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Estudiantes de Florida recolectan 12.000 pares de zapatos para desamparados

Por EFE
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Un grupo de estudiantes de secundaria del sur de Florida ha dejado la colección de 3.000 pares de zapatos de la exprimera dama filipina Imelda Marcos a la altura del betún: la suya sobrepasa los 12.000 pares y tiene un fin solidario.

«Suena muy básico, pero un buen par de zapatos tiene mucho impacto en la vida de una persona», dice a EFE Hilda Fernández, directora ejecutiva de Camillus House, la organización que se encargará de distribuir el calzado recolectado por los estudiantes.

Fernández habló así en el patio de la casa de la familia Inguanzo en la ciudad de Miami Lakes, que por cuarto año consecutivo se ha convertido en un almacén del calzado recogido mediante una campaña que en 2022 se ha extendido a ayuntamientos y escuelas de los condados de Miami-Dade y Broward, en el sur de Florida.

La campaña existe desde 2011, pero nunca hasta ahora se había logrado reunir tal cantidad de zapatos ni tantos nuevos, algunos hasta con la caja original y de marcas conocidas, dice a EFE Gina Inguanzo, agradecida con tanta solidaridad y orgullosa de sus hijos.

La ropa se lava, ¿qué hacer con el calzado?

Los tres hijos de Gina y su esposo, Ramiro Inguanzo, las gemelas Sophia y Susanna y el varón Christopher, han trabajado cinco semanas junto a compañeros de la escuela secundaria católica Archbishop Edward McCarthy de Miami Lakes para recolectar los zapatos, trasladarlos, seleccionarlos y meterlos en cajas.

Hoy empezaron a ser transportadas desde el patio de la casa de los Inguanzo hasta Camillus House, una organización dedicada a atender a los desamparados del condado de Miami-Dade desde hace casi 60 años y originalmente creada para ayudar a los primeros exiliados cubanos.

Camillus House será la encargada de distribuir los zapatos entre personas que viven en la calle o en refugios para desamparados y entre familias de muy bajos ingresos.

«Uno puede lavar la ropa, pero un calzado roto y con huecos solo se puede mejorar cambiándolo por otro par», dice Fernández.

Camillus House no solo da refugio, comida y posibilidad de asearse a desamparados, sino que los ayuda a buscar trabajo y ayudas y para eso es importante presentarse con ropa y calzado dignos.

Más detalles de esta iniciativa de los estudiantes

Algunos de los zapatos para hombres, mujeres y niños que asomaban en las cajas eran más que dignos, pero lo que abundaban eran las zapatillas deportivas, muchas nuevas y con etiquetas.

Si una persona vive en la calle necesita caminar mucho en busca de recursos, dice Fernández, que calcula que en Miami-Dade hay un millar de personase esa situación, más 2.500 que pasaron a vivir en refugios y están en vías de cambiar a una vida mejor.

Son muchas menos que en San Francisco, Nueva York o Los Ángeles, pero en cualquier caso una sola persona desamparada es más de lo que debería haber en una ciudad de EE UU, agrega la directora ejecutiva de Camillus House.

En un comunicado de agradecimiento a la campaña «Loving Soles», Fernández dijo que «ha sido increíble ver la efusión de amor de la comunidad. En un mundo plagado de tanta negatividad, esta muestra de generosidad restaura la esperanza y la fe en la humanidad. Quizás ese sea el mayor milagro y el mayor impacto: que las vidas cambien tanto para el donante como para el receptor».

«Loving soles»: hablan algunos estudiantes

Camila de los Ríos, una de las alumnas del instituto Archbishop McCarthy que hoy ayudó en la operación de cargar las cajas y bolsas con zapatos en el camión, comparte de la opinión de Fernández de que el calzado es importante no solo para poder trasladarse de un lado a otro sin dañarse los pies.

«Es muy importante tener buena presencia, y los zapatos forman parte de eso, para poder cambiar de situación y mejorar», dice en un comentario a EFE.

De los Ríos como el resto de sus compañeros, chicos y chicas adolescentes, llevan camisetas con la leyenda «Loving Soles», que viene a significar amantes de los zapatos .

Gina Inguanzo explica que se trata de un juego de palabras entre «soles», plantas de los pies y por extensión calzado, y «souls», almas, con el que se quiere plasmar esta unión entre zapatos y solidaridad en la que están embarcados los estudiantes de Miami Lakes.

El primer año que la familia Inguanzo se unió a «Loving Soles», una campaña iniciada en 2011 por Ileana Gutiérrez McGoohan y sus dos hijos adolescentes, solo recolectaron 500 pares, dice Gina Inguanzo.

«Este año yo diría que son más de 12.000 pares, hay más dentro de la casa que los que hay aquí», dice señalando las grandes cajas con dibujos de corazones y leyendas como «Be Kind to the Needy» (Se bondadoso con el necesitado) extraídas de la Biblia.

Dentro de las cajas miles de zapatos esperaban dueño al que cambiarle la vida.

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