“Traidores nunca, leales siempre” se convirtió en el nuevo lema de la cúpula de la Fuerza Armada Nacional. La pregunta que nos hacemos es ¿leales a quién? porque al pueblo venezolano hasta ahora no lo han sido, al punto de abandonar su deber histórico de defender la democracia y la Constitución por defender a una parcialidad política, pero más allá de eso, por defender sus propios intereses económicos, que según los entendidos son muchos y muy variados, nada más alejado de la obligación de un superior, por eso no solo se han quedado sin el respeto que una vez le tuvo el pueblo venezolano, sino que en un goteo que no se detiene se quedan también sin tropa.
“No al intervencionismo” gritan estos mismos generales que, como es público y notorio, reciben órdenes del gobierno cubano; han permitido que en nuestro territorio no solo entren grupos irregulares, sino que se exploten nuestras riquezas; que no han movido ni un dedo para salvaguardar los activos de la República que durante los últimos años eran rematados y saqueados por una camarilla de la cual ellos también formaban parte. Esta élite que pretende decirnos que ellos son nacionalistas son los mismos que adoptaron un lema extranjero en el seno de la institución armada, el vergonzoso “patria, socialismo o muerte” y que izaron banderas cubanas en nuestros fuertes militares.
Son ellos quienes mantienen secuestrados a millones de venezolanos, incluido el 80% de la tropa profesional de la Fuerza Armada que vive y sufre las mismas carencias que el resto de la población. Por ello frente a esta situación no puede la comunidad internacional decirle a los secuestrados que se liberen solos de sus captores, aunque estos sean pocos tienen las armas y ni la voluntad más firme del venezolano más aguerrido puede resistir una bala en la cabeza. Se trata de una lucha desigual en la que un pueblo pacífico no puede enfrentar a unos matones que han demostrado que son capaces de todos para salvar sus cabezas.
En Venezuela nadie quiere una guerra ni más intervencionismo, pedimos liberación y para liberarnos la diplomacia queda claro no es suficiente. Los países deben pasar a la acción por su propia seguridad interna. El madurismo no es cualquier grupo delincuencial, es uno que tiene nexos peligrosos con grupos terroristas del mundo y si no es detenido a tiempo las consecuencias serán desastrosas para la región. Hace años, cuando se les advertía al mundo que el chavismo era una amenaza para la democracia, nadie prestó atención y el resultado son más de 4 millones de desplazados en el mundo, esperemos que nuestro grito de alerta esta vez sí sea escuchado.
@Brianfincheltub