desinformación

“Estamos viviendo un conflicto muy tenso de orden global que tiene que ver con la nueva comunicación”, aseguró Carmen Beatriz Fernández, experta en temas electorales y profesora del IESA, en un conversatorio en línea titulado Bulos y fake news en las elecciones de Estados Unidos para analizar la crisis de desinformación, realizado este miércoles 10 de noviembre por el Observatorio Venezolano de Fake News y la Asociación Civil Medianálisis.

La afirmación de la CEO de DataStrategia, fundadora y socia de la Organización de Consultores Políticos, la hizo refiriéndose a las nuevas tendencias y tecnologías comunicacionales, entorno en el que se tejen distintas campañas de desinformación y que tienen protagonismo durante las campañas electorales, sobre todo a partir de los comicios presidenciales estadounidenses de 2016, se indica en un texto de Luinerma Márquez.

A través de la plataforma Zoom y Facebook de Medianálisis, la experta en la materia política destacó la profundidad y el gran impacto social que han generado los contenidos falsos en el sistema político norteamericano, a través de la viralidad del rumor, mensajes engañosos, montajes en las informaciones de los candidatos presidenciales (el demócrata Joe Biden y el republicano Donald Trump); además de las falsedades que se establecieron durante esta contienda electoral, con un abanico de intenciones e intereses que logró reproducirse globalmente.

Fernández precisó además, que este fenómeno de desinformación inicia con dos escenarios políticos en el año 2016: las elecciones presidenciales estadounidenses y el Brexit, tras lo cual surgió el término posverdad.

Desinformación en las elecciones

Al hacer un cotejo entre las elecciones norteamericanas que se celebraron en 2016 y las que acaban de suceder este año, Carmen Fernández destacó que las alarmas del mundo se encienden en 2017 debido a que había una velocidad en noticias falsas, quedando a un lado lo que se consideraron informaciones reales emitidas por los canales regulares.

Fernández puso como ejemplo el fake que circuló y afirmaba que “El papa Francisco endosó a Donald Trump a la presidencia”, teniendo como métrica en Facebook casi un millón de interacciones o compromisos. También mencionó el tema de la “posible injerencia rusa” que alcanzó el importante número de 126 mil millones de usuarios expuestos a este fake, lo que le generó a la red social estar en el ojo escrutador poselectoral de 2016.

Sin embargo, para 2020, las plataformas Twitter, Facebook e Instagram se vieron obligadas a modificar sus algoritmos y políticas como mecanismos para contener la rápida viralización contenidos fake.

Recordó Fernández que Trump no estuvo exento de una “broma juvenil”, cuando durante su primer acto de campaña en junio, Brad Parscale, en ese entonces jefe de campaña del representante republicano, publicó en Twitter que este acto en Tulsa contaría con una asistencia multitudinaria de personas, pese a que en realidad se habían generado 750.000 tickets electrónicos falsos.

Para la especialista en comunicación política, la diferencia entre ambas elecciones obedece a la construcción de narrativas que se han expuesto de manera distinta durante 2016 y 2020, respectivamente. A su juicio cuenta ahora con más creatividad al momento de emitir información falsa. En tal sentido, Carmen Beatriz Fernández, señala que “la desinformación es como un virus mutante, que va mutando de campaña en campaña”.

Con el objetivo de viralizar la desinformación se han empleado para esta estrategia canales informativos más discretos, es decir, los grupos de WhatsApp, Telegram, incluso la nueva plataforma TikTok que, según Fernández, forman parte de un ecosistema informativo diseñado con contenido persuasivo, lo que generó una erosión durante toda la campaña electoral 2020.

También llenas de contenido persuasivo estuvieron las acusaciones que se gestionaron durante el desarrollo de la contienda política, con la intensión de manipular a los electores. Estos señalamientos se diseminaron a través de medios veloces, sin ninguna experticia rigurosa u oficial del mensaje emitido, explicó.

Digerir la realidad

Fernández advirtió que en este nuevo momento del consumo digital, los memes esparcidos por los distintos canales analógicos parecen ser el pan de cada día del consumidor de noticias falsas, puesto que simplifica la verdad, “el hecho de que sea viral y divertido, no significa que no haga daño, lo divertido no es necesariamente inocente”.

La experta en comunicación política, señala que las plataformas rusas han aprendido hacer cosas divertidas que le apetecen al consumidor viralizar y compartir, cuando su objetivo es incidir negativamente en los factores políticos y en la democracia.

Finalmente, Fernández aseguró que el gran fallo en esta contienda electoral fue perder de vista el proceso, lo que en su criterio es más importante que la victoria o la derrota, debido a que está en juego la democracia y lograr consensos en los espacios de articulación política.

Relevancia para Venezuela

En el tema de la desinformación en 2020, a diferencia de 2016, dijo que es relevante resaltar la presencia de los influencers, entre quienes han actuado los venezolanos en español con particular incidencia para la comunidad de electores hispanos en los Estados Unidos, según adujo lo que reflejan los reportes de la DFRLab (Digital Forensic Research Lab).

Las elecciones estadounidenses son tremendamente importantes para todo el mundo, porque “es mucho lo que está en juego para todos” y no solo para los norteamericanos, explicó Fernández más adelante al ser consultada sobre las implicaciones del evento en otras latitudes del planeta.

En un ejercicio de vinculación del proceso comicial estadounidense con Venezuela, explicó que “la mayoría de los venezolanos eran pro Trump”, lo cual podría interpretarse como una forma de agradecer lo que se ha percibido como un gran compromiso por la causa venezolana.

Estimó, en este sentido, que la verdadera postura de los venezolanos debería ser apostar por la causa de Venezuela, que es la causa de la democracia en occidente, por que sea “una causa bipartidista”, que sea abrazada igual por republicanos que por demócratas, y también por los socialcristianos y socialdemócratas de Europa, por lo que sentenció: “Identificar la causa venezolana con los partidos de derecha, desde el punto de vista estratégico, sería una torpeza”.


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