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La emigración no existe

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Al parecer, tanto a la vicepresidente de la República como al ministro de “comunicación e información” del gobierno madurista, es decir, Delcy Rodríguez y Jorge Rodríguez –hermanos– no les ha quedado más alternativa que la mentira como única fuente de intentar tapar con un dedo la crisis migratoria que se ha generado por millones de venezolanos que abandonan su patria de manera forzada, ante una crisis económica desatada por una hiperinflación, así como por una profunda restricción de libertades democráticas que han convertido el sistema político venezolano en un neototalitarismo.

Por ello, cuando en una rueda de prensa los hermanos Rodríguez con máxima parafernalia intentan ocultar con unas láminas impresas bajo el programa de Power Point unas cifras con las cuales intentan autodesmentirse con los datos generados por el censo 2011, y que según data oficial, en Venezuela apenas tenemos poco más de 1 millón de extranjeros¹. Y si lo anterior fuera poco, resulta que medios nacionales e internacionales también reseñan que no menos de 150 trochas ubicadas por La Guajira venezolana sirven de tránsito obligado para que emigren miles y miles de venezolanos hacia Colombia², es decir, si eso está sucediendo por una de las zonas más distantes, qué podremos imaginar está ocurriendo por las zonas fronterizas y custodiadas entre ambos países en los estados Táchira, Zulia y Apure, sin obviar que otra cantidad importante de connacionales se va hacia el sur buscando Brasil.

Lo más cínico sobre las declaraciones que hacen Delcy y Jorge Rodríguez es cuando este último, siendo médico, se atreve a decir que en Venezuela los colombianos y extranjeros radicados en nuestro país se benefician de altos niveles de eficiencia asistencial, al punto de que no solo son examinados por los médicos correspondientes, sino que hasta “reciben” los medicamentos que necesitan, mientras en contraposición la agencia noticiosa Reuters logró entrevistar a varias mujeres que emigran hacia Brasil con el propósito de que sus alumbramientos sean posibles en ese país, y entre cuyas declaraciones una venezolana nos deja perplejos con sus palabras: “Si me hubiera quedado, mi bebé habría muerto. No había alimentos ni medicinas, ni doctores”³.

Entonces, ¿se atreverá Jorge Rodríguez a desmentir el caso de esa venezolana que, como el de ella, existen cientos de testimonios? ¿Cómo puede arrogarse la cúpula madurista semejante tautología mostrando unas láminas, pero además desconociendo más de 2,3 millones de venezolanos que según la Organización de Naciones Unidas han salido de nuestro país? Verbigracia, cuando la ONU, a través de sus diferentes instancias validaba cifras de analfabetismo o de alimentación no eras manipuladas, sino que servían para mostrarlas al mundo sobre las bondades del gobierno, en aquella época dirigido por Hugo Chávez, pero como ahora esas cifras perjudican a la actual élite gobernante que controla Nicolás Maduro todo es producto de un “linchamiento mediático”.

Es hipócrita cuando el madurismo, a través de sus enviados los Rodríguez, intenta mostrarnos las cifras de desplazados colombianos durante más de 50 años, migración que nunca ha negado Colombia. El punto está en que ahora la crisis se genera desde Venezuela como producto de una espantosa crisis económica aunada con limitaciones políticas y destrucción de la sociedad en todas sus estructuras y componentes de posible desarrollo. En otras palabras, el madurismo ha originado una terrible crisis que ha empujado a millones de venezolanos a que abandonen la patria del Libertador, razón por la cual pretender achacar la conducta de esos millones de compatriotas como “falsas promesas de la derecha” es una banalización de la gravedad del asunto, e incluso Maduro ha querido descalificar a quienes emigran tildándolos de “mendigos y lavapocetas”.

Para Delcy y Jorge Rodríguez, así como para el resto de los maduristas, la emigración venezolana no existe, y tampoco el censo 2011. Ambos hechos son realidades virtuales que deben ser desmentidas bajo cualquier “justificación”, aunque ello implique desconocer la numerología o hasta la teoría de la relatividad de Einstein. Es más, desconocer las cifras del censo 2011 también es desconocer la existencia de Chávez y del chavismo, siendo al final la preeminencia del madurismo lo único que puede sostenerse en esta parte histórica de nuestras vidas. Lo demás no cuenta ni existe.

Delcy y Jorge Rodríguez son el espejo de la prosopagnosia política que no pueden ver ni su propio rostro, y menos la realidad social que les circunda. Sus ojos apenas les permiten ver a sus familiares en México y Australia. O, en su defecto, poder observar los zapatos de 800 dólares que visten para sus distintas presentaciones o reuniones de carácter político. Las dificultades que tiene el pueblo para ellos no existen, y ni siquiera están a la vista de nosotros, porque representan una suerte de espejismo, entre ellas, la emigración.

***

¹ https://www.aporrea.org/contraloria/a268585.html

² http://versionfinal.com.ve/ciudad/por-150/

³ https://lta.reuters.com/article/topNews/idLTAKCN1L71B1-OUSLT

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