LATINOAMÉRICA

Bachelet promulga la ley que despenaliza el aborto terapéutico

por Avatar AFP

La presidenta chilena Michelle Bachelet promulgó este jueves la ley de aborto terapéutico, cerrando un proceso de dos años y medio en los que la norma impulsada por la mandataria superó duros embates de iglesias y partidos de derecha.

Aprobada en el Congreso en agosto, la ley que despenaliza el aborto en caso de inviabilidad del feto, peligro de vida de la madre y violación logró sortear el Tribunal Constitucional, que desestimó recursos presentados por legisladores conservadores que buscaban frenar la norma.

“Las mujeres de Chile hemos conquistado o reconquistado un derecho básico, el poder decidir por nosotras mismas frente a casos extremos”, dijo Bachelet ante unas 1.500 personas que presenciaron el acto en La Moneda, mayoritariamente mujeres.

La presidenta socialista, que entregará el poder en marzo de 2018, llevó adelante una constante defensa del proyecto que transformado en ley sacó al país de una ínfima lista de naciones que prohíben cualquier tipo de aborto.

El Estado chileno rompe así décadas en las que su respuesta ante situaciones límites vividas por miles de mujeres ha sido “el castigo, la condena y la denegación absoluta del derecho a decidir”, agregó la mandataria.

Desde 1931 y por más de 50 años, el aborto estuvo permitido en Chile en casos de peligro para la vida de la madre o inviabilidad del feto, pero el dictador Augusto Pinochet, poco antes de terminar su régimen (1973-1990), apoyado por la iglesia, lo prohibió.

La aprobación de la norma es considerada una de las grandes victorias de Bachelet, que en los últimos meses de su segundo gobierno aceleró el paso para completar un ambicioso paquete de reformas y dejar atrás leyes aprobadas durante la dictadura de Pinochet que se mantuvieron tras su caída, en 1990.

Tras la aprobación del acuerdo de unión civil, que incluyó a parejas homosexuales, y de reformas al sistema educativo, para asegurar por primera vez en décadas la gratuidad de sus estudios a miles de jóvenes, la mandataria pretende cerrar su gestión con avances en la discusión del matrimonio igualitario.

Cambios que movieron los cimientos de una sociedad chilena que por décadas mantuvo casi en su totalidad las normas dictadas por Pinochet.

A partir de su promulgación, el gobierno tiene un plazo máximo de 90 días para reglamentar su implementación.