Venezuela Padel Fest Caracas Karem González El Nacional
Foto: Karem González

Se debían tomar precauciones, evitar enojos entre vecinos de la zona y también habladurías o conjeturas. El aviso era claro: las Range Rover del año, Trail Blazer, Mercedes G500, Porches y uno que otro Ferrari, entre otros automóviles –en su mayoría de lujo y blindados­–, no podrían estacionarse dentro del Centro Deportivo San Luis, en El Cafetal, sede del primer Padel Fest que se celebró entre el 4 y el 13 de agosto.

Disponer de los espacios del Centro Comercial Cerro Verde, ubicado en la subida de Los Naranjos, era una de las opciones para estacionar. Claro, para aquellos que no llegaran con sus choferes.

La Wawa fue la empresa escogida para prestar servicio de transporte hacia las canchas de San Luis

Desde las 7:00 am, estarían ubicadas justo en la entrada principal del centro comercial, camionetas tipo van y Encavas de La Wawa que, cada 10 minutos, servirían de transporte no solo para atletas y familiares, sino para quienes adquirieron sus entradas para vivir la experiencia.

David y José llegaron a la 1 de la tarde. De 20 y 18 años hablaban dentro de la wawa vacía –algo normal por la hora, según el chofer– sobre cómo a uno de ellos lo eliminaron el primer día de competencias en la categoría amateur. Pese al resultado de su desempeño, estaba feliz por ver a uno de sus amigos quien jugaría en la semifinal, contra todo pronóstico. Mientras eso pasaba, él disfrutaría también de la buena comida, las niñas bellas que asistirían y del ambiente: «Es demasiado de pinga. Cero bad vibes (o malas vibras)».

Desde Cerro Verde hasta San Luis el reloj marcó exactamente 12 minutos. El sábado, cosa extraña, la ciudad estaba desierta. No había colas y tampoco tanto calor como se esperaba bajo un cielo completamente azul, sin nubes, que alegraba a fans y a padelistas que, durante la semana, sufrieron con las lluvias y vientos huracanados que azotaron Caracas.

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Complejo deportivo de tenis y pádel en San Luis, El Cafetal | Foto Karem González

La calle San Luis, donde está ubicado el centro deportivo en el que anteriormente se daban clases de tenis, se abría camino entre un gigantesco mural que daba la bienvenida al Venezuela Padel Fest enmarcando grandes imágenes de los atletas nacionales e internacionales que conformarían la exhibición especial que ocurriría solo este último fin de semana.

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Foto Karem González

Una enorme y reformada cancha de tenis, la principal del complejo, y una tienda RS Performance, patrocinadores oficiales del deporte en Caracas, recibían a los asistentes hacia un toldo en el que Ticket Mundo estaría, en caso de ser necesario, vendiendo entradas.

Por $290, la experiencia Premium VIP incluiría acceso a los juegos de jueves y viernes, y partidos de exhibición (sábado y domingo); $195 costaría la Premium General que contemplaba acceso a los juegos de jueves y viernes y partidos de exhibición (sábado y domingo). Las Gold, valoradas en $270 y $170, daban acceso VIP o general, respectivamente, a juegos de exhibición de los días sábado y domingo. Si la preferencia era solo disfrutar de semifinales o la final el sábado y domingo, los precios oscilaban entre $70 la entrada general y $100 la VIP.

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Canchas de tenis recién renovadas en el complejo | Foto Karem González

Mientras José y David se perdieron corriendo entre la multitud, contagiados de la emoción que salía de la voz que daba instrucciones mediante parlantes dispuestos a lo largo y ancho del centro, finalmente comenzaba el Venezuela Padel Fest.

«El estacionamiento es pequeño, solo para socios y jugadores élite». Algunos de los trabajadores rechazaban en la entrada a los carros que preguntaban si era posible estacionar en las instalaciones. «No faltan quienes ‘no se enteran’ de las normas o hacen caso omiso de ellas, pero no podemos dejar entrar a nadie». Ni el lujo, la marca, la insistencia o quienes estaban dentro de los automóviles o camionetas los hacían cambiar de opinión.

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Instalaciones del Centro Deportivo San Luis

Dentro del Padel Fest: publicidad, athleisure y deporte

Una enorme cancha en medio, la principal de pádel, estaba cerrada pues seguían ultimando detalles para poder comenzar, sin problemas, a las 4:00 pm, hora en que se llevaría a cabo la primera semifinal. Mientras tanto, el viento ondeaba sin parar enormes banderolas de todo tipo de marcas con sello venezolano: alimentos, licores, carnes, entidades bancarias, tiendas de electrodomésticos, centros gastronómicos, ropa, supermercados, bodegones, hasta pirotecnia, producción. Incluso, la Electricidad de Caracas hizo acto de presencia con grandes vallas dentro de las canchas.

Parecía que ninguna había quedado fuera; todas querían formar parte de la moda de pádel.

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La cancha que reuniría alrededor de 2.000 espectadores para las semifinales y la final. La construyeron en 4 días

Entre locales de comida, cuyos stands marcaban la diferencia en materia de decoración, luces, color y cuyos precios oscilaban entre 10 y 20 dólares el consumo p/p como mínimo; más canchas de pádel (esta vez techadas) que servían como una sala de encuentros y reuniones más que para jugar, y una gran tarima en la que Víctor Muñoz se convertiría en «el guardián» del público, damas y caballeros se paseaban viendo y dejándose ver durante la jornada.

«Es como un pequeño Tomorrowland pero deportivo», se escuchaba entre grupos de amigos sonrientes quienes, tomando cerveza y comiendo poke y sushi, disfrutaban del momento mientras se hacía la hora «del verdadero show» después de las 7:00 pm. Y para eso faltaban unas 6 horas.

Canchas techadas

Una gran área, estilo picnic, con grandes sombrillas para resguardarse del inclemente sol y muchos pufs combinados con sillas de madera otorgarían un aire descuidado pero definitivamente aestethic al espacio. Uno que se convertiría –con el pasar de las horas– en la pasarela que le daría rienda suelta a un sinfín de tendencias que tanto niños como jóvenes y adultos lucían como sello personal.

Área de gastronomía del Padel Fest

El estilo preppy y varsity entre las mujeres, insignia de firmas tradicionales como Polo Ralph Lauren o Tommy Hilfiger, inspiraron a las jugadoras y asistentes más fashionistas dentro y fuera de las canchas. Jeans y camisas blancas con gorras de marca, al estilo Lady Di o Kate Middleton, eran la regla. También, los Tote Bags de Marc Jacobs que, entre infinidad de colores, dominaban la escena junto con grandes lentes Ray Ban o Gucci.

Foto Karem González

También entró en escena y jamás desapareció la tendencia athleisure, una mezcla de ropa deportiva con artículos casuales para crear un outfit no necesariamente para practicar deporte, pero sí para ser parte de él. Leggings de cuero o faldas cortas de vuelos, crop tops y zapatos deportivos como Air Jordans de Nike o los Converse de plataformas o run star motion, fueron parte de esta tendencia, así como los Golden Goose y sus grandes estrellas escarchadas.

Foto Karem González
El estilo de las jóvenes: deportivo pero con estilo

Entre los caballeros, destacó la ropa deportiva. Ellos, en su mayoría, sí compitieron o jugaron durante el día por diversión. Muchos conjuntos negros, grises, azules y neones se apoderaron de los espacios, pero destacaban los zapatos. Asics, Adidas, Nike, Bullpadel, o Joma fueron referencia. Las raquetas, armas infalibles entre los presentes, dignas de ser hasta más admiradas que el mismo deporte, las Adipower, Dunlop o Joma, se robaban halagos y miradas.

En el caso de quienes solo fueron para ser parte de la experiencia, como José y David, las bermudas caqui y las camisas blancas o azules fueron el uniforme. Así como grandes lentes y sombreros estilo playero o gorras que escondían tupidas melenas castañas. Pelos ondulados, todos de lado, siguen de moda sobre todo entre los más jóvenes, así como espesas barbas.

Looks muy casuales, pero siempre marcando estilo

Familias con más de 2 o 3 hijos, muchos junto a sus niñeras, se paseaban por cada rincón del centro deportivo tratando de satisfacer la necesidad de entretenimiento de sus curiosos pequeños. «Yo quiero jugar, mamá/papá», gritaban con cachetes rosaditos por el sol. Algo que podían hacer en las áreas dispuestas solo para ellos.

Una de las zonas de recreación dispuestas para los niños en el Padel Fest

La Generación Bommer, sin embargo, se llevó el mayor reconocimiento –y las miradas–. Quienes tenían entre 58 y 70 años, que no eran pocos, estaban vestidos elegantemente deportivos; combinados en tonos blancos y grises, con sus pelos engominados (y sudados tras competir) hacia atrás y oliendo a after shave de Hugo Boss o Lacoste. Tomaban ron en las rocas y sonreían escondiendo sus facciones bajo grandes lentes mientras jugaban con sus nietos o hablaban con sus esposas, también regias. Estas últimas, muy a lo Carolina Herrera: sobrias, unicolores (blanco y jeans), refinadas.

Los Boomers fueron de los que más tendencia marcaron entre los presentes

Quién es quién

Manos chocadas y besos volaban por doquier. ¿Famosos? No tanto. Al menos no el sábado 12, a las 3:00 pm, cuando estaban a punto de comenzar las semifilanes. El target se resumía, básicamente, en la Caracas pudiente. Ese 10 por ciento que goza de apellido e historia.

No era secreto, sin embargo, que durante la semana, la presencia de nombres ligados al régimen fueran parte de la jornada no solo en los partidos, sino también entre los asistentes. «Existen altos cargos de autoridades presentes en el deporte; quien diga lo contrario, es porque no ha estado aquí o en ninguno de los otros complejos de pádel en Caracas», comentó –sin decir su nombre– uno de los encargados del stand de comida más reconocido del lugar, asiática por cierto.

La competencia nunca paró. Juegos se llevaron a cabo durante todo el día, a pesar de no ser parte de la semifinal

Así pues, una pequeña comuna de 3.000 personas se reencontró, día a día, durante al menos una semana y era sencillo entender cómo sabían quién era el que estaba jugando, o el que atendía las canchas, o quién fungía de acompañante ese sábado.

«Somos casi familia», dijo Valeria, de 21 años que, junto a su novio, que jugaba en ese momento, encontraron en el Padel Fest una oportunidad diferente de compartir entre amigos mientras creaban otros nuevos. «Me encanta saber que podemos disfrutar y divertirnos, con seguridad y tranquilidad, en un espacio como este», dijo.

“Hacía falta y el pádel nos lo está brindando”

Santiago, quien se encontraba sentado con sus amigos, señaló que «Caracas necesitaba este tipo de iniciativas deportivas que el béisbol o el fútbol solo dan en la cancha, no tanto fuera de ella».

Las estrellas del Padel Fest

El encuentro o meet and greet que se realizó en el complejo con las estrellas nacionales e internacionales de pádel, quienes se organizaron durante media hora para contestar preguntas no solo de medios de comunicación sino de fanáticos del deporte, fue la cereza de la torta para algunos. Fue algo exclusivo. 

Por primera vez, el número uno del mundo, el argentino Fernando Belasteguín, pisaba suelo venezolano; también el español Álvaro Cepero y los argentinos Juan Martín Díaz y Federico Chingotto; de la misma manera, las únicas atletas femeninas, de las mejores del mundo, Virginia Riera y Patricia Llaguno. El venezolano Sebastián Rodríguez, el mejor jugador de pádel del país, también dijo presente y juntos pudieron –antes de la exhibición del día– hablar, tomarse fotos, firmar autógrafos y entrevistarse con al menos un centenar de personas.

Jugadores internacionales durante la exhibición

El atleta venezolano, de 21 años de edad y representante de Venezuela en los ODESUR, es parte de la organización del Venezuela Padel Fest, y comentó que se encontraba feliz de formar parte de la iniciativa. Este amante de los deportes (jugó béisbol, fútbol y profesionalmente tenis), pero se inclinó por el pádel cuando entendió que la diversión constante también podía combinarse con la disciplina.

Tiene 5 años jugando, pero ininterrumpidos. Un período de desmotivación profesional amenazó su carrera. Pero hace un año su vida como padelista tomó un giro inesperado. Logró recuperar la inspiración, trabajar arduamente y catapultarse como el mejor a nivel nacional, cosa que él aún no comparte en su totalidad.

«Me alegra que piensen así de mí, pero no me mata. Lo que yo quiero es ser el mejor en la cancha y sentirme bien conmigo mismo. Eso es todo», señala. Cree que estar considerado entre los mejores, se debe a que entren como nadie: 3 o 4 veces al día. «Eso ha marcado la diferencia».

Sebastián Rodríguez, rankeado actualmente como el número 1 del país | Foto Karem González

Es un jovencito serio. Muy elocuente, rápido y sagaz. No titubea, dispara palabras con la misma seguridad que le pega a las pelotas en sus remates.

Ha participado en unas 15 competencias, pero de sus experiencias recuerda que el Suramericano, en 2022, fue tanto su mejor como peor experiencia. «Era la primera vez que un venezolano representaba al país en esta disciplina a nivel preolímpico. Eso fue un orgullo, pero también un choque de realidad al compararme con los demás y entender que estamos en pañales, incluso, hasta en las formas efectivas de entrenamiento», recalca.

Entre 5 y 10 años cree que necesitaría Venezuela para rankearse entre los mejores. «Absolutamente, por la cantidad y la magnitud de eventos, el roce internacional que estamos teniendo; que no necesitamos salir para jugar con gente de afuera, además, lo más importante, hay mucho talento», resalta.

Le inspira ver a sus jugadores favoritos y aprender de ellos, entre los que nombró al argentino Agustín Tapia y a Franco Albianco. Aprovecha, finalmente, de pedirle a las personas que aún están reacias a ver crecer el pádel como deporte serio en Venezuela, a darle una oportunidad.

«El pádel está hablando por sí solo. Estamos cada vez más cerca de que sea olímpico y ningún deporte olímpico es moda”

Belasteguín, el astro

Fernando Belasteguín, el argentino número 1 del mundo, se mostró feliz de pisar Venezuela y gratamente sorprendido de lo que está pasando en el país

Fernando Belasteguín coincide con lo dicho por Sebastián. En menos de 5 minutos, el tiempo que destinó a cada medio para conversar, destacó que «estamos ante uno de los deportes del futuro. El pádel no es una moda. Y ver lo que está pasando en Venezuela, es impresionante. Lo que han logrado en solo un año es grato, admirable», señala, haciendo énfasis en que las instalaciones del complejo son inigualables.

«Ojalá esta sea la primera de muchas veces, porque no solo es encontrarme con canchas como esta sino la calidez y el trato de la gente lo que más nos ha gustado. A quienes juegan pádel, no tengo nada que decirles y a los que no, solamente les insisto en que lo vengan a probar un día, para que después digan si les sigue pareciendo algo pasajero».

Belasteguín fue, durante 16 años, el número uno del mundo. En agosto de 2018, una lesión en el codo le sacó del ranking. No obstante, a sus 44 años de edad está contento de poder seguir jugando en la élite con jóvenes de 20. «Y ganándoles igual», dice.

Reitera que la pasión que siente por el deporte, es lo que le da la fuerza para seguir entrenando como el primer día. «He tenido la suerte de ganar muchas veces, pero de perder también. Siempre que juego pienso que será la última vez, por eso lo disfruto tanto. Eso es lo mejor que voy a llevarme de mi carrera profesional», dice.

“Eso es mucho más de que significa ser el número 1 del mundo”

A este exfutbolista amante de las ciencias económicas le cuesta verse como el mejor, aunque entiende por qué es considerado como tal. «Tengo cifras que aún no han sido alcanzadas, por ejemplo. Pero lo que he conseguido y lo que soy en el deporte todavía no lo disfruto al máximo porque estoy siempre pensando en cómo mejorar. El pádel te comerá si no piensas así», confiesa.

Grupo de padeleros que ayudan en las canchas y están pendientes del apoyo logístico dentro y fuera de ellas. Todos esperaron por los autógrafos (para sus camisas) de cada uno de los atletas internacionales.

¿Un consejo? «Hagan lo que hagan, sean su mejor versión. Si les va bien, valdrá la pena todo el sacrificio. Si les va mal, se van a quedar con la tranquilidad de que lo han intentado».

Venezuela Padel Fest: el festival más grande de Latinoamérica

Daniel Da Silva, director de Circuito Pádel Venezuela junto a la organización Play Padel (del que Sebastián Rodríguez forma parte) y la marca RS Performance, se reunieron para hacer historia a través del torneo más grande de Venezuela. «Pero terminamos haciendo el más grande del mundo», señala Da Silva. «Y sin esperarlo».

Venezuela Padel Fest es el más grande registrado hasta la fecha, por números de inscritos, con alrededor de 1.400 atletas. Uno de los más destacados en 2023 había sido realizado en México y contó con 500 participantes. También,en España se llevó a cabo este año otro torneo que contó con al menos con unos mil atletas.

Daniel Da Silva junto a su socio, Ricardo Della Polla.

«¿Cómo lo logramos? Siéndote sincero, no lo sé. Nadie sabe cómo lo logramos, pero lo hicimos. Eso te habla del poder como deporte que tiene el pádel actualmente en el país«, asegura.

Hasta la fecha, solo estaban registradas hasta 550 duplas por festivales de pádel en otras ciudades del mundo. «Nosotros llegamos a tener casi 800, aunque el número se haya reducido a 721 por cuestiones logísticas», añade. «Averiguamos con otras grandes organizaciones como el World Padel Tour y, hasta ahora, no hay registros de un evento como el de la magnitud que se ha levantado en Venezuela«.

Tienda RS Performance, patrocinador oficial del evento

«El país necesita muchas alegrías y estamos contentos de formar parte de todo eso»

 


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