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“24/7, ¿qué onda, güey?”

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Cualquier duda, no dudéis … en preguntarme” (ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ)

 

Bueno…, pues hoy me he puesto a pensar en la vida que llevo. Me he puesto a pensar en voz alta -mientras escribo- en lo que una vez explicaba Fernando Savater sobre el trabajo y el tiempo libre. Decía el filósofo vasco que el trabajo ocupaba gran parte de nuestra vida. La sociedad funciona cuando cada uno realiza bien su tarea. Si esto se hace gustosamente, mucho mejor, ya que la gente será capaz de percibir su alegría. Y aunque no lo vea, su felicidad interior contagia. A mí me pasó el viernes a la hora del café de la mañana. Fui a una cafetería con mi colega el profesor de música. Ese momento de charla resulta agradable. Al salir del establecimiento, mientras pagábamos la cuenta, la mujer con una sonrisa en los ojos -llevaba puesta la mascarilla- nos ofreció algo para llevar. La verdad es que no teníamos intención de comprar un par de panettones, pero fue tan agradable, que poco nos faltó para encargarle uno cada uno. La despedida no dejaba lugar a dudas, ‘que tengan un buen día’. Respondimos a coro‘igualmente, gracias’, por algo iba yo acompañado de un músico.

Como decía Savater, el trabajo ocupa mucho tiempo. Si es de manera relajada, bienvenido sea. Mas, vamos a lo que vamos. Savater descubría -a mí al menos me lo descubrió él-, el significado del término «trabajo» o «negocio» (del latín negotium, ii: trabajo, negocio como idea opuesta a otium, ii: tiempo libre). Ambas palabras pertenecen a la segunda declinación neutra del sustantivo, precisamente mi favorita.

En fin, que negocio significa negación del ocio. Aquí el vocablo positivo es el ocio ¡Ahá! Lo que importa de verdad no es el trabajo, sino el ocio. Savater tiene toda la razón. Uno debe pasar ratos a solas pensando qué es lo que le gusta hacer (o no hacer). Es verdad que uno es sobre todo lo que hace en su tiempo libre, en su tiempo de ocio. Y si vamos más lejos, el tiempo libre se define gracias a la idea de ser algo contrapuesto al trabajo. Es decir, o sea, en resumen, ocio y negocio son necesarios en la vida. No obstante, trabajar 24/7 no es bueno. Una rutina ociosa 24/7 tampoco lo es.

Claro que yo quería escribir sobre la importancia de no estar disponible en el mundo laboral a todas horas. Me pongo a leer. Leo sobre la denominada desconexión digital [«El derecho a que tu jefe no te llame o te escriba fuera del horario laboral: esto dice la ley en España (y así nos la saltamos’; Marta Gascón, 20minutos.- 23.11.2021]

La periodista zaragozana cita un informe reciente (junio 2021) de la agencia InfoJobs según el cual 82% de los trabajadores españoles responde a llamadas fuera de su horario laboral. Esto es así ¿Qué está pasando?

La sociedad moderna y tecnológica se equivoca al elegir la prisa y la productividad de las empresas públicas o privadas a costa de la libertad y la disponibilidad de sus trabajadores durante veinticuatro horas los siete días de la semana. No podemos ser rehenes del trabajo. Tenemos derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre.

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Para ser buenos en el trabajo, hay que ser buenos en el ocio. En mi tiempo libre me gusta leer varias cosas a la vez. He encontrado esta oración de la serenidad en un libro de la asociación americana Alcohólicos Anónimos. Creo que tengo que dar las gracias al ocio por permitirme leer cosas tan hermosas:

“Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia

 

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