A petición del presidente francés, Emmanuel Macron, la primera ministra, Élisabeth Borne, se reúne este domingo con los ministros de Interior, Justicia y Sanidad para abordar asuntos de seguridad tras la muerte el sábado de un turista alemán supuestamente a manos de un yihadista francés de 26 años.
La primera ministra presidirá este encuentro en el palacio Matignon junto al titular del Interior, Gérald Darmanin; el de Justicia, Éric Dupond-Moretti, y el de Sanidad, Aurélien Rousseau. Esta clase de reuniones son habituales cuando el país se enfrenta a atentados.
Desde el pasado 13 de octubre, cuando se produjo el anterior ataque yihadista en Arrás (norte), donde un profesor de liceo fue asesinado a cuchilladas, Francia ha activado el nivel Vigipirate (operación antiterrorista) al nivel más elevado.
También esta tarde, Jean-François Ricard, el fiscal antiterrorista, dará una conferencia de prensa (19:30 hora local) para aportar detalles sobre el ataque del sábado en pleno corazón de París que se investiga como atentado.
Miembro del EI
De momento, los medios locales han filtrado que el sospechoso Armand Rajabpour-Miyandoab, de padres iraníes exiliados políticos, dejó un vídeo de reivindicación en el que decía pertenecer al Estado Islámico.
Gritó, según las autoridades, en árabe Allah u-Akbar ( «Dios es grande») durante el ataque. Y vociferó sobre la injusta muerte de musulmanes en Gaza y en Afganistán.
Al parecer, el joven padece además problemas psiquiátricos, aunque actualmente no estaba tomando medicación.
A Rajabpour-Miyandoab lo detuvieron tras los hechos luego de ser reducido por los agentes gracias a una pistola paralizante y actualmente bajo custodia policial. Ya cumplió cuatro años de prisión, entre 2016 y 2020, por haber proyectado atentar en el oeste de París; en uno de los principales barrios de negocios de Europa, el de La Défense.
Desde su salida de la cárcel, este joven descrito como muy influenciable estaba fichado por radicalismo islamista.
Desde 2012, los atentados yihadistas en Francia han causado la muerte de 273 personas, sumando a la del sábado. Han herido a 1.200, sobre todo en 2015 y 2016. Cuando se trataron de ataques de mayor escala y organizados en grupo, no por perfiles que se asemejan a «lobos solitarios».