El primer ministro de Dominica, Rooselvelt Skerrit, aseguró que su país lo ha perdido todo y que la devastación es generalizada tras el paso del huracán María, que alcanzó la categoría 5 al atravesar esta pequeña isla antillana, aunque después ha perdido fuerza.
Skerrit, que tuvo que ser rescatado después de que su casa sufriera graves daños, explicó en su cuenta de Facebook que teme que al amanecer se confirme que hay muertos y personas heridas como resultado de los probables deslizamientos de tierra provocados por las lluvias persistentes.
«Me han rescatado. Me encuentro a merced del huracán. La casa se está inundando», expresó el mandatario.
El mandatario de Dominica agregó que no se siente realmente preocupado por los daños físicos ocasionados por el huracán, sino que su prioridad era rescatar a los atrapados y asegurar la asistencia médica para los heridos por este fenómeno que calificó de alucinante y duro.
“Los vientos han barrido los techos de casi todas las personas con las que he hablado o que me han contactado. El techo de mi propia residencia oficial fue uno de los primeros en salir volando y esto aparentemente provocó una avalancha de techos en la ciudad y en el campo», dijo Skerrit.
También destacó que Dominica necesitará ayuda para su recuperación por lo que pidió a las demás naciones solidaridad.
«Necesitaremos ayuda, (…) necesitaremos ayuda de todo tipo. Es demasiado pronto para hablar de la situación de los puertos marítimos, pero sospecho que no estarán operativos durante unos días. Quiero solicitar el apoyo de las naciones y organizaciones amigas con servicios de helicópteros, ya que personalmente estoy deseando ver y determinar qué es lo que se necesita”, comentó.
El primer ministro ordenó el desalojo de las zonas próximas al mar susceptibles de inundarse y no descartó imponer el toque de queda en la isla en caso de ser necesario.
A lo largo de la jornada los ciudadanos de Dominica habían invadido los supermercados donde muchos bienes de primera necesidad estaban ya agotados; mientras que los aeropuertos y puertos están cerrados.
Tras pasar por Dominica, María se dirige ahora a Saint Croix (islas Vírgenes) y Puerto Rico con vientos de hasta 250 kilómetros por hora, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estado Unidos.