Túnez, origen de las «primaveras árabes», se ha convertido seis años después en el primer país del mundo árabe musulmán en autorizar una asociación que defiende uno de los mayores tabúes del islam: el ateísmo.
Formada por más de 400 personas que se declaran «agnósticos y ateos», la asociación, llamada de «Libre Pensadores», tiene como objetivo principal «garantizar los derechos de aquellos que no se sienten religiosos».
«Promovemos su visión de la sociedad, cuestionamos la hegemonía de la religión y mostramos que, además de musulmanes, judíos, cristianos y bahais (una secta del islam), también hay (sujetos) no religiosos», explica a Efe Munir Baatour, abogado y miembro de la misma.
Según Baatour, la senda burocrática hasta lograr la autorización ha sido larga y tortuosa: comenzó en el primer semestre de 2016 y tuvieron que apelar hasta en siete ocasiones a las autoridades «que nos pidieron muchas aclaraciones y retardaron el proceso durante un año y medio».
«Nos dijeron que no podíamos argumentar que luchamos contra el extremismo religioso porque no estamos capacitados para ello. Nos obligaron a precisar que contribuimos a luchar contra el extremismo. Buscaban cualquier excusa para no legalizar una asociación de ateos», afirma.
Baatour admite que la palabra «ateo» en el entorno musulmán, donde la negación de Dios y el politeísmo son dos de los peores pecados, sujetos a la pena de muerte en algunos estados, «molesta mucho».
«La mayoría de la gente no puede concebir que existan personas que no creen en dios. Es un escándalo para ellos. Dios es una evidencia, el Corán es la verdad absoluta y todo lo que aparece en él es incuestionable».
Pero cree que existe un espacio, que defiende la asociación de «Libre Pensadores», que servirá para abrir un debate sobre el laicismo en la sociedad tunecina, considerada una de las más abiertas del mundo musulmán pese al arraigo del salafismo radical y violento.
Un debate constructivo como el que lograron desatar el pasado Ramadán, mes sagrado del ayuno para los musulmanes, en el que se sumaron a la primera manifestación para reivindicar el derecho a comer en la vía pública.
«La Constitución garantiza la libertad de conciencia, y aquellos que no creen en el islam no deberían estar obligados a ayunar para fingir delante de los demás. Sufren una gran represión», añade Baatour.
Antes de recordar que durante ese mismo mes de Ramadán cuatro personas fueron condenadas a un mes de prisión por «desacato público y atentado al pudor» tras comer en la calle.
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