El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, visitó este martes Bajmut, una ciudad que las fuerzas rusas intentan tomar desde hace meses y que representa un punto crítico del frente oriental de Ucrania.
«El dirigente se reunió con militares, habló con ellos y condecoró a nuestros soldados», indicó el gabinete de la presidencia ucraniana, sin aportar más detalles.
La ciudad es escenario desde hace meses de duros combates, en los que Rusia ha recurrido presuntamente a mercenarios, reos conscriptos y jóvenes reclutas a los que manda en oleadas contra las posiciones ucranianas.
Esta brutal guerra de trincheras y artillería ha arrasado partes enteras de la ciudad y sus alrededores, antes conocidos por sus viñedos y sus minas de sal.
«Me parece que los héroes de Bajmut deben recibir lo que todo el mundo recibe», dijo Zelenski, según citas recogidas por medios estatales.
«Me gustaría que hubiera luz, pero la situación es tan difícil que hay luz y luego no la hay», declaró en referencia a los cortes de luz que suelen provocar los bombardeos rusos.
El presidente ucraniano se ha desplazado en varias ocasiones cerca del frente. En noviembre acudió a Jersón (sur) tras la retirada de las tropas rusas y a principios de este mes fue a Sloviansk, a unas decenas de kilómetros del frente oriental.
Pero este viaje parece el más arriesgado dado que las tropas rusas reivindicaron la captura de pueblos y zonas situadas a las puertas de Bajmut, aunque la ciudad se mantiene bajo control de Kyiv.
«Bajmut es la fortaleza oriental de Ucrania», celebró el martes la viceministra de Defensa, Ganna Maliar, que se trasladó con Zelenski a esta ciudad, de 70.000 habitantes antes de la guerra.
Putin reconoce situación difícil
Horas antes, el presidente ruso, Vladimir Putin, reconoció que la situación era extremadamente difícil en los cuatro territorios ucranianos que Moscú reivindica haber anexionado.
Putin anunció en septiembre la anexión de las regiones de Lugansk y Donetsk en el este y Jersón y Zaporiyia en el sur tras unos referendos organizados por las autoridades prorrusas que Kyiv y Occidente tildaron de farsas.
Sin embargo, sus tropas nunca controlaron por completo estos territorios como demuestra su retirada de Jersón tras meses de contraofensiva ucraniana.
«La situación en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en las regiones de Jersón y Zaporiyia, es extremadamente difícil», dijo Putin a los servicios de seguridad rusos.
El dirigente del Kremlin se dirigió en especial a los agentes en las nuevas regiones de Rusia. «La gente que vive allí, los ciudadanos de Rusia, dependen de ustedes, de su protección», les dijo.
Putin también pidió la máxima compostura y concentración en las operaciones de contraespionaje para «suprimir estrictamente las acciones de los servicios de inteligencia extranjeros, identificar rápidamente a los traidores, espías y saboteadores».
Con un ojo en Bielorrusia
El líder ruso se desplazó el lunes a Bielorrusia, en su primer viaje en años a esta antigua república soviética, y se reunió con su aliado Alexander Lukashenko, que permitió la entrada de tropas rusas a Ucrania desde su territorio al inicio de la invasión en febrero.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, minimizó la importancia de este encuentro y lo definió como otro baile que han realizado Putin y Lukashenko.
«De acuerdo con la información disponible, no se tomaron decisiones críticas en este encuentro. Pase lo que pase, estamos preparados para cualquier escenario», dijo Kuleba.
El comandante de las fuerzas conjuntas de Ucrania, Sergiy Nayev, indicó que el nivel de amenaza militar (desde Bielorrusia) incrementa gradualmente y que el país vigila de cerca el traslado de armas desde Rusia.
Putin negó tener planes para absorber Bielorrusia durante la visita del lunes, aunque los dos aliados exsoviéticos abogaron por aumentar la cooperación militar.
De su parte, la presidencia ucraniana dijo que ataques rusos en su territorio habían causado cinco muertes, incluidas tres en la región de Donetsk, donde se sitúa Bajmut.
La guerra tuvo un impacto significativo en la economía de Ucrania, ante lo que el FMI aprobó el lunes un plan de vigilancia económica que ayudará a Kyiv a recaudar fondos de donantes.