En 2023 el consumo de carbón en China aumentó en 220 millones de toneladas con respecto al año 2022

El Acuerdo de París no puede ser viable si los únicos que van a “sufrir” las restricciones y reducciones de uso de fósiles (refinados de petróleo y carbón) son Europa y Estados Unidos.

Es muy cómodo para las organizaciones ultra ambientalistas exigir el cumplimiento del Acuerdo de París sin presionar al principal consumidor de carbón y fósiles del mundo: China.

Agarré este dato de la AIE (Agencia Internacional de Energía): en 2023 el consumo de carbón (fósil) en China aumentó en 220 millones de toneladas (4,9%) respecto al año 2022. Por otro lado, Europa disminuyó su consumo 23%, mientras que Estados Unidos logró una reducción del 21%; pero a costa de lastimar su crecimiento y economía. Las reglas de medición son diferentes. Una vara alta para Estados Unidos y Europa y una vara baja para el Partido Comunista chino.

La misma AEI reconoce que: “la velocidad de la caída de la demanda de este mineral dependerá principalmente de China, ya que el dominio de este país es más fuerte que el de cualquier otro país en cualquier otra fuente de energía”. Pero no veo a ambientalistas pegando el grito al cielo, más bien los veo molestando y hostigando a la ultra moderna industria petrolera y de gas norteamericana.

De nada sirven esas reuniones en Davos o el COP si China continúa con su débil política de cumplimiento de acuerdos. Muchos se atreven a pensar, me incluyo, en que no existen formas de hacer control y seguimiento a China y sus reducciones de consumo de fósiles, todo lo contrario, aún están en su política ultra depredatoria y de consumismo de fósiles, parece ser que la “máxima” aplicable a las organizaciones ambientalistas es “que se jodan los europeos y gringos”.

Que equivocados están, también Ursula von der Leyen, presidenta de Comisión Europea, al afirmar: «Debemos eliminar los combustibles fósiles y debemos reducir las emisiones de metano».

Tiene razón en reducir, pero esa reducción debe ser global, incluida China, no sólo sacrificar a la economía norteamericana y europea.

A este punto debo estar acusado de ser pro-petróleo y pro-gas; al contrario: soy un fiel creyente e impulsor de las renovables (generación eléctrica a partir de solar y eólica) pero creo firmemente que el gas natural tiene al menos unos 50 años en el futuro para continuar siendo “puente” entre fósiles y renovables y que el petróleo no dejará de utilizarse en 100%. Hay nuevas tecnologías, y habrán mejores, que permitirán que las contaminantes hoy (fósiles) sean más amigables, por así decir, con el entorno ambiental. De manera que eso que “morirán los fósiles” no será ni muy pronto ni en esta generación. Habrán notables reducciones pero la “muerte total” de la energía vía petróleo, carbón y gas aún no la veremos.

Por eso no apoyo los fundamentalismos verdes. Siempre es bueno tratar de construir ecuaciones factibles y posibles de cumplir para todos, pero sin dar ni un milímetro de chance al totalitarismo comunista chino.

Por ello me adscribo a quienes insisten en exigir a China a cumplir las reglas de acuerdo de París para que también contribuyan a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Repetimos: la tecnología está avanzado y las compañías están poniendo mejor empeño en políticas ambientales de preservación y mitigación. Y finalmente, Europa se dio cuenta hace unos meses atrás de que no puede deshacerse del petróleo en un cerrar de ojos, por ello es que reclasificaron al gas natural y a la nuclear como energías “verdes” utilizables para la tan ansiada “Transición”, y por un tiempo en tanto se llegue a la ansiada “cero emisión”.

En la misma línea errónea de ultra radical ambientalista, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, abogó por ajustarse al objetivo de que la temperatura media global no suba más de los 1,5ºC y por «deshacerse lo antes posible de la dependencia en las energías fósiles, que ponen el futuro en común en peligro». Tiene razón, nuevamente, pero el método y metodología es inadecuado: no se puede exigir reducción de uso de fósiles a algunos y hacerse la vista gorda con el Partido Comunista chino.

Algo dijo el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que pidió a los países del G7 un compromiso para “acabar con el carbón” antes del 2030, dado que las generadoras de electricidad de China, principalmente, si no reducen el uso de carbón emitirán por sí solas suficiente CO2 para no lograr el objetivo de reducción de 1,5º C.

Así está el mundo: muy exigentes contra Estados Unidos y Europa y la vista gorda y permisividad con el Partido Comunista chino.

Debemos abrir los ojos y no dejarnos engatusar por la propaganda y por aquellos malagüeros que odian el capitalismo, la libertad, la libre empresa y el comercio y nos quieren sumir en un mundo socialista, lúgubre y de pobreza.

@BorisSGomezU


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