Estados Unidos estudia sanciones para el petróleo de Venezuela mitigando los daños para sus propias refinerías, los venezolanos y otros países de la región que aún depende del crudo venezolano.
Rex Tillerson, secretario de Estado de EE UU, se reunirá con el presidente Donald Trump para explicarle el apoyo que ha encontrado en si primera gira latinoamericana a recurrir al petróleo para forzar al gobierno de Maduro a regresar al orden democrático.
El Departamento de Estado prometió “seguir presionando al régimen para restaurar la integridad de la Constitución de Venezuela” en un comunicado en el cual denunció la decesión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de convocar las elecciones presidenciales para el 22 de abril de 2018.
EE UU considera que los comicios se van a celebrar “sin garantías” de que sean “justos, libres y validados internacionalmente”.
Tras haber impuesto sanciones a «más de 50 individuos» y sobre el sistema financiero de Venezuela, el petróleo es el recurso que le queda a Estados Unidos para tratar de obligar al presidente Nicolás Maduro a moverse de sus posiciones, algo que no ha conseguido hasta ahora.
El domingo 4 de febrero, Tillerson y el canciller argentino, Jorge Faurie, sacaron este tema, muy comentado en los círculos diplomáticos, a la palestra al anunciar que estudian imponer sanciones petroleras a Venezuela para presionar a Maduro a «regresar al orden constitucional» y permitir «unas elecciones libres y justas».
El jefe de la diplomacia estadounidense subrayó que, antes de poner en marcha medidas de este tipo, es esencial averiguar cuáles serían sus efectos en la vida de los ciudadanos venezolanos y en otros países de la región para «no afectarles negativamente».