
El sujeto, de nacionalidad colombiana, identificado como Julio César Iglesias, de 43 años de edad, era el encargado de la seguridad del edificio, y según relataron los vecinos a medios que acudieron al lugar, era muy querido en la comunidad, y destacaba por ser «atento y amable».
De incógnito
Lo que hasta entonces nadie sospechaba, era que el hombre que vivía en la Toma Santa Marta de Maipú estaba de alguna forma implicado en el crimen del ex teniente venezolano Ronald Ojeda. Iglesias tenía una doble vida que quedaba al descubierta ante las cámaras que lo mostraban saliendo de su vivienda junto con funcionarios de la policía civil.
Los vecinos querían aclarar varias dudas en medio de la conmoción: el sujeto trabajaba en el lugar pese a tener situación migratoria irregular y tampoco habría tenido un curso de formación, según establecía el propio reglamento del edificio. También se abría la incertidumbre de su propia seguridad, pues el hombre manejaba información sensible de los residentes.
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Un nuevo implicado en el secuestro y asesinato del exmilitar venezolano Ronald Ojeda fue detenido en las últimas horas en South Bend, ciudad del estado de Indiana, Estados Unidos.
Se trata de Edgar Benítez Rubio, alias «El Fresa». La Fiscalía chilena lo… pic.twitter.com/Vq9VpMcobG
— EVTV (@EVTVMiami) February 13, 2025
Las aprehensiones de los vecinos, a todas luces válidas, son solo parte de las «labores» que deben cumplir los «soldados» de los miembros del crimen organizado, en este caso, de la célula Los Piratas del Tren de Aragua.
Su presencia en el territorio permite vigilar movimientos, estar alerta, dar con posibles víctimas, pero también cumplen con tareas más cruentas cuando están fuera de esa doble vida. En el caso de Iglesias, él habría participado en la fase de la inhumación del cuerpo del exteniente Ojeda, dijo la PDI a La Tercera.
El rol de los «vigilantes comunales» del Tren de Aragua
Los casos de miembros de células criminales con «doble vida» no son tan extraños como pareciera, y en ocasiones resultan clave para que los movimientos de estos grupos logren pasar desapercibidos.
«Las características de la criminalidad organizada tiene estos bemoles. El Tren de Aragua opera así: llega a un territorio, lo analiza, lo identifica como plaza y dentro de esa lógica, no siempre quieren enfrentamientos al interior de los territorios, sino que quieren pasar desapercibidos, y eso lo hacen insertándose en el tejido social. Es como una suerte de vigilantes del barrio, comunales», comenta Juan Castañeda, cientista político, experto en criminalidad y académico de la Universidad Autónoma de Chile.
Entre las tareas de estos sujetos están alertas de posibilidades de negocios (delitos de secuestro, soborno y sicariato, entre otros), o de alertar cuando hay operativos policiales, porque lo que no hay que perder de vista es que detrás de cualquier rótulo -Piratas de Aragua, Los Gallegos o el mismo Tren de Aragua-, hay en definitiva una empresa criminal.
Richard Kouyoumdjian, experto en seguridad y defensa e investigador de AthenaLab, comenta: «Obviamente el crimen organizado necesita de informantes, necesita de soplones, necesita de personas con doble vida, que puedan aparentar normalidad, porque estas organizaciones además buscan reciclar los ingresos que generan por sus crímenes para blanquearlo o lavar dinero».
Buscan actividades lícitas
«La criminalidad compleja, el crimen organizado, por definición, es una actividad comercial, por lo tanto también buscan sobornar a policías, jueces o quien sirva para su modelo de negocio», añade. En esa ecuación, por cierto, están estos sujetos con doble vida, como Iglesias.
Carlos Silva Núñez, abogado y criminólogo, añade otro elemento, y es que en esta empresa criminal, aunque suene paradójico pero no por eso más inocente, estos grupos criminales también buscan tener ciertas actividades lícitas.
«Está estudiado que las organizaciones criminales tienen la pretensión de convertirse en organizaciones licitas. Para eso, muchas veces algunos miembros de dichas organizaciones mantienen actividades en esa línea. En otras oportunidades, algunas personas, sin tener actividades habituales en las organizaciones ilícitas, desarrollan un trabajo lícito y solo eventualmente tienen contacto con las organizaciones criminales», indica.
Eventual «avance» de la «doble vida»
Si bien estos sujetos operan como «soldados» de las células, Kouyoumdjian sostiene que surgen dudas sobre si el conserje «efectivamente empezó en esa organización criminal, o si esa doble vida es bajo amenaza o cohesión, o es bajo soborno, o simplemente su doble vida era parte del modelo de negocio».
Lo que sí está claro para los expertos es que se trata de una práctica que avanza, y por varias razones. Primero, porque «estos tipos van tomando control del territorio, expandiendo sus negocios, e identifican a personas que buscan o necesitan dinero, y pueden ser extranjeros o nacionales», dice el experto de AthenaLab, quien además recuerda el boom de las barberías utilizadas para el lavado de dinero, otro ejemplo de esta modalidad.
«Los tipos del crimen organizado son racionales. Es decir, van a hacer todo lo necesario para que su negocio funcione, y si eso significa ‘comprar’ a alguien, claro que lo van a hacer», añade Kouyoumdjian.
Castañeda señala que otra razón por la que este tipo de prácticas de «fachadas» o «doble vida» se podría expandir, obedece a que «probablemente el Tren de Aragua identifica en Chile un escenario complejo, porque particularmente Carabineros y la PDI tienen una muy buena red de contactos internacionales, con policías de Latinoamérica, con el FBI y la DEA de Estados Unidos. Esto hace que quieran pasar aún más desapercibidos».
En tercer lugar, y tal como recoge la literatura en torno al funcionamiento de las organizaciones criminales, «al parecer ellos también operan con lógicas de inteligencia; probablemente hay ex miembros de la policía de Venezuela, o ex mililitares que dominan algunas estrategias de inteligencia y contrainteligencia. Por consiguiente, no hablamos de una banda criminal cualquiera, sino que un grupo con gran capacidad de organización, logística y poder de fuego».
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