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San Valentín 2020, marcado por el coronavirus, la violencia de género y el medioambiente

por Avatar EFE

Las celebraciones de San Valentín no son ajenas a los asuntos que preocupan al mundo y este año muchos festejos se han visto afectados por el coronavirus o inspirados por la lucha contra la violencia de género o el cambio climático.

El coronavirus afecta, sobre todo, a China, donde este año el miedo al contagio hace que la mayoría de las parejas renuncie a las cenas en restaurantes, abarrotados normalmente en esta fecha, y a los viajes románticos.

Las celebraciones se harán mayoritariamente en casa y algunos internautas bromean con la posibilidad de que el semiaislamiento en el que se vive por el virus acarree un «baby boom».

Mascarillas y desinfectante

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También se lo han tomado con sentido del humor los vendedores del mercado de flores de Dangwa en Manila. Este año han incluido en los tradicionales ramos las mascarillas y los desinfectante de manos para prevenir infecciones.

En Vietnam algunas floristerías ofrecen los ramos «Corona Valentine», que están compuestos de botes de gel desinfectante y mascarillas sanitarias. Este producto, aunque agotado en muchos establecimientos, también se ha convertido en un regalo valioso.

El miedo al coronavirus no ha impedido la celebración de bodas masivas en algunos lugares de Asia como en Manila, lugar donde alrededor de 146 parejas se dieron juntas el «sí quiero».

Bailar contra la violencia de género

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Grupos de mujeres aprovechan San Valentín para llamar la atención sobre el lado oscuro de las relaciones de pareja.

El Zócalo de la Ciudad de México acoge este viernes el minifestival de música Diversas Formas de Amar. Amores sin Violencia, que cuenta con la participación de Ha-Ash, Morat y Flor Amargo.

En distintos lugares de Alemania se celebran hoy los llamados Bailes de San Valentín para denunciar la violencia de género.

El más llamativo tiene lugar ante la Puerta de Brandeburgo, donde la artista estadounidense Eve Ensler empezó esta tradición en 2012. Miles de mujeres, de toda edad y condición, participan desde entonces en el baile ante el conocido monumento de la capital alemana.

El amor hacia la naturaleza

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San Valentín, por otra parte, se está convirtiendo en una fiesta en la que no solo se celebra el amor romántico, sino la amistad o, en estos tiempos de concienciación medioambiental, el amor por la naturaleza.

El Jardín Zoológico de Zagreb organiza -con motivo de San Valentín- visitas guiadas dedicadas al amor en el mundo animal.

Muchas especies animales son monógamas y algunas practican ritos como la bella danza de matrimonio de las grullas. Determinadas aves exhiben sus mejores plumajes durante la época de apareamiento y algunas parejas son campeonas en largos rituales de intercambio de cariños.

La Sociedad Protectora de Animales de la ciudad francesa de Lyon ha organizado sesiones de citas rápidas («speed dating») entre 72 perros que se encuentran en las perreras de la ciudad y posibles familias de adopción.

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Plataformas como Tree Nation fomentan, por otro lado, el apadrinamiento de árboles.

Y en el Museo Nacional de Costa Rica se puede tener una «cita a ciegas con un libro» y «enamorarse» de la lectura.

La tradición de San Valentín se mantiene

Pese a los debates sobre si San Valentín es una fiesta anticuada, cursi o comercial, la tradición se mantiene y gana adeptos en todo el mundo como tantas otras costumbres occidentales.

Por supuesto, París, la ciudad más identificada con el amor, se destaca en estas celebraciones. Una selección de declaraciones de amor se proyectan en la fachada de la Torre Eiffel con ocasión de la celebración de San Valentín.

El pueblo de Saint-Valentín, a dos horas en el sur de París, multiplica por diez su población cada 14 de febrero; los 300 habitantes empadronados asisten a la llegada de alrededor de 3.000 visitantes.

Muchos de ellos proceden de Japón porque el pueblo está hermanado con la nipona Sagara, lo que ha llevado a las autoridades municipales a imprimir también en su lengua los programas de festejos de San Valentín. Estos incluyen bailes o entrega de diplomas de «enamorados».

El 14 de febrero es difícil encontrar mesa en el único restaurante del pueblo, regentado por el japonés Shigeki Satoh, el único que presume de tener una estrella Michelin de la provincia.

En Nueva York, el Empire State Building lucirá su iluminación especial del Día de los Enamorados, rosa o carmesí.

Otros padrinos del amor

San Valentín no es la única figura que simboliza el triunfo del amor, pues otras culturas mantienen cierto culto a personajes similares.

Así, en Rumanía la fiesta de San Valentín convive con una celebración del amor autóctona que se celebra el 24 de febrero y está dedicada al dios de la mitología rumana Dragobete, el equivalente de las deidades Cupido y Eros de las mitologías romana y griega, respectivamente.

Además de exaltar el amor romántico, esta fiesta que se celebra hasta hoy obsequiando flores a las mujeres y las chicas, tiene un sentido de renovación y marca el comienzo de la primavera y del año agrícola en las zonas rurales de Rumanía.

La celebración del Día del Amor ha sido objeto de una rivalidad a veces enconada en Rumanía entre los adeptos de San Valentín y los partidarios de Dragobete. Estos últimos ven su lucha como la de la tradición contra el consumismo.

En Bulgaria el 14 de febrero se conmemoraba el Día de San Trifón, que también es oficialmente el Día del Vino. Desde la llegada de la democracia, ambas festividades se celebran al mismo tiempo.

La celebración de San Valentín es muy popular en Irán, donde, a su vez, existe otra festividad autóctona y milenaria para conmemorar el amor: el Sepandarmazgán, que ocurre la próxima semana y se vincula al zoroastrismo persa.

En la República Islámica de Irán, los jerarcas no aceptan el Día de San Valentín, considerado una manifestación de «la decadente cultura occidental», por lo que cada año advierten con cerrar los comercios que vendan los regalos típicos de esta fecha. Estas amenazas no impiden, sin embargo, que las tiendas y los vendedores ambulantes ofrezcan desde hace días flores, osos de peluche, bombones y globos rojos en forma de corazón, mientras que muchos restaurantes tienen todas sus plazas reservadas en esta jornada y algunos organizan eventos con un menú especial y música.

Flores y chocolates

Si San Valentín es también un negocio, lo es sobre todo para quienes comercian con flores y chocolate.

En Colombia, el Día de San Valentín ha tomado fuerza en los últimos años, y su interés radica en que las flores son uno de los renglones que más genera divisas por las exportaciones y por crear puestos de trabajo.

De acuerdo con cifras de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, en 2019 se exportaron 260.000 toneladas de flores por 1.480 millones de dólares; es decir: 1,1% más que en 2018.

En Japón se celebra San Valentín desde hace medio siglo. La estrella de esta fecha es el chocolate: lo regalan las mujeres a los varones, ya sea parejas, familiares o colegas de trabajo. El 14 de marzo, llamado Día Blanco, se hace en sentido contrario, pero en lugar de chocolates los varones responden a las mujeres con un regalo que debe ser superior en valor.