La escalada verbal entre Donald Trump y Kim Jong Un alcanzó un nuevo techo este viernes, luego de que el presidente estadounidense calificara de “demente” a su par norcoreano, en momentos en que Pyongyang alude a un posible ensayo de bomba H en el Pacífico.
Es necesario priorizar “una actitud razonable y no emocional, en lugar de tener un patio de recreo donde los niños se pelean sin que nadie pueda detenerlos”, comentó el jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov.
“Kim Jong-Un de Corea del Norte, quien es obviamente un demente al que no le importa privar de comida o asesinar a su pueblo, será puesto a prueba como nunca antes”, escribió el mandatario en Twitter.
Unas horas antes, el líder norcoreano había lanzado un ataque muy personal al inquilino de la Casa Blanca.
Trump “me ha insultado, a mí y a mi país, ante los ojos del mundo entero, y ha lanzado la más feroz declaración de guerra de la historia”, dijo Kim, según un despacho de la agencia oficial norcoreana KCNA.
“Voy a hacer que el hombre que está al frente del mando supremo de Estados Unidos pague caro por su discurso”, agregó el líder norcoreano.
“Castigaré con fuego al senil norteamericano mentalmente trastornado”, amenazó Kim.
El despacho de KCNA estaba acompañado por una foto de Kim Jong-Un sentado detrás de una mesa, con una hoja de papel en la mano.
“Escalada de tensiones”
Este viernes el Kremlin se declaró “profundamente preocupado” por el aumento de la tensión tras el intercambio de “amenazas” entre los dirigentes de los dos países y la “escalada de tensiones”. En un tono similar, China solicitó poner fin a las provocaciones entre ambos líderes.
Más allá de la unidad alcanzada para aprobar las sanciones, las grandes potencias mantienen sus diferencias sobre la manera de poner fin a la crisis.
En la tribuna de la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, estimó que “la negociación” es “la única solución”. Por su parte, Lavrov advirtió que “la histeria militar lleva no solamente a un impase sino también a la catástrofe”.
Al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el ministro norcoreano de Relaciones Exteriores declaró a los periodistas que Pyongyang podría hacer explotar una bomba de hidrógeno fuera de su territorio.
“Creo que podría ser un ensayo de bomba H de un nivel sin precedentes tal vez sobre el Pacífico”, afirmó Ri Yong-Ho.
“La decisión depende de nuestro líder, así que no lo sé seguro”, matizó el ministro.
En su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU, Trump había lanzado una dura advertencia a Corea del Norte.
Si Estados Unidos “se ve forzado a defenderse a sí mismo o a sus aliados, no nos quedará más remedio que destruir totalmente Corea del Norte”, dijo.
Esta escalada de declaraciones y amenazas recíprocas se produce después de meses de tensiones entre ambos países por el programa armamentístico de Pyongyang, que ha desafiado las sanciones de la ONU al lanzar su sexto ensayo nuclear –según Corea del Norte, una bomba H– y realizar varias pruebas de misiles que sobrevolaron Japón.
Estados Unidos anunció el jueves nuevas sanciones contra empresas que negocien con Corea del Norte, un primer paso hacia medidas punitivas contra compañías chinas y de otros países.
Trump firmó un decreto que permite sancionar a “individuos y empresas que financien y faciliten el comercio con Corea del Norte”, lo que puede agravar dramáticamente el cerco económico en torno a Pyongyang.
La campaña de sanciones es la “última oportunidad” para lograr una salida “pacífica” de la crisis, estimó en Nueva York la directora para el este de Asia del departamento de Estado estadounidense, Susan Thornton.
Nunca antes la amenaza norcoreana había pesado tanto sobre la cita anual en la ONU de líderes mundiales, que aunque están divididos sobre cómo enfrentar al aislado régimen de Kim, en agosto y septiembre lograron adoptar por unanimidad nuevas sanciones contra Corea del Norte.
Algunos expertos advierten sobre la aparente ineficacia de esas medidas de retorsión y los riesgos de una violencia en aumento que se desprende de los discursos estadounidense y norcoreano.
“Hay cosas muy peligrosas que podrían resultar de todo eso. Es tiempo de apartarse, más que contribuir a hacerlas inevitables”, declaró John Delury, de la universidad Yonsei de Seul.
“Malentendido fatal”
Al abrir la Asamblea de la ONU, el secretario general Antonio Guterres había advertido por su lado que “la retórica agresiva puede conducir a malentendidos fatales”, que podrían encender una guerra nuclear.
Guterres debe reunirse el sábado con el ministro de Exteriores norcoreano Ri Yong-Ho al margen de la asamblea para tantear la posibilidad de una negociación.