Querido camarada, tu mentor andaba solo hasta que llegó Fidel. Los tengo vigiladitos. El otro día los pillé haciendo un juramento en “El Samán que Hierve”. Algo planean. Quieren ser más diablos que yo. Quieren convertir mi reino en un infierno como Cuba y Venezuela.
Hoy, la cosa es contigo. ¡Te felicito, hermanazo! Lo que haces con los venezolanos ni a mí se me habría ocurrido. Eso de decir que por la guerra económica no hay medicinas, alimentos, repuestos de vehículos ni productos de higiene, me gustó tanto como la hiperinflación y la crisis hospitalaria. Y lo de poner a los venezolanos a comer basura, ¡no tiene nombre! Por cierto, así será la arrechera que le tienes a Dios, que hasta el pan que representa el cuerpo de Cristo, lo desapareciste. ¡Eres un diablillo! ¡Pillín!
Los miembros de tu gabinete me dan envidia. No entiendo cómo inventan tanta vaina mala. Cuando se desocupen Tarek y Tarek, envíamelos. Miiira que yo he visto diablos malucos… pero estos me dejan loco.
Con preocupación te advertí, cuando me aparecí como un pajarito y luego como una mariposa, que los venezolanos ya no se asustan con diablos rojos y eso es peligroso para ti. Venezuela ya no está usando mi principal arma: la desesperanza. Tu pueblo, anda alzado y esperanzado. Monta en un caballo blanco que le regaló Bolívar, quien también está arrecho contigo. Si en los próximos meses te sientes acorralado, ¡sé digno! Quédate tranquilito que personalmente seré yo quien vaya a buscarte.
¡A ti y a tus amigos les estoy preparando un fiestón! ¡Les tengo una pailota llena de aceite! ¡Van a gozar una bola! Figúrate que Nerón, Herodes, Calígula, Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao Tse-Tung y su esposa, Papa Doc, Nicolae Ceausescu y señora, Chapita, el papá y el abuelo del demente de Corea del Norte, Somoza, Pinochet, Mussolini, Idi Amin, Castro y tu mentor, entre otros, están celosísimos.
Antes de despedirme, dale de mi parte un saludo especial a los colectivos, a los amigos del Sebin, al director de la cárcel de Ramo Verde, a los jefes de la Guardia Nacional, a los magistrados del TSJ, a Tibisay Lucena y a toda esa gente que con tanta eficacia, me enaltecen como maestro. Eso sí, a Delcy Rodríguez no me la mandes porque me deja el infierno aislado. Al que sí quiero aquí, es al de Serenata Guayanesa que no firmó. Necesito un buen músico en el infierno, hasta Dudamel podría venir.
Todas las maldades las están haciendo demasiado bien, pero coño, a veces se pasan.
El diablo.
@claudionazoa