OPINIÓN

Capacitación y productividad

por Gustavo Roosen Gustavo Roosen

En buena parte de los análisis que circulan sobre Venezuela se habla de las grandes inversiones que requiere el país en petróleo, en agricultura, en infraestructura y otros. Además de lo imperativo de la inversión, en todos estos estudios se enfatiza el concepto de productividad. Poco se analiza, sin embargo, cómo lograrla y con quién. Cuando se piensa en la masiva pérdida de capital humano apto y preparado para el trabajo que ha sufrido el país es menester preguntarse, en concreto, de cuál productividad estamos hablando.

Nadie dudaría de que en Venezuela faltan miles de técnicos calificados para recuperar la productividad, constatación que nos enfrenta, nuevamente, al ineludible y vital tema de la educación, y muy particularmente al de la educación para el trabajo. Una revisión del sistema educativo venezolano, en función de la productividad, posiblemente llevaría a concluir que hacen falta menos personas con maestrías y más con la preparación necesaria para llevar a cabo actividades técnicas y operativas. Otra conclusión es que capacitar nuestra fuerza laboral para aumentar la productividad no puede depender solo de las instituciones educativas, sino que debe involucrar a las empresas y a las comunidades. Se trata de la formación para el trabajo en las fábricas, en los campos petroleros, en las refinerías, en los bancos, en las empresas de servicios.

La reciente graduación de la primera cohorte del Programa de Soldadura en Maracaibo se inserta en esta alianza. Aprovechando su experiencia y su valor como marca, el IESA firmó en 2022 un convenio con el Instituto Nacional de Capacitación Profesional (INACAP, Chile). para formar técnicos en la especialidad de soldadura que pudieran incorporarse a la industria petrolera, especialmente en los difíciles trabajos, vitales para la seguridad operacional y la protección del ambiente, que tienen que realizarse en el lago de Maracaibo. Veinte bachilleres, seleccionados de un grupo de cerca de 200 postulantes, aprobaron el curso y se integraron inmediatamente al trabajo. La emocionada presencia de los familiares en el acto de graduación expresó como nunca la satisfacción de una comunidad que ve abierta una oportunidad de formación y trabajo. Para este mismo mes de agosto se anuncia en el Zulia una segunda cohorte en soldadura. En la misma línea de formación para el trabajo se habla ya de un próximo capítulo, esta vez en Portuguesa, para la formación de maestros mecánicos que habrán de incorporarse desde su especialidad a la rehabilitación de los equipos indispensables para la actividad agrícola en la zona.

Proyectos como estos pueden marcar un antes y después de que cómo potenciar el concepto de educación para el trabajo, bajo la metodología “aprender haciendo” y con el enfoque de competencias. El IESA, por sus vínculos con la comunidad empresarial, tiene la fuerza para participar en ellos. La vista de una realidad agobiada con servicios públicos que no funcionan, con un sector industrial disminuido y desactualizado inspiró, por ejemplo, cursos como los mencionados de soldadura o mecánica y la creación de diplomados en gerencia de servicios de agua y saneamiento, electricidad y salud; en la industria cementera, y los referidos a la actividad petrolera, gasífera y petroquímica. La experiencia de estos diplomados seguramente se repetirá, pues se trata de sectores económicos con importantes deficiencias de personal calificado.

Orientada a responder a la demanda del sector industrial venezolano y a impulsar su reactivación productiva, la educación para el trabajo conjuga, además, el aprendizaje de un oficio con la adquisición de una cultura basada en valores. Muestra también las posibilidades de la integración entre instituciones educativas y el sector económico o empresarial, entre la cátedra y el taller, entre el saber y la experiencia. Más que talleres se trata de centros de trabajo. Es la apertura de oportunidades, el estímulo para pensar en más, para proyectarse en futuro, para sentir que lo que se hace tiene un importante impacto en la sociedad.

No sobra repetirlo: Venezuela depende de la productividad de su gente.

roosen10@gmail.com