Ana, quien accedió a compartir su historia con Brazil Reports si no se usaba su nombre real, nunca pensó que tenía un problema con el alcohol hasta que se quedó dormida al volante y estrelló su coche después de salir de una fiesta en São Paulo, Brasil, en 2015.
Aunque sólo sufrió heridas leves, el accidente fue una llamada de atención para Ana, que ahora tiene 32 años y sufre también trastorno de ansiedad generalizada, toma medicamentos con receta y tiene seguimiento psiquiátrico y psicológico.
Cuando llevó el episodio a sus sesiones de terapia, empezó a reevaluar su relación con el alcohol y se dio cuenta de que bebía demasiado. «Era como una válvula de escape, una forma de olvidarme de mis problemas. Iba a la fiesta, bebía mucho y al día siguiente no me acordaba de nada», explica.
Mujeres en Brasil
Historias como estas, de mujeres como Ana, son cada vez más comunes en Brasil, ya que el abuso del alcohol entre las mujeres ha aumentado considerablemente en la última década.
En 2010, 10,5% de las mujeres brasileñas consumían bebidas alcohólicas de forma abusiva. En 2020, la cifra aumentó a 16%. Durante el mismo período, las tasas entre los hombres se mantuvieron estables (27% en 2010 y 26,5% en 2020).
Como consecuencia, también aumentó el número de muertes. En 2020, 23,3% de todas las muertes relacionadas con el abuso de alcohol en Brasil fueron mujeres. Hubo 15.490 muertes, lo que significa que, cada hora, cerca de dos mujeres murieron debido al abuso de alcohol.
Los datos forman parte de un nuevo estudio realizado por el Centro de Información sobre Salud y Alcohol (Cisa), una ONG de sensibilización y prevención del abuso de alcohol. El objetivo del estudio es sensibilizar sobre los riesgos del exceso de alcohol para la salud de las mujeres y apoyar políticas públicas de prevención y orientación.
Según Cisa, el abuso de alcohol es diferente de la dependencia (alcoholismo), que es una enfermedad causada por una serie de factores y afecta sólo a 1,6% de la población del país, entre hombres y mujeres. El abuso de alcohol, dice la ONG, se produce cuando las mujeres beben cuatro o más copas en un periodo de dos horas, al menos una vez al mes.
Una dosis estándar de alcohol equivale a 14 g de alcohol puro, lo que corresponde, por ejemplo, a una lata de cerveza de 350 ml, un vaso de vino de 150 ml o un chupito de vodka o tequila de 45 ml. En el caso de los hombres, el abuso de alcohol se produce con cinco o más copas.
Según la socióloga Mariana Thibes, coordinadora del Cisa, el cuerpo de la mujer, biológicamente, es más vulnerable a los efectos y daños del alcohol en comparación con el del hombre. «Al cuerpo femenino le cuesta más metabolizar el alcohol. Por lo tanto, las mujeres tienden a tener más problemas con el alcohol, a menudo beben menos que los hombres», dijo a Brazil Reports.
¿Por qué beben más las mujeres?
Thibes señala dos factores para el aumento del consumo abusivo de alcohol entre las mujeres de Brasil. El primero es un cambio cultural, con la conquista de más derechos e igualdad por parte de las mujeres, que minimiza un viejo estigma sexista de la sociedad según el cual las mujeres no deberían beber, ya que sería «cosa de hombres».
«Es positivo conseguir más igualdad entre hombres y mujeres, pero uno de los efectos colaterales es que las mujeres beben más. Esto no es exclusivo de Brasil, ocurre en muchos países. Nos preocupa mucho el abuso del alcohol y los riesgos para la salud de las mujeres», afirmó.
En todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se producen 3 millones de muertes al año por abuso de alcohol, lo que representa 5,3% del total de fallecimientos. En Estados Unidos, el abuso de alcohol entre las mujeres ha aumentado constantemente desde finales del siglo pasado, con un incremento de 85% de las muertes relacionadas con el alcohol entre las mujeres entre 1999 y 2017. Y los expertos temen que la pandemia, y sus efectos duraderos, puedan acelerarlo. Un estudio de 2020 de JAMA Network Open descubrió un aumento de 41% en los días en que las mujeres bebían en exceso (cuatro o más copas en pocas horas según su definición).
A corto plazo, Thibes señala consecuencias negativas para las mujeres, como la posibilidad de verse implicadas en accidentes, casos de violencia y peleas, así como relaciones sexuales sin consentimiento ni protección. A largo plazo, hay riesgo de enfermedades graves, como hipertensión y derrames cerebrales, además de problemas cardíacos y de fertilidad.
«Uno de los principales factores de riesgo del cáncer de mama es el abuso del alcohol», afirma la socióloga.
El segundo factor que contribuyó al aumento de las tasas, según Thibes, fue la pandemia de covid-19, que afectó a la salud mental de las mujeres.
«Las mujeres fueron las más afectadas por la pandemia, sobre todo las más pobres. Hubo mucho estrés, ansiedad y tristeza. Todo esto puede dar lugar a un aumento del consumo de alcohol, no de forma sociable, sino como forma de afrontar las dificultades. Algunas mujeres utilizan la bebida para intentar relajarse, pero esto puede llevar a un consumo abusivo o a la dependencia», explica.
Esto es claro en el estudio de Cisa, que identificó un aumento de 23% en las muertes en Brasil de mujeres atribuidas al alcohol entre 2019 y 2020, el año que tuvo las medidas más estrictas para combatir la propagación de covid-19, incluida la cuarentena y el aislamiento social.
Thibes también dijo que si las tasas siguen aumentando cada año en Brasil, en 2030, las mujeres beberán la misma cantidad que los hombres: «Esto es muy preocupante, precisamente por los efectos negativos del alcohol en el cuerpo de las mujeres».
¿Qué hacer para cambiar esta situación?
Para cambiar esta situación, Thibes destacó la necesidad de campañas para educar a las mujeres sobre las consecuencias del abuso del alcohol, ya que muchas desconocen los problemas de salud que pueden adquirir a través del alcohol.
«El abuso de alcohol suele estar normalizado en Brasil. Por eso es necesario informar a la población, especialmente a las mujeres. Existe un enorme estigma social hacia las mujeres que tienen problemas con la bebida. Brasil tiene una muy buena red de servicios para alcohólicos y drogadictos, pero no siempre es acogedora para las mujeres», dijo.
Según la socióloga, los hombres buscan ayuda con mucha más frecuencia que las mujeres. Ya sea por miedo a ser juzgadas o por vergüenza, hay poca demanda de ayuda por parte de la población femenina. «Para los hombres es normal beber mucho. Las mujeres sufren más prejuicios. Muchas son madres y temen perder la custodia de sus hijos», señaló.
Thibes indicó que Brasil necesita evolucionar e implementar servicios de tratamiento más humanizados y acogedores para las mujeres que tienen problemas con el alcohol, como ya se hace con las mujeres víctimas de violencia doméstica y de género.
«Hay un sexismo estructural y el país necesita avanzar. Un ejemplo son los grupos de Alcohólicos Anónimos que han creado reuniones sólo para mujeres. Como resultado, ha aumentado el número de mujeres que buscan ayuda. Muchas se sentían intimidadas o incómodas en las reuniones con hombres. Pero sólo con mujeres se sienten más cómodas», afirma.
Ana es un ejemplo de mujer que no buscó ayuda profesional. Tras identificar su problema con el alcohol, se apoyó en amigos, familia, sesiones de terapia y trabajo para revertir la situación. «Fue un trabajo de hormiguita, un paso cada vez para controlar las ganas de beber, sobre todo en momentos de estrés», dijo.
Ana tardó unos dos años en sentirse lo bastante cómoda sin alcohol. Aún le gusta ir a fiestas, pero ya no bebe como antes, ni conduce después de beber.
«Ahora son dos copas de vino o dos cervezas por noche como mucho. Me siento mejor así», afirma.
Por Tabata Viapiana en Brazil Reports.