Ya sea en forma de caldo de pollo, acompañando los esquites o como las prefieras, comer patas de pollo le aporta beneficios a tu salud.
Para comenzar debes saber que 100 gramos de patas de pollo contienen aproximádamente 215 calorías, de las cuales 63% es grasa, 0% carbohidratos y 37% proteínas.
Esta pieza de pollo, es una excelente fuente de colágeno, un estudio de la Universidad Nove de Julho, en Brasil, dio a conocer que las jaleas y gelatinas a partir de las patas de pollo aportan cuatro veces más niveles que las gelatinas comerciales.
Consumirlas como parte del caldo de pollo o de huesos también tienen beneficios para el cuerpo, y es que, de acuerdo con el Doctor Mercola, el pollo aporta un aminoácido natural llamado cisteína, que puede adelgazar el moco en los pulmones y hacerlo menos pegajoso y más fácil de expulsar, por lo que este platillo resulta bueno para combatir las enfermedades en vías respiratorias como la gripe y el resfriado.
El caldo de huesos, además de las patas de pollo también puede incluir mollejas, alas, pico, pechuga, y verduras como la zanahoria.
Por otra parte, el Doctor Mercola asegura que las patas de pollo contienen minerales como el calcio, magnesio, fósforo, silicio, azufre y otra variedad de minerales que pueden ser absorbidos y utilizados fácilmente para contribuir a combatir la artritis y el dolor en las articulaciones.
Finalmente, incluir unas ricas patitas de pollo en el caldo es una buena idea para cuidar el intestino y mejorar la digestión saludable, ya que la “gelatina” que se encuentra en el caldo de pollo con huesos es un caloide hidrofílico. Esto atrae y retiene líquidos, incluyendo jugos digestivos, por lo tanto refuerza una buena digestión.