«Dios está más cerca de mí que yo mismo» (MAESTRO ECKHART)
El autorretrato del rostro de un artista que podría ser Bukowski, Christian Bale o el mismísimo Bob Dylan aparece en las manos de la mujer responsable de una biblioteca americana, según vemos en la fotografía que acompaña la noticia. Sabemos que la imagen es reciente porque la bibliotecaria se cubre con una mascarilla anticovid de tela oscura. Esto solo ocurre a partir del año 2020, concretamente después del mes de abril en ciertos estados americanos como Ohio.
Antes de que empiece a impacientarse, querido lector, déjeme decir que la instantánea resume el final feliz de una historia. Sara Phillips sostiene entre sus manos el álbum doble de vinilo Self Portrait (Autorretrato) de Bob Dylan publicado en 1970 y devuelto con retraso por un usuario de la biblioteca. Bueno, para ser sinceros, esta noticia no sería noticia si no fuera por el hecho de que la devolución del álbum doble se efectúa 48 años después de haber sido retirado. Dirá usted que vaya hombre más informal, que no hay derecho a esto y que tal y que cual («48 años después, hombre devuelve a biblioteca álbum de Dylan«. Los Ángeles Times, 1.06.2021).
Uno se pregunta, antes de leer toda la historia, cómo alguien es capaz de incumplir el plazo de préstamo establecido por una biblioteca de una manera tan hiperbólica. Imagino que estamos de acuerdo los dos en esto. Por un lado, digo yo que Howard Simon –este es el hombre– actúa de manera desconsiderada, al igual que un bohemio caótico, desordenado tomándose la vida con mucha calma, deleitándose en escuchar las 24 canciones de los dos discos. Self Portrait no fue bien acogido por los entendidos. Entre otras piezas «Minstrel Boy», «Alberta #1», «She Belongs To Me», «Alberta #2», y «Like A Rolling Stone» iban dentro del álbum.
Es lógico pensar que al señor Simon no le importaban las críticas negativas sobre el álbum y que a él en particular le gustaba muchísimo el trabajo del artista. Sin embargo, la razón de la tardanza en la devolución es otra: ordenando su colección de discos de Dylan tropezó con este del monigote de la portada que no era suyo y que debió de haber olvidado. El autorretrato de la carátula, sencillo y naif lo hizo Bob Dylan. Tiene mérito, porque es el rostro de un hombre que podríamos ser todos los hombres. Fíjese bien: cara más o menos regular, ojos, boca y orejas. Únicamente el pelo revuelto y la nariz peculiar de Dylan lo harían singular.
En fin, nuestro protagonista de más de 70 años decide remediar la situación y quiere devolver el disco, a pesar del tiempo transcurrido. Son 48 años. 48 años es una vida entera. Simon se toma la molestia de enviar el álbum por correo, adjuntando una carta de disculpa y cierta cantidad de dinero para compensar su falta. En cierto modo, Howard se comporta como un caballero, ya que no cualquiera habría tenido el coraje para devolverlo después de tantos años. Es verdad que pocos habrían incluido en el paquete el pago de su propia multa. La biblioteca americana acepta la devolución de Howard Simon, quien –sin saberlo– con este gesto también pintaba su autorretrato.
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