Ustedes dirán que me volví loco diciendo que en los próximos años pudiéramos extrañar estas navidades, sobre todo si consideramos que este es el peor diciembre que hemos tenido en las ultimas décadas, pero lo mismo pudiéramos decir del diciembre pasado y del antepasado también. Si algo tiene el chavismo es que siempre se supera y la destrucción lejos de detenerse se profundiza, ya no con el pasar de los meses, sino en un lapso de semanas lo que fue malo pasa a ser peor.
Lo que cuesta hoy irse a casa en camionetica era el sueldo promedio de un venezolano en 2013, año en el que recibimos la herencia chavista “clara como la luna llena” y comenzamos a padecer lo que significa el socialismo sin plata: miseria y hambre. Mientras hubo dólares no solo fue posible el nacimiento de una nueva élite económica gracias a la corrupción, sino que fue posible para la población vivir en una burbuja auspiciada por controles que nos alejaron cada vez más del punto de equilibrio entre una economía real y una ficticia financiada no solo con los astronómicos ingresos petroleros sino también por el aumento de la deuda.
Pasamos del abrazo en familia al feliz año por Skype. Pasamos de la tradición de pintar y adornar nuestras casas a una Navidad oscura con fachadas que muestran bien la cara de un país que se cae a pedazos como sus edificios. Pasamos de las navidades donde los estrenos no faltaban a unas navidades donde comer es un lujo.
Solo los venezolanos seremos capaces de salir de esto, entendiendo que no nos podemos ir todos y que se trata de nuestra supervivencia, pero vivir para ser libres, porque quien vive humillado no tiene vida ni mucho menos libertad.
@Brianfincheltub
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