Cientos de personas se concentraron este sábado ante la Casa Blanca en dos marchas paralelas, una a favor de Nicolás Maduro y otra de Juan Guaidó, que trasladaron al corazón de Washington la fractura política de Venezuela y agitaron el debate sobre la posición estadounidense ante la crisis.
Bajo el lema «Hands off Venezuela» («Manos fuera de Venezuela»), un grupo de personas llegaron al parque Lafayette de Washington, delante de la Casa Blanca, para reclamar que EE UU no intervenga militarmente el país y rechazar las sanciones que el gobierno de Donald Trump ha impuesto a funcionarios oficialistas.
En el otro lado del parque, ciudadanos defendieron, en una contramanifestación, su apoyo al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.
El duelo de marchas ilustró el debate generado por la amenaza de Trump de activar la vía militar en Venezuela y el agresivo discurso de su asesor John Bolton, que llevaron a algunos sectores de la izquierda de EE UU a denunciar paralelismos con la invasión de Irak en el año 2003 o con intervenciones pasadas en Latinoamérica.
Con pancartas como «Defendemos a Maduro y la revolución bolivariana», muchos asistentes a la protesta contra Trump fueron más allá del rechazo a la intervención militar y dejaron claro su apoyo a Nicolás Maduro. «Vengo a apoyar enérgicamente al presidente Nicolás Maduro, quien ha sido electo a través de los votos, con una amplia mayoría», afirmó a Efe el boliviano Ronald Baldivieso.
Por la contramanifestación pasó el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y también estuvo Francisco Márquez, asesor del embajador ante EE UU designado por Guaidó, Carlos Vecchio.
«Lo que nos gustaría es que nuestros amigos, que están aquí en contra de la intervención, pongan la misma energía en rechazar la dictadura de Maduro», indicó Márquez a Efe.
«Venezuela ya está viviendo las consecuencias de la guerra, sin tenerla formalmente declarada. Solo en guerra se ve migración masiva de millones de personas, muertes diarias», afirmó.
Algunos asistentes a la contramanifestación respaldaron la idea de una intervención militar de Estados Unidos.
«Se necesita, porque la gente se está muriendo, y los generales allá están corruptos», opinó la venezolana María Eugenia Valera en declaraciones a Efe.
Su amiga, que prefirió no identificarse, aseguró ser consciente de «la represalia que puede tener que Estados Unidos» entre en su país. «Pero es mejor el remedio que la enfermedad, porque ahorita nos están matando», subrayó.