Con un casco de realidad virtual, unos estudiantes de una universidad de Hong Kong viajan a un pabellón en las nubes para seguir una clase de la teoría de juegos explicada por un Albert Einstein creado con inteligencia artificial (IA).
La experiencia forma parte de un curso piloto de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong (HKUST) para probar el uso de «profesores» generados por esta tecnología en auge en el mundo.
El profesor Pan Hui, responsable de este proyecto, considera que esta herramienta puede ser de gran ayuda para los centros educativos ante la falta de personal en muchos países del mundo.
«Los profesores generados por IA pueden aportar diversidad (…) e incluso una narración inmersiva», explica Hui a la AFP.
La difusión de herramientas como ChatGPT generó esperanzas de mejoras en productividad y enseñanza, pero también temores sobre las posibilidades que ofrecían para el engaño y el plagio o la sustitución de profesores.
En este curso «Redes sociales para los creativos», estos maestros digitales abordan con una treintena de estudiantes cuestiones relativos a las tecnologías inmersivas y el impacto de las plataformas digitales.
Una vez que se carga el contenido de la formación al programa, este genera automáticamente los profesores, cuya apariencia, voz y gesticulación son personalizables.
Los avatares pueden aparecer en una pantalla o a través de cascos de realidad virtual.
El curso es híbrido porque Hui interviene también en las clases. Pero la IA, asegura, le ha permitido librarse de sus tareas más «pesadas».
Profesores de dibujos manga
La estudiante de doctorado Lerry Yang considera que esta mezcla de universos reales y virtuales y la personalización de los profesores digitales mejora su aprendizaje.
Si un profesor digital «me hace más receptiva a nivel mental o me parece más accesible y amable, esto borra la sensación de distancia entre el profesor y yo», asegura a la AFP esta joven que dedica su doctorado al metaverso.
Abordar el auge de la IA es un desafío común para el profesorado. Algunos deciden limitar su uso o intentan encontrar identificar de forma fiable los plagios.
Aunque al principio se mostraron dubitativas, la mayoría de universidades de Hong Kong autorizaron el año pasado a sus estudiantes usarla con condiciones variables.
En su curso piloto, Hui experimenta con avatares de género y orígenes étnicos distintos o con apariencia de figuras célebres del mundo académico como el economista John Nash o el mismo Einstein.
«Hasta ahora, el tipo de profesores (generados por IA) más populares son mujeres jóvenes y bellas», dice.
Los personajes de dibujos animados japoneses, con los que también han experimentado, no generan unanimidad, explica la estudiante de doctorado Christie Pang, que colabora con Hui.
«Algunos estudiantes sentían que no podían confiar en lo que decía» el avatar digital, afirma.
Mejor el real
Para Pan Hui, la fiabilidad de los profesores generados por IA puede superar en el futuro la de los seres humanos reales. Pero es preferible que ambos tipos de maestros convivan, considera.
«Como profesores universitarios, nosotros nos ocuparemos mejor de nuestros estudiantes en lo que afecta, por ejemplo, a su inteligencia emocional, su creatividad y su pensamiento crítico», explica.
Por ahora, esta tecnología está lejos de representar una amenaza seria para el personal académico.
Los avatares no pueden interactuar con los alumnos y, como todos los contenidos creados por la IA, pueden ofrecer respuestas falsas o extrañas, lo que algunos llaman «alucinaciones».
Cecilia Chan, profesora de la Universidad de Hong Kong (KHU), sondeó el año pasado a más de 400 estudiantes: una mayoría de ellos prefería los tutores de carne y hueso.
Los alumnos «prefieren todavía hablar con una persona real porque un profesor de verdad puede compartir su experiencia, dar comentarios y demostrar empatía», afirma Chan, cuyos trabajos se centran en el uso de la IA en la educación.
«¿Preferirías escuchar un ‘bravo’ de parte de un ordenador?», pregunta la investigadora.
Sin embargo, los estudiantes ya recurren a herramientas basadas en la IA en su aprendizaje, como «hace todo el mundo», dice Chan.
En la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, uno de los alumnos de Hui, Yang, lo confirma: «No se puede ir en contra del desarrollo de esta tecnología».