El clima de inseguridad en Haití sigue empeorando. Las autoridades pierden cada vez más territorio de un país tomado como rehén por el terror de las bandas armadas, mientras el Gobierno se alista para recibir a una misión de reconocimiento previa al despliegue de una fuerza multinacional liderada por Kenia.
No menos del 80 % del área metropolitana de Puerto Príncipe está controlado por bandas, ante la total indiferencia de las autoridades, que no hacen nada por revertir la situación.
Una imagen profusamente difundida en las redes sociales en Haití esta semana presenta un cadáver ensangrentado cargado por al menos cuatro hombres.
Es el cuerpo de una joven de unos 20 años que recibió un disparo en la cabeza en el interior de su domicilio en el sector capitalino de Carrefour-Feuilles. Es la realidad de los últimos días para los habitantes de esta parte de la capital, localizada a menos de un kilómetro del Palacio Nacional.
Los habitantes de Carrefour-Feuilles, en pleno centro de Puerto Príncipe, han vivido un infierno en los últimos días. Son constantes los intensos ataques armados por parte de bandidos que operan en el área de Grand Ravine y que quieren hacerse con el control de la zona.
Hay muertos y heridos, según denuncian los habitantes del lugar, que se quejan de la indiferencia de la Policía Nacional, que no responde a sus llamadas de socorro. A principios de semana miles de personas, principalmente de este vasto distrito estratégico, se manifestaron por las calles de Puerto Príncipe para exigir a las autoridades que asumieran sus responsabilidades.
Zonas estratégicas, en el punto de mira
Estos días, las bandas buscan hacerse con zonas estratégicas que les permitan facilitar los desplazamientos de un lugar a otro para cometer sus acciones criminales.
Dominar la zona de Carrefour-Feuilles significa controlar una gran parte de la capital y garantizar la libre circulación de una zona a otra. Este plan incluye el sector de Tabarre, no lejos de la embajada estadounidense, que el 9 de este agosto suspendió sus servicios consulares por la inseguridad del área.
“Todo el personal está confinado en el recinto de la embajada hasta nuevo aviso debido a disparos en las inmediaciones de la embajada. La circulación entre los recintos está prohibida. Ciertas rutas que conducen a la embajada pueden estar interrumpidas debido a los continuos disparos”, informó la representación en su página web.
A medida que se avecina una probable intervención militar internacional, el clima de seguridad sigue deteriorándose, lo que lleva a una parte de la población a favorecer la acción.
El 68 % de los haitianos, a favor de la intervención
Al menos el 68 % de los haitianos están de acuerdo en que la Policía Nacional Haitiana (PNH) necesita inmediatamente el apoyo de una fuerza internacional para restablecer la seguridad en el país. Esta es la conclusión de un sondeo realizado por la no gubernamental Alianza para la Gestión de Riesgos y la Continuidad de las Actividades (Agerca).
Los resultados de este segundo sondeo de opinión sobre la situación actual de la inseguridad, publicados esta semana, afirman que la mayoría de los haitianos (66 %) consideran que la situación de inseguridad se deterioró entre enero y julio de 2023. Además, el 63 % de los encuestados opinan que debería desplegarse una fuerza internacional para ayudar a garantizar la seguridad en el país.
Entre los partidarios del despliegue de una fuerza internacional, el 51,12 % quieren que las operaciones se ejecuten junto a la PNH en las zonas controladas por las bandas, mientras el 28,92 % favorecen el despliegue militar en toda la nación.
Hay oposición a la intervención
Sin embargo, varios intelectuales y los miembros de la izquierda haitiana o del movimiento social siguen viendo con ojerizas cualquier intervención militar.
Consideran que la situación de inseguridad que vive el país desde varios años es parte del estilo de gobierno del partido que está en el poder desde 2011. Favorecen dotar a la policía de equipamiento y formación para combatir a las bandas.
Estos sectores recuerdan que la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), que llevó el cólera al país causando más de 10.000 muertes, y a la que también señalan de cometer masacres y violaciones, es un “gran ejemplo” de lo que puede significar una intervención militar internacional.
En Haití, históricamente, toda fuerza militar internacional siempre enfrenta una feroz resistencia y hostilidad por parte de diversos sectores, incluida la izquierda. Así que estas fuerzas, a menudo denominadas de “ocupación”, nunca encuentran un terreno fácil para cumplir con su misión.