La familia Epiayú Uriana se dedicaba al campo, a la siembra de café y maíz, a la cría de reses, de gente sin problemas de ninguna índole. Cuatro personas que salían de una fiesta. Todos fueron asesinados en menos de 20 minutos por un grupo de paramilitares que, sin mediar palabra, empezaron a dispararles a las 10 de la mañana desde un carro el 28 de enero de 2001.
La masacre ocurrió en el resguardo de El Rodeíto, La Guajira. El autor de la masacre: un narcotraficante llamado Rafael Barros, conocido en la región, de acuerdo con información de Rutas del Conflicto.
La policía del municipio divulgó una versión, a todas luces falsa, de que se trataba de un ajuste de cuentas entre clanes wayú. Luego se descartó por no corresponder a las evidencias. El crímen era responsabilidad de paramilitares, reseñó Hispano Post.
Un año después, un grupo de paramilitares quemaron el quiosco en el que ejecutaron a 13 personas.
Los familiares sobrevivientes aún esperan justicia luego de 17 años. No han sido indemnizados, y siguen viviendo en la misma localidad, rebuscándose, haciendo pequeños trabajos en el pueblo.
Con información de Hispano Post