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Foto NoticiaCristiana

La historia de los feligreses que liderados por un pastor esperaban la llegada de Jesucristo a Isabel López, corregimiento del Atlántico, Colombia, no terminó el 28 de enero, cuando se había fijado la fecha del arribo, y ahora continúan conociéndose más detalles.

Familiares de los que estaban en ayuna cuentan que sus seres queridos se encuentran preocupados, porque habrían vendido algunas pertenencias y ahora el líder religioso no aparece por lo sucedido.

EL TIEMPO intentó consultar a uno de ellos al respecto, peroo prefirió no dar declaraciones porque el caso lo está manejando una abogada que los  asesora para estudiar la viabilidad de un proceso.

Por su parte, el secretario del Interior municipal, Vicente Berdugo, indicó al medio que las autoridades no han tenido contacto con Gabriel Ferrer Ruiz, el pastor que la semana pasada también renunció a un cargo en la Universidad del Atlántico.

“Nosotros nunca hemos tenido contacto con el pastor. Él radica en Barranquilla, es de apellido Ferrer, pero hasta el 29 de enero no tuvimos ninguna clase de contacto con él”, manifestó el funcionario.

Berdugo señaló que en la comunidad se mantiene un ambiente de hermetismo, algunos de los participantes en el ayuno solicitaron ser trasladados a Barranquilla por temor, dejando la iglesia fuera de funcionamiento, mientras que los menores de edad permanecen bajo el cuidado de familiares.

La llegada de Jesús

La comunidad se quedó esperando la llegada de Jesús el jueves 28 de enero. Los miembros de esta comunidad religiosa comenzaron un largo ayuno con el fin de estar preparados para la llegada de Jesús.

Además, el líder religioso, según versiones de los vecinos, invitó a las personas «a dejar los trabajos” y “vender todo” debido a que se acerca la “resurrección de los muertos”.

Esta situación, además de ser un hecho curioso, encendió las alarmas de las autoridades, pues en el grupo se encontraban ocho menores de edad que finalmente fueron entregados por Bienestar Familiar a otros familiares.

“Se encuentran al cuidado de su familia extensa y con la vigilancia del Bienestar Familiar. Las familias que los recibieron firmaron un compromiso para cuidarlos hasta que pase toda esta situación”, dijo en su momento Benjamín Collante, director regional del Bienestar Familiar.

Y ante los señalamientos de que eran suicidas, Ferrer dijo: “Los suicidas se van al infierno. Si alguna iglesia existió en Barranquilla o Colombia que ama la vida es Berea, porque nosotros somos templo del espíritu Santo de Dios. No se equivoquen los suicidas. No somos suicidas. Estamos llenos de vida porque creemos que la vida le pertenece al Señor”.

La llegada de Cristo, decía Ferrer, era las 11:59 pm del jueves 28 de enero. Pero llegó la fecha y no hubo señales, por lo que algunos cuestionaron al pastor.

No obstante, su respuesta fue: “Los que murieron en santidad con la fe de Cristo resucitarán dentro de pocos días”.

Ferrer, profesor de literatura y dueño de una excelente hoja de vida, había renunciado semanas atrás a su cargo en Uniatlántico porque, argumentó, quería «proseguir al blanco, por ver si lograba asir aquello para lo cual fue también asido por Cristo Jesús».


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