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Cumbre del G7 se abre con nuevas sanciones y un llamado a la unidad

por Avatar AFP

Los líderes de los países del G7 anunciaron este domingo nuevas sanciones contra Rusia y llamaron a la unidad del grupo, en el primer día de una cumbre que se celebra en Alemania ampliamente consagrada a la guerra en Ucrania.

«Juntos, el G7 anunciará que prohibiremos el oro ruso, una de las principales fuentes de exportación, lo que privará a Rusia de miles de millones de dólares», tuiteó el presidente estadounidense Joe Biden.

A la espera de un anuncio colectivo al final de la reunión el martes, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón se adelantaron y anunciaron un embargo sobre el oro recién extraído en Rusia.

«Estas medidas golpearán directamente a los oligarcas rusos e impactarán en el centro de la maquinaria de guerra de Putin», declaró el primer ministro británico Boris Johnson.

Rusia es un importante productor de oro cuyas exportaciones representaron cerca de 15.500 millones de dólares en 2021, según Downing Street.

Reunión del G7

Los líderes de las mayores potencias económicas -Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido- se reúnen durante tres días en el castillo bávaro de Elmau.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, participará en la cumbre de manera telemática el lunes.

Riesgo de «cansancio»

Los países occidentales han castigado a Rusia con sanciones económicas de una rara dureza, sin aparentemente amilanar al presidente ruso Vladimir Putin, que sube constantemente la apuesta en una guerra de la que no se avizora el fin.

El gobierno ucraniano considera que las sanciones no son suficientes. Pide castigar aún más a Rusia, que volvió a bombardear la capital ucraniana el domingo. Un acto que Biden calificó de «barbarie».

El dirigente estadounidense hizo un llamado a la unidad del G7 y de la OTAN ante la ofensiva de Moscú.

Vladimir Putin esperaba «que, de una forma u otra, la OTAN y el G7 se dividieran», dijo Biden. «Pero no lo hemos hecho y no lo haremos», agregó.

El primer ministro británico, Boris Johnson, advirtió sin embargo del riesgo de «cansancio» en los países occidentales.

Ante el avance de las tropas rusas en la región del Donbás, en el este de Ucrania, Johnson coincidió con el presidente francés, Emmanuel Macron, que «se trataba de un momento crítico para la evolución del conflicto y que era posible cambiar el rumbo de la guerra», según un portavoz del gobierno británico.

Sin negociar una solución «ahora»

Johnson advirtió sin embargo al mandatario galo que una solución negociada «ahora» en Ucrania podría prolongar la «inestabilidad mundial».

El conflicto y sus consecuencias serán ampliamente discutidos en la cumbre que tiene lugar hasta el martes, pero también se abordarán otros desafíos, como la amenaza de recesión y las crisis ambientales provocadas por el cambio climático.

Y más allá de la actual coyuntura de tensiones con Rusia, los países occidentales miran con preocupación a China, que se perfila como un rival sistémico.

El G7 desea contrarrestar al gigante asiático y sus «Nuevas Rutas de la Seda» invirtiendo masivamente en infraestructuras de los países de África, Asia y América Latina. Los dirigentes harán un balance de este proyecto el domingo.

De hecho, para cuidar las alianzas fuera de su área, el G7 invitó a su cumbre a los dirigentes de Argentina, India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica.

Argentina e indonesia apoyaron en la ONU los votos contra Rusia, pero los otros invitados se abstuvieron.

Pero todos están preocupados por la amenaza de una crisis del hambre provocada por el bloqueo de las exportaciones de cereales de Ucrania. Ante ese riesgo, India ya restringió sus propias exportaciones de granos.

Dificultades internas

Los activistas del clima, por su parte, esperan que el G7 haga progresos concretos, como tener un agenda para eliminar totalmente el uso de combustibles fósiles.

Greenpeace recordará esta urgencia desplegando una pancarta en la cima del Zugspitze, el punto más alto de Alemania, que domina Elmau.

Las sesiones de la cumbre serán completadas por reuniones bilaterales. La primera será entre Biden y el canciller alemán, Olaf Scholz, dos líderes que enfrentan dificultades en sus propios países.

Scholz y sus socios se han convertido desde la invasión de Ucrania en bomberos de todos los incendios geopolíticos, económicos y financieros provocados por la guerra.

Y Biden llega como presidente de un país afectado por una disparada inflacionaria y dividido por el fallo de la corte suprema que abrogó el derecho al aborto en el marco federal.