Austria
Foto: JOE KLAMAR/AFP

En lo alto de los Alpes austriacos, cientos de obreros de la construcción trabajan en un enorme proyecto subterráneo destinado a almacenar energía hidroeléctrica, ya que el cambio climático ha trastocado la producción de electricidad del país, que depende del agua.

Austria obtiene más de 60% de su electricidad de esta fuente de energía renovable, frente a una media mundial de 16%. El país cuenta con más de 3.100 presas.

Pero la cantidad de electricidad generada por fuentes hídricas en este país de la Unión Europea se está reduciendo.

En 2020, era de unos 45.500 teravatios hora (TWh). Un año después, la cifra descendió a 42.500 TWh, coincidiendo con un descenso del nivel del agua.

Por primera vez el año pasado, Austria, que también depende en gran medida del gas ruso, tuvo que importar electricidad, lo que hizo saltar las alarmas.

En la cordillera nevada, encima de la localidad austriaca de Kaprun (región de Salzburgo), los camiones entran y salen de la obra subterránea.

Una estatua de Santa Bárbara, patrona de los mineros, y de otras personas que ejercen oficios peligrosos, domina el lugar.

Las obras de excavación de la central hidroeléctrica de bombeo de Limberg 3 están por terminar.

Años de sequía

La planta debe comenzar a funcionar en 2025 y almacenar energía con el fin de hacer frente a los picos de consumo eléctrico y mitigar los cambios en los patrones climáticos, como precipitaciones cada vez más irregulares.

«Queremos estar bien preparados», explicó Klaus Hebenstreit, directivo del principal productor de electricidad, Verbund.

«La distribución [de agua] a lo largo del día cambiará: tendremos menos agua en verano [debido a la sequía] y más en invierno» debido al derretimiento de la nieve, añadió.

Como el resto de Europa, Austria ha sufrido dos años de sequía, según Roman Neunteufel, investigador de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena.

«Cuando hay varios años consecutivos de sequía, entonces se hace muy notorio (…) Los niveles de agua nunca han sido tan bajos desde que se tienen registros» hace unos 100 años, afirmó.

Europa sufrirá más olas de calor mortales provocadas por el cambio climático, apunta un informe publicado el mes pasado por la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio de Cambio Climático Copernicus, de la Unión Europea.

El informe subraya también que el año pasado, Europa — el continente que más rápido se calienta del mundo — registró una temperatura 2,3 grados Celsius superior a la de la era preindustrial.

En los Alpes, los glaciares registraron en 2022 un nuevo récord de pérdida de masa por la escasez de nieve en invierno, un verano caluroso, y los depósitos de polvo sahariano arrastrado por el viento.

Diversificar

Verbund, una empresa semipública, sigue invirtiendo miles de millones de euros en generación hidroeléctrica a pesar de las críticas de los activistas, que afirman que las presas y centrales tienen un gran impacto en el medio ambiente.

«La expansión hidroeléctrica debe ser ecológica y socialmente compatible (….) La expansión total de la energía hidroeléctrica no es la solución a nuestro problema energético. Por el contrario, es necesario ahorrar energía», afirmó Word Wildlife Fund en su página web.

Verbund busca alternativas. «El agua seguirá siendo extremadamente importante para nosotros, pero también queremos desarrollar energía fotovoltaica y eólica (…) Estamos diversificando», explicó Hebenstreit a la Afp.

Austria, que aspira a obtener toda su electricidad de energías renovables para 2030, ha tardado en desarrollar la energía eólica y solar, que sólo representan 13% de su electricidad.

«La energía solar es maravillosamente abundante en verano (…) Pero la producción es demasiado baja en invierno, precisamente cuando la necesitamos para la calefacción», lamentó Neunteufel.

«Y con la eólica es aún más difícil planificar: En cualquier momento puede haber días sin viento, y entonces la producción de energía eólica se detiene en gran medida», dijo.


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