Al menos 326 manifestantes murieron en la represión del movimiento de protesta que sacude el país desde septiembre, afirmó el sábado Irán Human Rights, una oenegé con sede en Oslo.
Irán es escenario de manifestaciones desde la muerte, el 16 de septiembre, de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años. Ella quedó detenida tres días antes por la policía de la moral por presunta violación del estricto código de vestimenta de la República Islámica.
La protesta, nacida del rechazo de las restricciones de vestimenta impuestas a las mujeres y de la indignación suscitada por la muerte de la joven, evolucionó en un movimiento dirigido contra la teocracia en el poder desde la revolución islámica de 1979.
«Al menos 326 personas, entre ellas 43 niños y 25 mujeres, fueron abatidas por las fuerzas de seguridad durante las manifestaciones en todo el país». Así lo afirmó IHR en un comunicado en su sitio internet, precisando que se trata de un «mínimo».
IHR destaca no haber tenido en cuenta «un gran número de muertes denunciadas» que todavía está verificando.
El último balance de la organización no gubernamental fue de 304 muertos hace una semana. IHR incluye a las personas abatidas en la provincia de Sistán y Baluchistán (sudeste), limítrofe con Pakistán, es decir, al menos 123, según su recuento.
Entre ellas, más de 90 murieron el 30 de septiembre, bautizado como el «viernes sangriento» por los militantes.
Ese día hubo una manifestación en Zahedán, capital de la provincia, para protestar por la violación de una adolescente de 15 años imputada a un oficial de la policía, en la ciudad portuaria de Chabahar.
El director de IHR, Mahmod Amiry Moghadam, llamó a la comunidad internacional a actuar para poner fin a la represión de manifestantes en Irán.
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