Abu Mohammed al-Golani, líder del Organismo de Liberación del Levante (OLL), ha sido una de las figuras más influyentes en la guerra civil siria, cuyas acciones y estrategias han alterado de forma significativa el curso del conflicto. Nacido en Arabia Saudí en 1982 como Ahmad Hussein al-Shar’a, Golani se formó en la insurgencia islámica y se unió a Al-Qaeda en sus primeros años, pero con el tiempo emergió como una figura clave que ha sabido jugar las cartas de la guerra siria a su favor. Su figura ha sido vista tanto como una amenaza radical como un pragmático líder insurgente, capaz de adaptarse a las cambiantes dinámicas del conflicto sirio.
Golani se unió a Al-Qaeda en los primeros años de la guerra en Siria, donde se integró en la facción de Jabhat al-Nusra, el brazo de la organización terrorista en el país. Sin embargo, al principio de 2016, Golani sorprendió a la comunidad internacional al anunciar la separación formal de Jabhat al-Nusra de Al-Qaeda, en un intento por distanciarse de la etiqueta de «terrorista» que pesaba sobre él y atraer un apoyo más amplio, especialmente entre las facciones locales y los actores regionales. Este cambio de nombre a Organismo de Liberación del Levante (OLL) y su proclamación de independencia de Al-Qaeda no suavizó su carácter ni sus objetivos: la creación de un Estado islámico bajo los preceptos del islam radical. Aunque dejó atrás la asociación directa con Al-Qaeda, muchos países, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, continúan considerando al OLL como una organización extremista, dada su ideología y su control sobre amplias zonas de Siria, como Idlib y Alepo.
Bajo el liderazgo de Golani, el OLL ha logrado afianzarse como uno de los actores más poderosos en el norte de Siria. La región de Idlib, un territorio clave en el noroeste del país, ha estado bajo el control de este grupo durante varios años, convirtiéndose en un bastión de su influencia. Allí, el OLL no solo controla la región con mano de hierro, sino que también ha establecido un gobierno paralelo, el «Gobierno de Salvación», que ejerce autoridad sobre la población local y administra los recursos del área.
Golani también ha sido astuto a la hora de formar alianzas con otros grupos armados que comparten el interés de derrocar al régimen de Bashar al-Asad. Entre estos actores se destacan las milicias del Ejército Nacional Sirio (ENS), un conglomerado de facciones respaldadas por Turquía que, si bien tienen diferencias ideológicas con el OLL, coinciden en su oposición al régimen sirio y han colaborado con Golani en diversas ofensivas. El apoyo de Turquía ha sido crucial para la capacidad de Golani de sostener su poder en el noroeste de Siria y expandir su influencia, a la vez que juega un delicado juego entre sus alianzas con facciones islamistas radicales y su pragmatismo político.
La guerra civil siria, que ha desgarrado al país desde 2011, parecía entrar en una fase de estancamiento en los últimos años. Sin embargo, en 2024, la situación ha dado un giro dramático. La reciente ofensiva insurgente, encabezada en gran parte por el OLL bajo la dirección de Golani, ha abierto un nuevo capítulo en el conflicto, con un avance significativo hacia las posiciones del régimen en áreas como Hama y Homs. Esta coalición no es homogénea, sino que está compuesta por una mezcla de facciones islamistas, fuerzas opositoras respaldadas por Turquía y movimientos locales que han encontrado un momento de oportunidad para actuar.
Golani ha sido una figura central en la ofensiva, aprovechando las debilidades del régimen de Bashar al-Asad, cuyo control territorial está cada vez más fragmentado debido a la escasez de refuerzos y la falta de coordinación entre sus aliados. En un escenario internacional cada vez más complicado, con Rusia e Irán presionados por sus propios intereses geopolíticos, Golani y sus aliados han intensificado sus ataques, logrando avances significativos en territorios clave.
Una Siria bajo gobierno islámico
La principal ambición de Golani no ha cambiado desde sus primeros días en la insurgencia: establecer un gobierno islámico que rija bajo la interpretación estricta de la ley sharia. Para ello, ha logrado atraer a diferentes facciones bajo su ala, tanto extremistas como moderadas en términos de objetivos políticos, pero unidas por el fin común de debilitar al régimen de Asad. La toma de Homs, un punto estratégico que conecta Damasco con la costa mediterránea, sería un golpe devastador para el régimen, al aislar la capital siria de sus fuentes de apoyo logístico y simbólico en el oeste del país.
A largo plazo, el objetivo de Golani es forzar al régimen a aceptar concesiones políticas o incluso su colapso. Sin embargo, las perspectivas son diversas dentro de la coalición insurgente. Mientras que el OLL busca una Siria gobernada por un régimen islamista, otras facciones, especialmente las respaldadas por Turquía, podrían estar dispuestas a aceptar un acuerdo que favorezca los intereses geopolíticos de Ankara, que busca evitar una mayor expansión del poder kurdo en la región y consolidar su influencia sobre áreas clave del norte de Siria.
Originalmente publicado en el diario El Debate de España
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional