El número de grupos neonazis en Estados Unidos creció 22% hasta alcanzar las 121 organizaciones en 2017, el primer año de la era del presidente, Donald Trump, cuya llegada al poder ha sido un factor decisivo para este auge, según la organización antirracista Southern Poverty Law Center (SPLC).
Heidi Beirich, la directora del proyecto del SPLC que ha desarrollado un estudio sobre el tema, declaró este domingo a EFE que la llegada de Trump a la Casa Blanca ha sido «muy importante» para la revitalización del activismo radical que por décadas ha rechazado la ideología de izquierda y el conservadurismo más moderado en EE UU.
«Sus declaraciones en contra de los mexicanos, los musulmanes y las mujeres, entre otros grupos, solo hacen añadir gasolina al fuego de estas personas, que ahora no tienen miedo de salir a la calle», dijo Beirich.
El estudio de SPLC, publicado esta semana, indicó que en total, el número de grupos de odio en EE UU, incluyendo neonazis, antinmigrantes y antihomosexuales, entre otros, pasó de 917 a 954 en el último año, lo que supone un incremento del 4%.
Por estados, California lidera esta desafortunada clasificación al acoger a 75 grupos de odio, seguido por Florida y Texas, ambos con 66 organizaciones de esta índole en sus territorios.
Entre estas organizaciones, los grupos antimusulmanes aumentaron su presencia por tercer año consecutivo y aparecieron por primera vez colectivos machistas, según el informe anual de SPLC, que tiene su sede central en Montgomery, en el estadio de Alabama.
En concreto, dos grupos de supremacía masculina emergieron en el panorama estadounidense en los últimos meses: A Voice for Men (Una voz para los hombres), que aboga por legalizar la violación si se produce en propiedad privada; y Return of Kings (El regreso de los reyes), que reclama que el mes de octubre sea llamado «El mes de los intentos de violación de mujeres».
El centro de estudios progresista indicó en su evaluación que este tipo de supremacía respalda el sometimiento de la mujer y concibe erróneamente al sexo femenino como genéticamente inferior, manipulador y estúpido.
Pero también se produjo un descenso en los colectivos en activo de la organización racista Ku Klux Klan, que pasaron de 130 a 72, la cifra más baja en las últimas dos décadas.
Beirich consideró que esta caída se explica más por un tema de moda que de convicciones, alegando que la mayoría de los jóvenes racistas que están entrando en grupos de odio rechazan la estética clásica del Ku Klux Klan.
«Los jóvenes supremacistas quieren vestir como todo el mundo; a primera vista se ven igual que cualquier otra persona en EE UU, pero sus puntos de vista son asquerosos», indicó la miembro del SPLC.
Sobre la influencia de Trump en este tipo de organizaciones racistas e intolerantes, Beirich recordó la ya famosa expresión de «países de mierda» con la que Trump supuestamente se refirió en enero a naciones como El Salvador, Haití y varios países africanos.
«Eso es música para los oídos de los supremacistas blancos y neonazis», añadió Beirich.
El mandatario también fue duramente criticado el pasado mes de agosto por su tibia reacción tras los trágicos incidentes en Charlottesville (Virginia), en los que una mujer murió al ser embestida una manifestación antirracista por un coche conducido por un supremacista blanco.
A pesar de que se retractó de sus palabras posteriormente, Trump responsabilizó de la violencia en esa protesta tanto a grupos neonazis y supremacistas como a los manifestantes de izquierda que les hicieron frente.
«Hubo un grupo de un lado que fue malo y hubo un grupo del otro lado que también fue muy violento», dijo entonces el presidente.
En las últimas dos décadas, el número total de grupos de odio en EE UU se ha más que duplicado, desde los 457 que existían en 1999 hasta los 954 actuales, según datos de Southern Poverty Law Center, organización que aboga por los derechos civiles de las minorías.