Son las 6:30 pm de un miércoles cualquiera en Caracas. En Hard Rock Café suena «Happy» de Pharrel a todo volumen.
Cada dos o tres horas, los trabajadores de la popular lovemark dejan de lados sus funciones para darle rienda suelta a una coreografía que, se supone, llenará de felicidad el lugar. Si lo hace –o no– son los comensales quienes tendrán la última palabra, pero entre aplausos, enérgicos brincos, sonrisas y mucha interacción con el público, regalan un pequeño show, paseándose a través de las distintas áreas del restaurante hasta llegar a la tarima dispuesta para el talento musical del día.
Durante cuatro minutos, exactamente lo que dura el tema de la banda sonora de Tu villano favorito, se encargan de replicar la que es, desde 1971, la misión del lugar: difundir el espíritu del rock & roll al entregar una experiencia memorable en entretenimiento y comida.
Úrsula Kabbara, gerente de mercadeo de Hard Rock Café, es una de las encargadas de que esto se cumpla al pie de la letra. También, sobre sus hombros pesa la responsabilidad de rescatar de la memoria del colectivo una marca que alguna vez dominó la escena rockanrolera y gastronómica de la capital.
Hard Rock Café, el inicio
Isaac Tigrett y Peter Morton, los fundadores, norteamericanos que vivían en Londres, tenían una inquietud en mente por los 70: no poder encontrar una buena hamburguesa americana en la ciudad. Como jamás lo hicieron, decidieron montar su propio negocio que, por un lado, ofreciera platos típicos de Estados Unidos, pero también atrajera y tratara a todos de manera igualitaria. El restaurante sería para todos, en una época donde había una gran discriminación: Love all, serve all (smamos a todos, servimos a todos), filosofía con un concepto claro, directo y contundente.
El 14 de junio de 1971 se puso en marcha este sueño que se construyó en un antiguo concesionario de Rolls Royce. Dado que el locatario tenía previsto que el negocio no duraría mucho, se firmó un contrato de arrendamiento por 6 meses. Hoy, después de 34 años, el primer Hard Rock Café sigue ahí, en el mismo lugar.
Caracas, el renacimiento
Fue en agosto de 2020 cuando el primer Hard Rock que se abrió en el país cerró sus puertas. Estaba ubicado en el Sambil Caracas y, a pesar de gozar de gran popularidad, decepcionó a sus seguidores cuando, sin bulla y sin explicación, su icónica guitarra fue removida, luego de 15 años, de la fachada del centro comercial.
¿Fue debido a la pandemia?, ¿otra franquicia más decidió abandonar Venezuela por la crisis económica? No hubo respuestas concretas, solo conjeturas.
Tres años después, la marca regresó al país con nueva gerencia y una renovada forma de vender su experiencia pues, como rescató Úrsula Kabbara, «Hard Rock Café, ahora, es mucho más que rock».
«Llegamos para quedarnos… Y para expandirnos”
Esencia vs. experiencia
«Le damos a Caracas una temática no solo de eventos sino de un conglomerado. Hard Rock Café es un todo. Desde la tienda que está ubicada en la entrada, hasta el tour de memorabilia que hacen nuestras anfitrionas alrededor del restaurante», describió Kabbara.
¿Pero qué pasa con la expectativa? ¿La esencia es la misma? «Al principio tuvimos muchos choques con los visitantes porque querían escuchar solo rock. Es lo obvio, pero nosotros no queremos eso. Nuestra misión es diversificarnos», manifestó la gerente mercadeo y socia del restaurante. «Queremos que todos se dejen llevar por la experiencia y que entiendan que Hard Rock Café es una nueva forma de ver y vivir el rock en Caracas», subrayó.
Lo primero que recibe al comensal es, a la izquierda, el concepto de merchandising con una infraestructura que posee desde los populares pines y llaveros, hasta ropa y productos de la marca. A la derecha, un gran mural con sello Hard Rock que sirve de rincón favorito para las nuevas generaciones y sus infaltables selfies. Justo antes de ingresar al gran salón, dos trajes usados por Madonna y Rihanna, respectivamente, dan la bienvenida a los comensales que llenarán el espacio.
Así, una barra, terraza, tarima al final, pequeñas salas de estar, mesas desplegadas a lo largo y ancho del espacio, dos salones VIP y cabinas semiprivadas que gozan del privilegio de saber qué ocurre en cocina, están enmarcadas por paredes que sirven de un pequeño museo de rock cuya misión es recordarle a los comensales por qué están allí.
Comer junto Travis Barker, John Paul Jones, Metallica, Guns n’ Roses, Lenny Kravitz, The Who, Maluma, Shakira, Juanes, Carlos Vives y tricolores como Franco de Vita, Víctor Muñoz y Guaco, así sea a través de sus instrumentos o indumentarias, es una realidad.
Oferta gastronómica
La marca comenzó, y continúa siéndolo hasta el día de hoy, 100% americana. En Caracas siguen el patrón. Por ser franquicia deben respetar no solo las directrices en cuanto a la estructura y servicio, sino –y por sobre todo- lo que respecta a la comida.
La Hamburguesa Legendaria es la más popular, la típica americana. Contiene media libra de carne, lechuga, queso fundido, tomate y salsas. Incluye, por supuesto, las icónicas papas fritas.
La Messiburger le sigue en popularidad. «Es una versión revolucionaria de la legendaria Steak Burger, por eso nos ha costado sacarla del menú. Se la dedicamos a Messi. Contiene huevo, tocineta, cebollas caramelizadas y doble carne. Es una locura», rescató Kabbara.
Como entrada, los nachos son, sin duda, los favoritos, así como los flatbreads de peperoni (un plato estilo pizza), las fajitas, el trío de mini hamburguesas, las alitas sin hueso con salsa semidulce y los camarones rebosados en una cremosa salsa picante.
En materia de bebidas, «el refresco se vende solo al igual que la cerveza, pero nuestro más solicitado es el Blue Hawaian, un coctel azul compuesto por ron de coco, vodka, Blue Curaçao, limón y piña, que debería ser parte de todos los pedidos en el local», bromeó Kabbara. «Nuestras opciones son únicas porque no se nos permite inventar nada. Debemos ser una réplica exacta del Hard Rock original», destacó.
Entre los postres destacan el Hot Fudge Brownie, que es un brownie de chocolate tibio cubierto con helado de vainilla, sirope de chocolate caliente, chispas de chocolate, crema batida fresca y una cereza. Resalta también el Apple Cobbler, un tradicional pie de manzanas tibias, horneadas hasta que estén doradas y cubiertas con helado de vainilla y salsa de caramelo.
Hard Rock Café = vocación de servicio
Aunque hoy se critica que su modelo se ha vuelto mucho más comercial de lo que fue en algún momento, Hard Rock Café es una marca que, desde sus orígenes, quiso transformar la sociedad haciéndola más incluyente.
Sus fundadores sentarían las bases de los principios y valores por los que se rige el negocio y que son parte del credo que se promueve en Venezuela y en el resto del mundo: Love all, serve all; Take time to be kind (Toma tiempo para ser amable); All is one (Todo es uno; todos somos iguales); Save the planet (Salva el planeta). «Eso hace más evidente el amor que tenemos – y deberían tener- todos los involucrados con la marca», recalcó Kabbara.
Al personal, compuesto por aproximadamente 60 personas, les enseñan qué hacer y decir; cómo hacerlo, cómo comportarse, cuál es el protocolo de atención. Todo es un régimen de la marca. «Responderle al cliente de manera asertiva, tal cual como si estuviesen en otra de nuestras franquicias alrededor del mundo, es imprescindible», señaló.
Mercado venezolano
El restaurante inauguró hace dos meses. Ha sido tanto el éxito en tan poco tiempo que la franquicia estudia el mercado para abrir otros comedores. «Valencia y Puerto La Cruz están entre las opciones, así como darle más fuerza al de Margarita, el único que quedaba en el país», aseguró Úrsula Kabbara.
«Lo que más les impresiona es la cantidad de fanáticos que tiene Hard Rock. No solo del público sino de los mismos trabajadores. De hecho, muchos de los que forman parte de la plantilla trabajaron en el antiguo restaurante y describen el regreso como si estuviesen volviendo a casa», concluyó.
Precios
Entre 30 y 40 dólares por persona. La propuesta puede incluir una entrada, plato principal y postre.
Ubicación
Av. Andrés Bello de Los Palos Grandes, Caracas.