COLUMNISTA

Destruida la educación en Venezuela

por Javier Vivas Santana Javier Vivas Santana

Este 15 de enero de 2019, Día del Educador en Venezuela, estamos frente a un tiempo luctuoso. Es, sin duda, la más agobiante y triste fecha que ha conmemorado el magisterio venezolano en toda su historia contemporánea.

El saldo es dantesco. Deserción escolar en aumento, infraestructura educativa destruida, liquidación absoluta del programa de alimentación escolar, criminalidad periférica en los planteles, y la degradación de la carrera docente en términos salariales y de beneficios sociales, todas esas calamidades demuestran el estado de coma que vive la educación venezolana.

Tenemos un “Estado” que hace tiempo olvidó por completo su papel como conductor de políticas sociales para convertirse en un asesino de la sociedad, y la educación ha sido su principal víctima cuando esta ha sido el blanco de las más aberrantes acciones de bazofia política.

En efecto, es lamentable ver que el madurismo, para sustituir a los docentes que han emigrado por razones de supervivencia humana, profesionales universitarios muchos de ellos con postgrados, con individuos que pretenden ser “pedagogos” con un plan de formación llamado “chamba juvenil”, y que en la mayoría de los casos ni siquiera evalúa el conocimiento de quienes serán los nuevos “docentes” en áreas básicas de oralidad, escritura y cultura general. Hoy, las renuncias y abandono de funciones pedagógicas se sitúan a escala nacional sobre 30%, sin obviar que existe de facto un paro técnico, porque alrededor de 50% de los educadores se ve obligado a faltar a sus escuelas y liceos, o bien porque carece de medios económicos para trasladarse, o porque no encuentra formas de movilización para llegar hasta los planteles, o porque busca algo que pueda mitigarle sus necesidades de “alimentación”.

Igualmente, ante la destrucción de escuelas y liceos, estos ni siquiera tienen pupitres, sillas o mesas para que los estudiantes puedan recibir sus clases, lo cual aunado con la completa destrucción de las instalaciones sanitarias y canchas deportivas, y ante la imposibilidad de recibir alimentos en los comedores, acelera la deserción escolar hasta niveles que por lo general, superan diariamente 70% de los niños y adolescentes que deberían asistir a tales instituciones. La matrícula solo aumenta en los días en que existe comida en el plantel, aunque esta sea una cucharada de arroz o lentejas, lo cual deja en evidencia el hambre que existe en el país.

No obstante, según el madurismo nada de eso afecta la patria, y menos la educación. De hecho, llegan al extremo de jactarse de que tenemos una “educación de calidad”, pero irónicamente ninguno de los hijos o nietos de los jerarcas del madurismo puede demostrar que sus hijos estudian en planteles oficiales, y, por el contrario, estos estudian en los colegios privados de las zonas más privilegiadas del país. Y cuando terminan el bachillerato, en vez de cursar estudios universitarios en Venezuela, se marchan al exterior, siendo allí en donde se forman como profesionales. Tal es el caso de la hija del fallecido presidente Hugo Chávez, quien cursa estudios en La Soborna de París¹, o tenemos la historia de Paola Francia, hija del “constituyente” Néstor Francia y Carolina Cestari, jefa del Distrito Capital, quien no solamente se acuesta sobre los morrales cual universitaria feliz², y quien hasta incluso confiesa en artículos de su autoría que es personal diplomático en Argentina³.

Por supuesto que la cantidad de descendientes de la cúpula madurista que tiene tales privilegios se concentra en una larga lista que nos daría muchas palabras, pero solamente los dos casos mencionados dejan en evidencia que quienes hablan de que la “mejor educación del mundo” está en Venezuela, al parecer para ellos esa educación no se encuentra ni en los planteles oficiales y menos en las universidades del país.

Los educadores venezolanos se encuentran golpeados y mitigados en lo económico y social, pero tienen en alto su espíritu de lucha, así como sus convicciones éticas y morales para seguir hacia la búsqueda de un país lleno de oportunidades para nuestra generación de relevo. El magisterio venezolano no dejará morir la educación, porque en ella está la vida de Venezuela, y aunque parezca contradictorio, urge un paro nacional de educadores para evitar la muerte del sector educativo.

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¹  https://elcooperante.com/a-todo-dar-conozca-la-universidad-francesa-donde-estudia-rosines-chavez-fotos/

² https://twitter.com/cheo070777/status/863795217392173057

³ https://www.aporrea.org/ideologia/a204384.html