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Carlos Loret de Mola: “Estoy sorprendido del nivel de violencia verbal y calumnia que ha alcanzado el presidente AMLO en mi contra”

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El periodista Héber López fue asesinado el 10 de febrero en el estado de Oaxaca. Su caso fue el quinto homicidio de un reportero en lo que va del año en México. Al día siguiente, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dedicó gran parte de su ‘mañanera’, como bautizó a las conferencias de prensa diarias que ofrece desde que llegó al poder en México, a atacar a otro comunicador: Carlos Loret de Mola.

Esa es, básicamente, la fotografía de la situación por la que atraviesa la prensa en México. Por un lado se asesinan a periodistas y por el otro se consolida un discurso de acoso contra quienes resultan incómodos para el gobierno.

Este enfrentamiento con Loret de Mola -ni de lejos el único que ha sostenido el mandatario, pero quizás el más escandaloso por el momento en el que se produce- parece haber sido la gota que colmó el vaso en el país azteca.

Los periodistas protestaron con un minuto de silencio tras la conferencia, en honor a sus cinco colegas asesinados. Otros tantos protestaron ante la Cámara de Diputados, exigiendo que se proteja su vida. Además, se organizaron dos manifestaciones masivas en una treintena de ciudades exigiendo que cese la persecución a los comunicadores.

Carlos Loret de Mola

Periodistas presentes en la matutina del miércoles 16 de febrero guardaron un minuto de silencio en conmemoración a los 5 colegas asesinados en el 2022. (Foto: Germán Espinosa / El Universal / GDA)

El pecado de Loret fue exponer que José Ramón López Beltrán, uno de los hijos de AMLO, había vivido en una lujosa casa en Houston propiedad de Keith Schilling, un alto ejecutivo de Baker Hughes.

La investigación fue realizada por LatinUS, una plataforma liderada por Loret, y la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.

La respuesta del mandatario consistió básicamente en exponer los supuestos ingresos que percibía Loret de Mola. “Voy a solicitar información al Instituto de la Transparencia y, formalmente, le voy a pedir al SAT (Sistema de Administración Tributaria) que me certifiquen los datos”, amenazó López Obrador.

El Comercio conversó con Carlos Loret de Mola sobre este nuevo enfrentamiento con el presidente y el “baño de sangre” por el que atraviesa el periodismo en su país.

—150 periodistas asesinados desde el 2000, 5 de ellos en lo que va de este año. Apenas el 1% de investigados por estos delitos desde el 2010 han sido sentenciados…

Y quisiera agregar una cifra más. En lo que va del sexenio del presidente López Obrador (2018 – 2024) han asesinado a 30 periodistas. Si lo compara con los gobiernos anteriores, nunca habíamos tenido en los primeros tres años de gobierno tan letales para los periodistas. Ni cerca.

—¿Qué empujó a México a un escenario tan mortal?

Lo primero es que esto no se puede atribuir solo a la Administración López Obrador. Es una historia de violaciones a los derechos de los periodistas y sobre todo de una historia donde matar a un periodista no cuesta. No se paga con cárcel, persecución ni investigaciones. Funcionarios y políticos de todos los niveles se sienten con permiso de hacerlo.

Este sexenio me parece que el problema ha recrudecido por dos razones: la violencia está peor que antes y los periodistas no estamos exentos de ella; la segunda es que por primera vez desde la máxima esfera del poder, la de un presidente muy poderoso y popular, tenemos un incesante acoso y ataque a los medios de comunicación, y a los periodistas en particular. El presidente ha generado la sensación de que se le puede atacar, insultar y difamar a un periodista y no pasa nada. El presidente no ejerce su derecho a réplica, se ha inventado un derecho a la calumnia, que es muy diferente. Cuando le presentamos denuncias, documentos e imágenes no responde desmintiendo datos duros, sino insulta y calumnia al periodista. No desmiente una sola palabra. Todas las organizaciones han advertido que esto genera una atmósfera de violencia verbal en contra de los comunicadores que se traduce también en violencia física.

—¿Qué ha representado para usted esta confrontación con López Obrador?

Estoy un poco sorprendido del nivel de violencia verbal y calumnia que ha alcanzado el presidente en mi contra. Pero este enojo social que se generó a partir del viernes de la semana pasada, cuando el presidente decidió exponer lo que según él es mi información fiscal y usar todos los medios del estado para atacarme personalmente, además de ordenar a las autoridades que me investiguen, es diáfano. Es la venganza de un presidente a un periodista que reveló algo que ha desarmado su discurso.

Yo no me puedo olvidar de lo central, dimos en el clavo con la investigación de la casa del hijo de López Obrador en Houston. Evidenció la falsedad del discurso de austeridad del presidente, de la lucha anticorrupción, etcétera. Y no lo digo yo, sus actitudes lo demuestran, exhiben y comprueban. Incluso los periodistas afines al presidente advirtieron que lo que hacía en mi contra está mal. Aunque no están de acuerdo conmigo y estén con su proyecto, está mal. López Obrador no ha cesado, ha seguido escalando, porque como no tiene cómo explicarlo opta por atacarme a mí.

Afortunadamente, el asunto dejó de tratarse de mí, se generó un fenómeno en redes sociales #todossomosloret, se generó un Space en Twitter que alcanzó un récord mundial. Esto se trata del acoso a la libertad de expresión y los periodistas muertos en el país. Eso es mucho más importante que cualquier cosa que me pase a mí. Estamos en un ambiente donde te cuesta la vida. A mí hasta ahora me ha costado los insultos y las calumnias, a otros colegas les cuesta la vida. Eso no se puede comparar. Luego, se empezó a tratar de este deterioro democrático que está sufriendo México a manos del presidente López Obrador. Hace unos días, la revista The Economist degradó la calidad de la democracia en el país, hoy estamos más cerca de Venezuela que de Uruguay.

—“Es un ambiente donde te cuesta la vida”. ¿La suya ha estado en peligro a causa de este enfrentamiento?

Durante mucho tiempo sí. Esto no es nuevo. Si no me equivoco, el presidente me ha calumniado 132 veces en sus conferencias mañaneras. Ha dicho Loret de Mola en un contexto negativo más de 130 veces desde que asumió el Gobierno. Sé que me he convertido en un periodista incómodo porque hemos revelado sus escándalos de corrupción en su familia, de sus hermanos, la casa de su hijo, varios integrantes del gabinete con fortunas inexplicables, videos de sus hermanos recibiendo dinero clandestinamente. Pero también ha atacado a otros periodistas, intelectuales o medios como los periódicos Reforma y El Universal. Las amenazas las he venido recibiendo desde hace mucho tiempo, también en tiempos de Peña Nieto y de Calderón. Pero nunca como ahora. Desde luego que con este nuevo acoso tendré que tomar medidas especiales de seguridad, sobre todo para la protección de mi familia. Ya las estoy tomando de hecho.

—¿Cómo se puede continuar trabajando en un contexto así?

Es muy diferente lo que yo te pueda responder a lo que pueda decir sobre mis colegas a nivel municipal o estatal. En estos 20 años trabajando en medios audiovisuales he logrado que mi nombre sea reconocido y quiero pensar que mi visibilidad actúa como escudo. Yo me he puesto frente al presidente y le he dicho que no me va a callar. Puede seguir insultándome y resistiré. Pero es porque tengo tribunas nacionales, medios de comunicación robustos que me respaldan y mucha visibilidad. Lo que me preocupa es que genere esta atmósfera y cualquier gobernador, presidente municipal o jefe policial se sienta con derecho de intimidar a cualquier colega que no goza de estas herramientas de privilegio de las que gozo yo. Lo que nos toca a nosotros es empujar para que haya condiciones, decirle que no puede seguir haciendo esto porque está costando vidas.

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