La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) en Colombia acaba de revelar las cifras que dan cuenta la gravedad de la crisis humanitaria en el Catatumbo, tras los enfrentamientos entre el ELN y el Frente 33 de las disidencias, desde el pasado 16 de febrero en la región.
El organismo señala que el epicentro de la crisis se registra en los municipios de Ábrego, Convención, El Tarra, San Calixto, Teorama, Hacarí, Sardinata y Tibú y resalta que esta escalada de violencia “ha generado un desplazamiento sin precedentes en la región, con 51.938 personas forzadas a huir de sus territorios, en lo que constituye el mayor desplazamiento masivo registrado en los últimos 28 años”.
Al realizar un desglose de las cifras, con corte al 31 de enero, la Ocha señala que 46.500 Niños, niñas y adolescentes se han visto afectados por la crisis. “En las zonas rurales de los municipios de Teorama, Tibú, San Calixto, El Tarra y Hacarí al menos 25.302 personas enfrentan restricciones de movilidad y confinamiento debido al control y los enfrentamientos entre Grupos Armados No Estatales. De este total, 5.178 son personas confinadas”, describe el organismo.

En Tibú, corazón del Catatumbo, poco a poco han retomado la calma en medio de una fuerte tensión por los enfrentamientos que aún se siguen dando en zona rural del municipio. Foto: Jesús Blanquicet / El Tiempo
También afirma que al menos 899 pueblos indígenas han sido afectados por la ola de violencia y contabilizan 6 homicidios de firmantes de paz.

Así continúan llegando desplazados del Catatumbo al estadio General Santander de Cúcuta para ser atendidos por distintas entidades. Foto: César Melgarejo/ El Tiempo @cesarmelgarejoa
Además, revela que entre el 24 y el 26 de enero se registraron nuevos enfrentamientos entre los actores armados por el control territorial, lo que implica el riesgo de un incremento en los desplazamientos y confinamientos.
“A pesar del deterioro de la situación humanitaria en la subregión del Catatumbo, algunas familias que permanecían en alojamientos temporales en los cascos urbanos de Tibú y Ocaña han decidido retornar a sus propiedades, por miedo a perder sus viviendas, cultivos y animales semovientes”, manifiesta la ONU.