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Se desvanecen esperanzas de encontrar supervivientes tras inundaciones en Libia

por Avatar AFP

Organizaciones humanitarias advirtieron del creciente riesgo de propagación de enfermedades tras las inundaciones que dejaron miles de muertos y desaparecidos en el este de Libia, donde las esperanzas de encontrar supervivientes se agotan este sábado, seis días después de la catástrofe.

La tromba de agua por la tormenta Daniel que golpeó el fin de semana pasado la ciudad de Derna, a orillas del Mediterráneo, reventó dos represas y provocó una riada fulgurante que arrasó con todo a su paso.

La crecida, comparable a un tsunami de varios metros, dejó un paisaje de desolación; con gran parte de la ciudad arrasada como si se hubiera producido un fuerte sismo, dijo un fotógrafo de AFP.

Edificios enteros fueron barridos por el agua y otros están medio destruidos, con vehículos encastrados en sus paredes. Esta catástrofe golpea a un país asolado por años de conflicto, donde hay dos gobiernos enfrentados.

Altos funcionarios de la autoridad que controla la zona oriental de Libia -que no es el gobierno reconocido por la ONU- han dado balances contradictorios.

Othman Abdeljalil, el jefe de la cartera de Salud del gobierno del este, reportó 3.166 fallecidos en un balance emitido en la noche del viernes, que incluyó a 101 víctimas fatales encontradas durante la jornada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que «se encontraron y fueron identificados los cadáveres de 3.958 personas» y que hay 9.000 desaparecidos.

Esta agencia de la ONU anunció que ya llegaron a la ciudad de Bengasi, a unos 300 kilómetros de Derna, 29 toneladas de material sanitario.

Un corresponsal de AFP constató que en Bengasi aterrizaron dos aviones de carga con ayuda, uno de los Emiratos Árabes Unidos y otro procedente de Irán.

A la entrada de Derna hay un flujo constante de vehículos que transitan por una vía improvisada. Las excavadoras siguen trabajando para retirar los escombros.

En Al Bayda, a 100 kilómetros al oeste de Derna, los habitantes intentan despejar las rutas. Limpian sus casas anegadas por el barro después de la riada.

«Huele a muerto»

En el terreno, organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras (MSF) e Islamic Relief advirtieron que en los próximos días hay riesgo de propagación de enfermedades y dificultades para entregar ayuda a los más necesitados.

En el terreno, la situación es «caótica», lo que obstaculiza el recuento y la identificación de las víctimas. Así lo explicó Manoelle Carton, coordinadora médica de un equipo de MSF.

«Numerosos voluntarios de toda Libia y del extranjero están en el lugar. La coordinación de la ayuda es urgente», insistió esta cooperante, preocupada por la propagación de enfermedades transmitidas por el agua.

La ONG Islamic Relief, que advirtió de una «segunda crisis humanitaria». Esto, por el «creciente riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y de escasez de comida, refugio y medicinas».

«La ciudad huele a muerto. Casi todo el mundo ha perdido a algún conocido», alertó su director adjunto Salah Aboulgasem.

Para agilizar las labores de búsqueda, el jefe del gobierno del este de Libia, Osama Hamad, decretó que a partir de este sábado se aplicarán nuevas restricciones en la zona de la catástrofe.

«Sólo tendrán acceso los equipos de búsqueda e investigadores libios y extranjeros», informó.

País dividido

Las tareas de rescate se ven trabadas por el caos en el que está sumido este país desde el levantamiento que, con ayuda de la OTAN, derrocó al dictador Muamar Gadafi en 2011.

Actualmente existen dos gobiernos enfrentados: uno en Trípoli, reconocido por la ONU y dirigido por el primer ministro Abdelhamid Dbeibah; y otro en el este, controlado por el influyente mariscal Jalifa Haftar.

Stéphanie Williams, diplomática estadounidense y exemisaria de la ONU en Libia, criticó en un mensaje en la red X, antes conocida como Twitter a los dirigentes libios por «usar el pretexto de la soberanía» para dirigir las operaciones de ayuda «según sus intereses».

El portavoz del mariscal Haftar, Ahmad al Mesmari, reconoció que hay «necesidades enormes para la reconstrucción» durante una rueda de prensa el viernes en Bengasi.

En el campo rival, el primer ministro, reconocido internacionalmente, criticó esta semana la ausencia de planes de desarrollo adecuados en el este. Dijo que «la usura» contribuyó a la catástrofe.

«Es una de las consecuencias de las querellas, las guerras y el despilfarro de fondos», afirmó.