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Con Trump o Biden, Latinoamérica perderá, pero también intentará ganar

por Avatar EFE

A solo 12 días de los comicios presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos, los países de América Latina miran con reserva un resultado, en el que, según Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano de España, «Todos van a perder, pero todos van a intentar ganar».

De acuerdo con el investigador español, «evidentemente, que hay muchas cosas a perder con uno y a ganar con el otro, pero también viceversa, es decir, si gana Joe Biden para algunas cosas va a ser mejor recibido pero los temores de un endurecimiento de las políticas proteccionistas de los demócratas están ahí. ¿Quién gana y quién pierde? Todos van a intentar ganar pero todos van a perder».

Y es que según Malamud, «la relación entre Estados Unidos y América Latina había ido perdiendo consistencia a medida que avanzaba el siglo XXI, y de hecho, el 11 de septiembre de 2001, los atentados terroristas lo que mostraron era la perdida de valor estratégico de la región para EE UU (…) y actualmente esto se debe a que la región latinoamericana no implica ningún riesgo potencial ni sistémico para la propia existencia de Estados Unidos».

«América Latina en líneas generales se puede describir como un territorio de paz, donde la incidencia del terrorismo islámico, no es que sea inexistente, pero salvo algunos puntos concretos es relativamente marginal y esto hizo que la atención sobre la región fuera perdiendo fuerza (en EE UU)», agregó.

La llegada del presidente Donald Trump en 2017 confirmó de alguna manera esta tendencia, pero según Malamud «la agravó desde la perspectiva de que el interés que tiene Trump por América Latina es marginal, en realidad así es su interés por el resto del mundo a partir de su premisa y su lema de «America First» (América Primero), todo lo demás de alguna manera sobra, pero en líneas generales lo que se vio, tanto en la campaña que lo llevó a la Casa Blanca como en su gestión posterior, es que América Latina era algo totalmente secundario».

Esto se ha visto en las visitas al exterior que hizo Trump; «a América Latina una sola vez, y no con motivo de una visita bilateral sino de una cumbre del G20 en Buenos Aires, entonces América Latina tiene un papel secundario e incluso los más próximos aliados como pueden ser el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, el colombiano Iván Duque, y el expresidente argentino Mauricio Macri, en los años que coincidieron, fue bastante marginal», dijo.

Asimismo, «la falta durante mucho tiempo de alguien a cargo de la Subsecretaría de Estado de Asuntos Hemisféricos que es crucial para la relación con América Latina y la identidad de muchos embajadores estadounidenses en América Latina, muchas veces sin peso suficiente realzan el desinterés de Trump por la región», explicó el analista.

El aislamiento de Trump

El aislacionismo de Trump tiene algunas excepciones. Para Carlos Malamud se destaca el tema de la «frontera migratoria por una cuestión básicamente de impulso a los sentimientos nacionalistas y xenófobos, que son muy claros al electorado de Trump, pero también el tema migratorio (…) además del famoso muro, es decir, la relación con México y América Central, el problema del narcotráfico, donde incluimos también de alguna manera a Colombia, y la relación con Cuba, con Nicaragua y Venezuela».

Estas relaciones con Venezuela, Cuba y Nicaragua, son más «una cuestión de orden interno, como puede ser el voto en Florida que en estos días va a ser fundamental para establecer el ganador de la elección, sobre todo si es reñida».

El presidente Trump ha acusado al candidato demócrata de ser «socialista» y ha recordado insistentemente al electorado de Florida que fue bajo la Presidencia de Barack Obama (2009-2017), en la que Biden era el vicepresidente, cuando se dieron los mayores acercamientos de EE UU con la isla en cincuenta años.

De igual forma, el tema de China ha sido fundamental en la política de Trump hacía Latinoamérica ya que «es un gran actor internacional y de hecho vamos a ver en los próximos años, décadas, cómo este enfrentamiento entre China y EE UU se va a ir agudizando, las tensiones van a ir en aumento, no estamos solo frente a una guerra comercial sino a un enfrentamiento en todos los ordenes, no solamente económico sino también político e ideológico».

«Estamos llegando a un momento en el cual tanto China como Estados Unidos comienzan a exigir, a pedir, y en algunos casos, cuando pueden, a obligar a sus aliados, amigos o afines, a tomar partido por uno o por otro. A tal punto por ejemplo que la Unión Europea (UE) ha decidido impulsar una política autónoma al margen de los dos o intentando elegir su propio camino».

«Es decir, en términos de Frank Sinatra, como dijo Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Común, de elegir My Way», concluyó Malamud.

La izquierda y derecha en Latinoamérica y EE UU

Para América Latina, una región que está muy fragmentada, donde los consensos son escasos, «donde el proceso de integración regional está en crisis, esto va a ser mucho más complicado. Y lo vimos en el caso de Brasil», describió Malamud.

«Cuando fue la campaña electoral Bolsonaro viajó a Taiwan, marcó claramente sus diferencias con el régimen de Pekín, pero tras el triunfo, desde la República Popular China se le mandó un mensaje muy contundente que había líneas rojas que no se podían franquear como por ejemplo la visita a Taiwán y que si él quería cambiar de socio comercial y de socio económico está en todo su derecho de hacerlo pero debía elegir».

Así que hay que tener en cuenta varias cuestiones, el enfrentamiento con China gane Trump o gane Biden va a seguir igual. «Es una cuestión que tiene que ver mucho más con los intereses geopolíticos en juego que con la identidad política o ideológica del inquilino de la Casa Blanca», señala.

Además, «la fragmentación en América Latina que comenzó como consecuencia del intento de imponer un proyecto hegemónico cubano-venezolano o del proyecto bolivariano se ha ido ahondando y actualmente no es solo una cuestión de enfrentamientos entre izquierdas y derechas sino que es mucho más serio y tiene que ver con rupturas que van más allá», que seguirán complicando las relaciones entre la región y EE UU y la mirada de EE UU sobre la región.