Las dos Coreas acordaron este miércoles desfilar bajo una bandera unificada en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno, que iniciarán el 9 de febrero en el condado surcoreano de PyeongChang, según se informó en un comunicado conjunto.
La decisión se adoptó en la reunión de alto nivel celebrada por los dos países en la frontera, la segunda de este tipo en poco más de una semana, para tratar la participación norcoreana en los Juegos.
Será la primera vez que ambas Coreas, que técnicamente se mantienen en guerra desde hace más de 65 años, desfilen juntas en unos Juegos desde los de Invierno en Turín (Italia), en 2006.
El acuerdo simboliza un importante acercamiento tras una década marcada por las malas relaciones entre ambos vecinos y el avance del programa nuclear norcoreano, que ha generado un importante incremento de la tensión en la península.
En otro importante gesto, ambas Coreas acordaron también conformar una selección conjunta de hockey femenino sobre hielo, decisión que ha despertado recelo en el Sur, donde diversas voces han criticado que discrimina a las jugadoras surcoreanas frente a las del Norte, originalmente no clasificadas para la cita olímpica.
Será la tercera vez que se presenta un equipo coreano unificado a un evento deportivo, y la primera desde 1991, año en el que las dos Coreas compitieron juntas en los Campeonatos del Mundo de Ping Pong de Japón y en el Mundial Sub 20 de Fútbol de Portugal.
Asimismo se acordó realizar antes de los Juegos entrenamientos conjuntos de esquí en la estación norcoreana de Masikryong y un evento cultural en el Monte Kumgang, también al norte de la frontera intercoreana.
Durante la reunión se aprobó además que la comitiva norcoreana viaje al Sur a través de la frontera terrestre.
Aunque conlleva complicaciones de seguridad al tratarse de una zona altamente militarizada entre dos países, esta se considera la forma más viable para que la delegación norcoreana acuda a la cita olímpica.
Se cree que la participación norcoreana en PyeongChang puede aliviar la tensión regional tras un 2017 marcado por las repetidas pruebas de armas norcoreanas y las amenazas con las que el presidente estadounidense, Donald Trump, respondió al régimen de Kim Jong-un.