Detrás de los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC en el Catatumbo están los intereses de la administración de Nicolás Maduro para controlar la frontera y frenar cualquier posible intervención extranjera en Venezuela, según publicó Semana.
El medio colombiano realizó una investigación durante días en la zona del conflicto, donde conversó con altos mandos colombianos, líderes sociales, campesinos, cocaleros y personas cercanas a la guerrilla para concluir que los enfrentamientos entre las guerrillas colombianas no son solo por el control del narcotráfico.
«El ELN es la contención en la frontera en caso de cualquier invasión que ataque a la revolución venezolana. Eso está clarísimo. Siempre ha sido así», aseguró un alto funcionario de la fuerza pública de Colombia.
Un oficial, bajo anonimato, admitió que las fuerzas de Antonio García estaban perdiendo terreno en Norte de Santander, lo que generó preocupación en el entorno de Maduro. Esto se agravó cuando el expresidente Álvaro Uribe volvió a plantear la idea de una intervención militar para derrocar al chavismo.
Unidades de inteligencia y líderes sociales señalaron que el ataque del ELN no fue casualidad. Incluso el Gobierno de Gustavo Petro, a través de su comisionado de paz, Otty Patiño, considera probable que Maduro esté implicado en la masacre del Catatumbo.
La eliminación de la estructura 33 de las disidencias de las FARC fue planificada desde 2024 y ocurrió al mismo tiempo que el supuesto cartel de los Soles se establecía en el Catatumbo, según Semana.
Apoyo al ELN
De acuerdo con la revista colombiana, Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y Tareck El Aissami enviaron a sus representantes con enormes sumas de dinero para reactivar el comercio de la hoja de coca. Además, señalaron la «indisciplina» de las FARC en esa zona fronteriza, ya que no estarían respetando acuerdos básicos para operar allí.
Alexánder Díaz Mendoza, alias Calarcá, uno de los líderes principales de las Farc, reveló a Semana este viernes que el chavismo ha apoyado la ofensiva del ELN. Según él, desde hace un año utilizan los recursos del Estado para atacar y desmantelar los campamentos de sus hombres.
«El ELN ha corrompido a algunos mandos militares que han apoyado a este grupo en la zona de frontera. Algunos soldados activos salen de permiso y participan en operativos de esas estructuras, se ganan un dinero y retornan a sus cuarteles nuevamente», señaló Díaz Mendoza.
Destacados líderes locales de Norte de Santander, que mantienen contacto directo con la cúpula del ELN, confirmaron dicha información.
Expulsión de las FARC
Consideran que los militares venezolanos colaboraron para expulsar a los integrantes de las Farc de su territorio, obligarlos a refugiarse en el Catatumbo y así facilitar que el ELN los masacrara.
«Las FARC fueron expulsadas de Venezuela. Allá identificaron sus fincas, les quemaron los cambuches, hubo bombardeos. Ellos expusieron a las FARC hacia Colombia», señaló una de esas personas bajo condición de anonimato..
El ELN ha sido, históricamente, la primera línea de protección para el chavismo, y mantener a esta guerrilla operativa es clave para la permanencia de Maduro en el poder. Uno de sus hombres, que ha participado en múltiples negociaciones, señaló que el ELN se ha transformado en un grupo armado al servicio de Maduro, encargado de realizar el trabajo sucio.
«El ELN, con los cubanos, (son) las últimas retaguardias de seguridad de Maduro», dijo la fuente. Un funcionario colombiano también lo reconoció.
El gobierno colombiano emitió el viernes un decreto que declara el estado de conmoción interior en Catatumbo, medida anunciada previamente por el presidente Petro.
Según los datos oficiales, los enfrentamientos han dejado entre 60 y 80 muertos, y han provocado el desplazamiento forzado de más de 36.000 personas. En los primeros días de enero, más de 700 personas se desplazaron a Venezuela, mientras que 395 personas han sido «extraídas» de la zona, incluidos 14 firmantes de paz y 17 de sus familiares.
Además, más de 7.000 personas permanecen confinadas en los municipios de Tibú, Teorama y San Calixto.