Un comando armado, con uniformes camuflados y armas largas, llegó este lunes, hacia las 6:00 pm, hasta el campamento de Seuxis Pausias Hernández Solarte, alias Jesús Santrich, en Venezuela.
El lugar, según coordenadas conocidas por EL TIEMPO, está ubicado en la serranía de Machiques, estado Zulia, que del lado colombiano se convierte en la Serranía del Perijá.
Allí se encontraba desde hace al menos 3 meses Santrich, con un anillo de seguridad de cerca de 12 hombres que lo custodiaban desde que el exguerrillero decidió moverse de Caracas, donde lo cuidaba el colectivo chavista La Piedrita, con el guiño del régimen. En cuestión de segundos fueron copados y Santrich, que estaba reconstruyendo desde allí el frente Martín Caballero de las extintas FARC, fue dado de baja.
Versión de la guerrilla
Veinticuatro horas después del golpe de mano y sin que el gobierno de Nicolás Maduro se hubiera referido al asunto, las autodenominadas disidencias Nueva Marquetalia confirmaron la muerte de Santrich, y dieron su propia versión de los hechos.
Tal como lo anticipó EL TIEMPO, aseguraron que el asalto se registró en la zona limítrofe entre ambos países.
“Informamos a Colombia y al mundo con dolor en el corazón, la triste noticia de la muerte del comandante Jesús Santrich, integrante de la Dirección de las Farc-EP, Segunda Marquetalia, en una emboscada ejecutada por comandos del ejército de Colombia el 17 de mayo”, dice el comunicado de las disidencias que hasta ahora solo habían enviado cuatro videos amenazantes contra el gobierno Duque.
Y agregan: “Sucedió en la Serranía del Perijá, zona binacional fronteriza, entre El Chalet y la vereda Los Laureles, dentro de territorio venezolano”.
Según la versión de las disidencias, hasta ese lugar penetraron los comandos colombianos y le atribuyen la orden al presidente Duque.
“La camioneta donde viajaba el comandante fue atacada con fuego de fusilería y explosiones de granadas. Consumado el crimen, los asesinos le cercenaron el dedo meñique de su mano izquierda. Unos minutos después, cerca del lugar, rápidamente, los comandos fueron extraídos en un helicóptero de color amarillo rumbo a Colombia”.
Los sobrevuelos militares
Según coordenadas entregadas por autoridades venezolanas, el campamento de Santrich estaba ubicado del lado venezolano, en línea recta a Conejo, la población en el departamento de La Guajira, de donde se voló mientras era investigado por haber delinquido después de firmado el acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos.
Más temprano, EL TIEMPO reveló un informe que circuló en Caracas sobre los hechos, en donde se señala que el campamento del exjefe de las FARC se encontraba a apenas 4 kilómetros de una base militar de ese país.
De hecho, hay información según la cual helicópteros militares venezolanos sobrevolaron, hacia las 9:00 pm del lunes, el área campamentaria donde fue dado de baja el histórico exjefe de las extintas FARC.
Por eso, expertos en inteligencia ponen en duda que se hubieran utilizado granadas y explosivos en el asalto, sin que en la base militar lo advirtieran.
Además, dicen que llama la atención que en el escueto comunicado de las disidencias no se refieran a otros muertos tras un ataque de esa envergadura.
Lo que sí está claro es que el cuerpo de Santrich quedó en el campamento.
“Aseguran que el hecho de que le hubieran quitado la falange del dedo meñique de su mano derecha, señala que fue un comando de fuerzas militares colombianas para poder confirmar su muerte. Pero Colombia niega cualquier participación”, le dijeron a EL TIEMPO fuentes enteradas del caso.
Mercenarios y Duarte
Las primeras versiones que circularon en Venezuela señalaban como responsables a un grupo de mercenarios que buscaban la captura de Santrich para cobrar la recompensa que se ofrecía por su ubicación: 5 millones de dólares en Estados Unidos y 3.000 millones de pesos en Colombia.
De hecho, no se descartaba que su archienemigo, alias Gentil Duarte –cuyas disidencias están enfrentadas al régimen de Maduro– hubiera entregado las coordenadas de su campamento.
Cabe recordar que esas disidencias mantienen secuestrados al menos 8 miembros del Ejército venezolano, con el que sostienen enfrentamientos.
De hecho, EL TIEMPO tuvo acceso a información según la cual en medio de esa confrontación también se habría registrado un reciente ataque contra alias Romaña, otro de los cabecillas de esa disidencia que permanece en el vecino país.
¿Qué viene ahora?
Por ahora, lo único concreto es que lo ocurrido confirma que Santrich y otros miembros de las disidencias y de la guerrilla del ELN han encontrado refugio permanente en territorio venezolano.
Incluso, organismos de inteligencia señalan que desde allí se grabó el más reciente video en el que alias Iván Márquez sale a celebrar lo que denomina la revuelta popular en Colombia.
No obstante, el hecho de que en su comunicado quieran involucrar al gobierno de Colombia sin duda puede desatar un nuevo episodio de tensión y amenazas de parte de Nicolás Maduro, como ya ocurrió con la fracasada operación Gedeón (en mayo de 2020), que también involucró a mercenarios.
Sin embargo, el silencio del régimen puede deberse a que tendría que reconocer que su territorio sirve de guarida para este tipo de bandas criminales, que además trafican con cocaína.
A eso se une el malestar de sectores del Ejército venezolano por las acciones bélicas de los incómodos huéspedes de Maduro que ya han dejado varios uniformados gravemente heridos y ahora varios desaparecidos.
Al cierre de este edición se esperaba tanto un comunicado oficial de Colombia por los señalamientos de las disidencias, como del régimen de Nicolás Maduro.
Una vez se conoció la muerte de Jesús Santrich, EL TIEMPO se comunicó con Rodrigo Londoño, vocero del grupo político Comunes (antigua FARC), quien hizo saber que prefería no opinar sobre la muerte de su excompañero.
Mientras tanto, el ministro del Interior, Daniel Palacios, calificó de fantasioso los señalamientos de «la narcotalia» de culpar a Colombia de la muerte de Santrich.