Israel está implementando un programa acelerado de vacunación contra el covid-19, de tal forma que 48% de la población (9 millones de personas) recibirá una primera dosis en cinco semanas. El objetivo de las autoridades sanitarias del país es vacunar a 80% de la población para finales de mayo de 2021.
Pero también se han planteado dudas sobre la forma en que se ha llevado a cabo el plan de vacunaciones. Entonces, ¿qué se puede aprender de la experiencia de Israel?
Acuerdo con Pfizer
El gobierno israelí llegó a un acuerdo con Pfizer para garantizar una distribución exprés de su vacuna a cambio de proporcionar la edad, el sexo y los datos demográficos anónimos de las personas vacunadas. Esto es posible por el hecho de que Israel tiene un sistema de salud universal y cada persona tiene un registro de salud digitalizado.
El país también cuenta con la infraestructura sanitaria y la logística necesarias para entregar las vacunas. Los territorios ocupados, mientras tanto, tienen un sistema de salud diferente.
La evidencia preliminar del reparto de la vacuna nos está dando una idea sobre su efectividad. Después de 14 días, un grupo de personas que había recibido una dosis mostró 33% menos de infecciones que un grupo no vacunado. Se trata de un nivel de protección decepcionantemente bajo, aunque el Ministerio de Salud israelí señaló que hay que esperar para conocer el impacto protector definitivo.
Mucho más alentadores son los informes recientes que indican que de 428.000 israelíes que recibieron una segunda dosis de la vacuna solo 0,014% contrajo el virus.
Es importante señalar que estos datos son preliminares y no han sido revisados por otros científicos. Necesitaremos más que cifras para comprender adecuadamente la eficacia de esta vacuna.
Problemas de privacidad
Alguna cláusula del acuerdo con Pfizer también ha planteado problemas de privacidad. En una emergencia de salud pública, la recopilación de datos demográficos es esencial para ver qué funciona y qué no.
Pero sigue siendo una cuestión importante saber si los datos individuales deben compartirse, sin consentimiento explícito, con empresas con fines de lucro, especialmente porque la información sobre 140.000 pacientes con covid-19 ya se ha compartido con Shin Bet, la agencia de seguridad de Israel, sin la debida aprobación y autorización.
Coste de las vacunas
Otro aspecto del acuerdo que hay que considerar es el precio de la operación. Los detalles completos no están disponibles, pero los informes sugieren que el acceso prioritario a la vacuna ha tenido un coste más alto que lo que están pagando la Unión Europea y Estados Unidos.
El gobierno de Israel defiende que el precio total pagado por las vacunas es equivalente a lo que cuestan solo dos días de confinamiento y, por lo tanto, vale la pena pagarlo. El pago de la prima puede cambiar la prioridad de entrega dentro de Israel, pero, dado el tamaño del país, no necesariamente afectará al mercado global. Sin embargo, si otros países también comienzan a romper filas, el mercado mundial de vacunas se verá gravemente afectado.
Dado que varios países han realizado suficientes pedidos para vacunar a sus ciudadanos varias veces, otros países, especialmente los de ingresos más bajos, pueden encontrar problemas a la hora de acceder a la cantidad mínima de dosis que necesitan.
En este contexto, si las vacunas deben ir al mejor postor, o distribuirse de acuerdo con criterios éticos para proteger a los más vulnerables, es algo que convendría tener en cuenta.
Los territorios ocupados, relegados
¿Pero qué pasa con las personas que viven en Cisjordania y la Franja de Gaza? Este es quizás el aspecto más controvertido del programa de vacunación. Mientras que los colonos judíos están recibiendo la vacuna, los palestinos en los territorios ocupados, no.
Israel se defiende y señala que esas vacunaciones son responsabilidad de la Autoridad Palestina. Pero según la Cuarta Convención de Ginebra, que cubre el control de epidemias y enfermedades contagiosas, podría decirse que este deber recae sobre Israel como país ocupante.
Es un desafío enorme para la Autoridad Palestina adquirir e implementar las vacunas Pfizer/BioNTech o Moderna dado su coste y la tecnología de almacenamiento en frío que requieren. La Autoridad Palestina ha realizado pedidos de la vacuna rusa Sputnik V, pero actualmente no hay suficiente suministro para un despliegue completo.
Vacunas en clave electoral
También hay una dimensión política interna en la política de vacunas. Israel ha tenido una de las tasas de infección más altas del mundo. Durante la segunda ola de la pandemia, después de las protestas contra la gestión de la pandemia por parte del gobierno, se constituyó un gobierno de unidad nacional en mayo de 2020.
Sin embargo, hubo protestas continuas y el gobierno acabó dimitiendo el 22 de diciembre de 2020. Se han convocado elecciones generales para marzo de 2021. El acuerdo con Pfizer se firmó el 6 de enero de 2021.
Desde una perspectiva de economía política, la responsabilidad de un gobierno es proteger vidas y medios de subsistencia, por lo que los esfuerzos de Israel para acelerar la vacunación son ciertamente dignos de elogio.
Los datos proporcionados a Pfizer son un servicio público para otros países, ya que proporcionarán información sobre la eficacia de la vacuna y ayudarán a realizar evaluaciones más realistas de las estrategias de vacunación.
Mientras esperamos saber más, las lecciones extraídas del ambicioso programa de vacunación de Israel deben equilibrarse con la comprensión de su contexto institucional, político y económico.
Aditya Goenka, Professor of Economics, University of Birmingham
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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