo aceptamos participando en el juego. El CNE programa unas elecciones, se opaca el tema de los resultados electorales del 28J y en la oposición se suben al ensogado a intercambiar insultos en todas las redes sociales exponiendo todas las fracturas internas y los argumentos de ir o no ir a votar en esas elecciones. Mientras el régimen libre de presión y apremio disfruta con cotufas en la primera fila, del combate. Viendo cómo se desgasta la condición del presidente electo, de qué manera se deshilacha el liderazgo de MCM en el país y cómo las posibilidades del cambio político se van alejando. 

Cualquiera de los dos bandos de la oposición que tire la toalla servirá al objetivo de la revolución con esta convocatoria electoral: profundizar la división y ensanchar mucho más el camino hacia el eterno barranco opositor desde hace 25 años.

Estamos parados nuevamente frente al barranco y como siempre, damos un paso al frente.

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