El venezolano José Pérez llegaba a México la mañana del 6 de enero sin imaginar que iba a toparse con duras exigencias burocráticas en el aeropuerto capitalino. En las 10 horas previas a su deportación, asegura, asomaron la maldad y actitudes irrespetuosas de funcionarios de migración.
Pérez relató a Efe lo que vivió en el país, mientras que un portavoz del Instituto Nacional de Migración (INM) expuso su versión de lo ocurrido.
El extranjero se disponía a disfrutar de unas vacaciones en México, con el boleto de vuelta comprado para el 6 de marzo, uno de los requisitos que exige Migración para ingresar al país.
Efe tuvo acceso al boleto de avión, pero el portavoz de Migración aseguró que el venezolano nunca lo mostró a su llegada al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
En un inicio se le solicitó una carta de invitación que desencadenó el primer conflicto, ya que no portaba la carta impresa, sino una versión digital en su celular.
Esto hizo que apareciera una empleada que, según contó el deportado, se acercó a él al grito de: «¿Qué viene usted a hacer aquí a México?».
La funcionaria negó la validez de la carta del celular, asegurando que únicamente se aceptan invitaciones impresas.
«Podemos buscar un lugar para imprimirla», sugirió Pérez. La petición se le denegó y se le mandó a otra sala a la orden de «pásenlo a segunda».
El INM justificó la decisión apelando a la seguridad, ya que estas misivas de invitación pueden ser falsas y para una correcta verificación de la veracidad debe entregarse una copia en papel.
Además, indicó, «únicamente se aceptan invitaciones realizadas por una institución de gobierno, no por un particular», como era el caso.
Mientras esperaba en una sala, otra funcionaria le entregó unos documentos a rellenar con algunos datos, entre ellos el domicilio de la persona con la que se alojaría, un amigo mexicano llamado Salvador Herrera.
Pérez intentó mirar en el celular los datos de su amigo, ya que no los sabía de memoria, pero le pidieron que lo guardara inmediatamente y tras 45 minutos se le entrevistó en un cuarto a solas.
«A la persona que dijo le iba a recibir le contactamos por teléfono y nunca contestó», aseguró el INM, agregando que la llamada les conducía a buzón de voz.
Además, Migración consideró sospechoso que Pérez «no sabía el nombre completo ni la dirección de la persona que iba a visitar».
Tras unas preguntas rutinarias, el entrevistado afirmó: «Antes de seguirle respondiendo le quiero decir que me siento agredido con su actitud».
«Aquí lo que va a pasar es que yo voy a llamar a su embajada y usted se va a marchar a su país», dijo el joven que le respondió la mujer.
Después la funcionaria supuestamente cargó contra el país de Pérez.
«No venga usted a creer que va a venir aquí a México a romper las leyes como se hace en su país», le espetó, según la versión del deportado, quien fue recluido en un cuarto al concluir la entrevista.
El lugar era angosto y sin ventanas, varios bancos rodeaban las paredes beige y en una de las esquinas había colchonetas apiladas, detalló.
«Solo de verlas me dieron ganas de vomitar», admitió el venezolano, que también dijo haber visto manchas de sangre seca sobre algunos de los bancos, algo que le aterrorizó.
El INM negó categóricamente la existencia tanto de la sangre como de las colchonetas en el cuarto, aunque reconoció que se trata de habitáculos aislados por seguridad.
Pasaron 8 horas en las que se le negó el acceso a comida, «a excepción de un sandwich», así como a toda información y en las que Pérez dormitó intermitentemente mientras oía las voces de los funcionarios en la distancia.
«Mi mayor miedo era que me metieran droga en mi equipaje de mano y, a raíz de eso, me torturaran», confesó.
Nada de eso pasó hasta su deportación, lo único es que trató de pedir explicaciones hasta que uno de los custodios del cuarto fue claro con él.
«Las relaciones entre Venezuela y México no son buenas. Su país se ha portado muy mal con el nuestro y así son las cosas. Usted no es el primero ni el último venezolano al que vamos a devolver», esgrimió para, un par de horas después, acompañarlo hasta el avión de vuelta a su país.
El INM aseguró que se revisarán las grabaciones de las cámaras de seguridad y se comprobará la veracidad de la historia.
En caso de encontrar alguna anomalía en el comportamiento de los empleados del aeropuerto, algo que no descartan que pueda haber sucedido, se asegurarán de que reciban la sanción correspondiente.
Durante 2017 fueron deportados 77 venezolanos de los 177 que se presentaron ante una entidad migratoria, según datos de la unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación.
Venezuela es el tercer país de América Latina con más deportaciones por parte de México, después de Ecuador, con 171, y Colombia, con 462.
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