Israel ha lanzado durante la guerra en Gaza 250 ataques contra hospitales, clínicas o ambulancias, tanto en Gaza como en Cisjordania, mientras que Hamás también ha atacado 25 veces centros de salud israelíes, dijo este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
«El sistema de salud (en Gaza) está de rodillas», dijo Ghebreyesus, quien ilustró su afirmación con algunos hechos: «Pasillos de hospitales abarrotados con heridos, enfermos o moribundos; morgues atestadas; operaciones sin anestesia y decenas de miles de gazatíes desplazados y refugiados en los hospitales».
El director de la OMS había sido invitado para explicar al Consejo de Seguridad la situación del sector sanitario en Gaza tras un mes de guerra, y alertó además sobre el riesgo de que entre el millón y medio de gazatíes desplazados a la fuerza y apiñados en pequeños espacios, «crezca el riesgo de diarreas, enfermedades respiratorias e infecciones de piel».
Pero además, resaltó el hecho de que entre los más de 11.000 muertos en Gaza, hay una gran cantidad de mujeres y niños, y dio un dato terrible: «Cada diez minutos -afirmó- muere un niño en Gaza».
La mitad de los 36 hospitales en Gaza y dos tercios de los centros de salud primaria están ya fuera de servicio -alertó el funcionario, que precisó que solo en las últimas 48 horas cuatro hospitales han sido inutilizados por los bombardeos, perdiéndose así 430 camas, añadió Ghebreyesus.
Y pese a todos estos datos dramáticos, el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, justificó los ataques a los hospitales porque dijo que Hamás se esconde en sus sótanos y utiliza su red de ambulancias para desplazarse.
Erdan, que volvió a lucir la estrella amarilla del Holocausto en la solapa, dijo que la ONU «ha perdido la brújula moral» al convocar una reunión para condenar los ataques de Ejército israelí cuando -dijo- «Israel hace mucho más por el bienestar de Gaza que la propia ONU».
Y fue más lejos al acusar directamente a «muchos» de los empleados de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) de ser miembros de Hamás.
El embajador de EE UU, Robert Wood, pidió que se respeten los hospitales, pero repitió buena parte de las acusaciones de Israel al decir que Hamás «cínicamente usa a los civiles como escudos humanos guardando su munición y armamento en esos mismos hospitales de que se está hablando aquí».
Finalmente, la sesión del viernes, en la que no se discutía ninguna resolución -cuatro han fracasado ya por los vetos cruzados entre EE UU y Rusia con China-, sirvió una vez más para mostrar la división de la comunidad internacional, pues los llamamientos casi universales al alto el fuego se topan con la negativa de Israel y su aliado incondicional, Estados Unidos.